Artillería: "Ultima ratio regis"
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Artillería: "Ultima ratio regis"

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La “reina de las batallas” parecía haber perdido su papel durante el último cuarto de siglo. Tras la guerra del Golfo de 1991, los conflictos en los que los países occidentales se habían visto envueltos relegaban a la artillería a jugar un papel secundario. Las operaciones de apoyo a la paz planteaban la necesidad de unidades ligeras sin, aparentemente, grandes necesidades de apoyo de fuego. Sin embargo, la guerra contra el Daesh está sacando a relucir el papel que la artillería y, en general, los medios de apoyo de fuego, pueden jugar en los conflictos actuales.

Cuando se cumple el centenario del inicio de la batalla de Verdún, no se trata de reivindicar las grandes masas artilleras al estilo Gran Guerra, cuyos efectos, todavía hoy visibles en el terreno de batalla, por muy demoledores que fueran, produjeron resultados tácticos limitados. Pero la intervención rusa en Siria está planteando nuevos modos de empleo de los medios artilleros sobre el campo de batalla.

Esa intervención en la lucha contra el Daesh no se está limitando exclusivamente a acciones aéreas o con armas de precisión a distancia, sino que trata también de un nuevo modo de empleo de medios de apoyo de fuegos en combates terrestres. Los rusos, grandes valedores históricos del empleo de la artillería, están proporcionando apoyos a las unidades de combate a base de baterías descentralizadas, recuperando la concepción clásica de la maniobra como una combinación efectiva de fuego y movimiento.

No se trata de intervenciones con gran número de piezas sino de la integración de pequeñas unidades en las unidades de combate, que sin adecuado apoyo de fuegos tenían complicado la recuperación del territorio ocupado por las fuerzas del Daesh. Una integración que se basa en tres componentes, igualmente clásicos, en los que las nuevas tecnologías permiten aplicar nuevos procedimientos: un eficaz sistema de mando y control, materiales fiables y municiones que permitan precisión.

Los sistemas C2 artilleros son el elemento clave. Debidamente integrados en los sistemas C2 globales proporcionan la adecuada coordinación del control de los fuegos con la maniobra de las unidades en un nivel táctico inferior al tradicional. La descentralización, utilizando pequeñas unidades, es ahora posible gracias a los medios técnicos, lo que proporciona una gran flexibilidad. En el campo de los materiales no se trata de disponer de gran número de cañones, sino de que las piezas sean fiables, robustas y fáciles de manejar. Las municiones, por su parte, deben permitir alcance adecuado y acciones de precisión sobre los objetivos. La combinación de los tres elementos permite garantizar el efecto que se persigue sin necesidad de recurrir al empleo masivo de concentraciones artilleras al estilo Verdún.

Desde el punto de vista español, en el ámbito militar los conflictos en curso se estarán analizando con detenimiento en este aspecto y en otros muchos. En el ámbito industrial contamos en España con capacidad, demostrada durante los últimos años, para desarrollar productos que han permitido disponer de una base sólida en los tres elementos que citamos: mando y control, materiales y municiones. Quizás sea el momento de abordar cómo la industria española puede contribuir de forma coordinada a satisfacer las futuras necesidades de apoyo de fuego de acuerdo con las lecciones que se extraigan de los conflictos actuales desde el ámbito militar.



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