La defensa de Europa es la defensa de España
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La defensa de Europa es la defensa de España

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(Artículo publicado en la Revista Española de Defensa, RED)

Para todos aquellos que hemos estudiado Derecho, una de las primeras lecturas obligatorias es, sin lugar a duda, Teoría General del Derecho y del Estado de Hans Kelsen, en donde el autor señala que una de las labores primarias del Estado consiste en garantizar la libertad de los ciudadanos.

El artículo 8 de la Constitución establece que las Fuerzas Armadas "tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional", precepto en el que subyace la idea anteriormente expresada desde el momento en que la defensa del ordenamiento constitucional no es otra cosa que la protección del Estado de Derecho, como garante de los derechos de los ciudadanos entre los que se encuentran la libertad y la seguridad.

Nuestras Fuerzas Armadas están servidas por miles de mujeres y hombres cuyo abnegado servicio nos hace sentirnos más seguros cada día. Así como en España necesitamos de la coordinación de todos los organismos del Estado para consolidar y reforzar nuestra seguridad, base de nuestra libertad, resulta imprescindible el apoyo de socios y aliados para salvaguardar nuestros derechos y libertades.

La cooperación internacional se torna imperativa ya que, frente a las actuales amenazas a la seguridad, un Estado, por muy desarrollado que sea su sistema político-económico, no puede disponer de la totalidad de los recursos humanos, materiales o financieros necesarios para prever, anticiparse y responder a todas y cada una de las necesidades derivadas de la defensa frente a tales amenazas.

Existen multitud de organizaciones en el ámbito internacional, en las que España se inserta, y que trabajan por el bienestar de nuestros ciudadanos, siendo la más conocida en el ámbito militar, sin lugar a dudas, la OTAN, que ha jugado un papel crucial en la seguridad de Europa occidental en los últimos 70 años.

Por su parte, la Unión Europea lleva años trabajando para mejorar la seguridad de los nacionales de sus Estados miembros. Así podemos encontrar las diferentes cooperaciones que han ido consolidándose en materia de Justicia y de Interior. Sin embargo, en el ámbito de la defensa, Europa, como entidad política, ha adolecido de la falta de mecanismos eficientes. Es justo señalar que el espíritu fundador de la UE no es otro que el de utilizar la unión económica como motor para una posterior integración europea a nivel político, con la consecuente ampliación de competencias en materia laboral, de consumidores, libertad de establecimiento, circulación, etcétera. Dentro de esta constante evolución, siempre ha quedado pendiente la articulación de una verdadera defensa europea, que en el momento actual exige un desarrollo ante los retos que pro futuro se presentan.

Estas iniciativas, que no suponen abandonar las organizaciones de defensa de las que formamos parte, pretenden obtener una autonomía que responda a las verdaderas necesidades de los ciudadanos europeos, siempre en leal colaboración con nuestros aliados y estrechando los vínculos que nos unen con los Estados Unidos, Canadá y otros países no europeos plenamente democráticos.

De esta suerte, la iniciativa puesta en marcha por la UE, pretende profundizar en la cooperación entre los estados miembros a través de un Fondo Europeo de Defensa que proporcionará incentivos a la colaboración en investigación, desarrollo y adquisición de equipos y tecnologías de defensa.

Programas comunes sobre la base de requisitos y capacidades similares, cuando no idénticas, requieren esfuerzos conjuntos que faciliten la integración e interoperabilidad de sistemas de armas y de seguridad, imprescindibles para que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos y cumplir con sus obligaciones dentro de un marco de respeto al Estado de Derecho.

Se trata de un esfuerzo que varias naciones, entre las que se encuentra nuestro país, ya venían realizando; dado que existen inversiones que conllevan un alto componente tecnológico y financiero, como el avión A400M o el helicóptero Tigre, y que no pueden ser asumidas por un solo Estado, por lo que se gestionan a través de organizaciones internacionales como la Organización Conjunta de Cooperación en Materia de Armamentos (Occar). El valor añadido de la UE, consiste en concentrar en el Fondo Europeo de Defensa fondos del presupuesto de la Unión para financiar el proceso de obtención de capacidades estratégicas.

Es decir, abarca, desde el desarrollo tecnológico, al diseño detallado y certificación, con el objetivo de dotar de autonomía a los Estados miembros, reforzar la innovación, el mercado interno, reducir costes y ser más eficientes. España, desde el convencimiento de que la cooperación con nuestros aliados es la clave para la seguridad del presente y del futuro, apuesta de manera decidida por este mecanismo, que servirá para estrechar, aún más, los lazos con nuestros socios europeos. El coste de la falta de cooperación es inasumible, desde el punto de vista financiero y en el operativo. Tenemos el deber de proporcionar a los españoles y al resto de europeos, el más básico y universal de los derechos: el sentirse seguros y protegidos.



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