Cataluña abre un nuevo escenario presupuestario
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Cataluña abre un nuevo escenario presupuestario

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Hasta hace dos semanas, todos dábamos por descontado que una vez aprobado el techo de gasto, la aprobación de los presupuestos para 2018 estaba garantizada con el apoyo de Ciudadanos y PNV y el disputado voto canario. Hoy ya sabemos que la situación de Cataluña va a hacer imposible la aprobación de los presupuestos para el próximo año; es más, seguramente va a hacer imposible la continuidad de la legislatura por lo que lo probable serían nuevas elecciones para primavera, ante la incapacidad del gobierno actual por la composición de las cámaras de sacar adelante cualquier proyecto de ley.

Las consecuencias inmediatas de la prórroga de los presupuestos son terroríficas para nuestra política de defensa y seguridad. El primer impacto será que no habrá recursos para los pagos de los programas especiales que el año que viene requieren de dos mil millones de euros; esto supondrá reajustes en la ejecución de los contratos en curso, principalmente S-80 y NH-90. Es más, el gobierno debería considerar si realmente estos programas pueden continuar o no, porque la inestabilidad es tan desproporcionada que no tenemos nada seguro de lo que puede ser este país en apenas dos años.

Pero además sin mayoría no parece probable que se puedan aprobar medidas que permiten la actualización de sueldos y salarios y de determinadas partidas de gastos corrientes. En definitiva, una prórroga de los presupuestos nos llevaría a un escenario de reducción real de los gastos en defensa para el año que viene y sobre todo a una paralización o quizás cancelación definitiva de algunos contratos en curso.

Durante años he venido manteniendo que un país que gasta en su defensa es una nación que cree en si misma y en su capacidad y necesidad de defenderse. No tienen más que comparar el gasto en Defensa de los países con su conciencia nacional para percatarse de esta realidad. España, siendo el país que menos gasta en defensa, está padeciendo ahora lo que ha venido sembrando en cuanto a fortalecimiento institucional y nacional. La mayoría que ahora hay en el Congreso de los Diputados está justo en las antípodas de lo que significa reforzar el gasto en defensa o fortalecer la política de defensa, por lo que en esta legislatura, que se aventura muy corta, no cabe esperar incremento del gasto en Defensa.

Pero el Gobierno está en una situación complicada porque no parece que el mejor escenario sea ahora disolver el Parlamento y convocar elecciones generales; vacío que sería aprovechado por los enemigos de España como nación, para culminar sus acciones desestabilizadoras. Y ya es tarde para corregir lo que se ha venido sembrando durante décadas de dejación de la política de defensa y seguridad. El Gobierno debe bregar con los útiles de los que ahora dispone que son más bien escasos.

El impacto sobre el empleo en la industria puede ser dramático; si ya de por si lo era. La situación de inestabilidad a todos los niveles va a afectar sin duda a la credibilidad nacional, a la solvencia como estado y sobre todo va a conllevar la paralización de programas en curso o que debían iniciarse en los próximos meses. Creo que hasta que no se supere esta crisis no tendremos una claridad sobre el escenario que se avecina en cuanto al entorno presupuestario; pero al menos para 2018 no debemos esperar otra decisión que la prórroga automática de los presupuestos y como mucho con una actualización de sueldos y salarios, que será lo único que el gobierno podrá consensuar con la oposición.

Incluso un entorno de esta naturaleza nos debería llevar a considerar el abandono de algunas o todas las misiones internacionales. No creo que la actual mayoría del Congreso vaya aprobar créditos extraordinarios para esta finalidad, por lo que el Ministerio de Defensa estará considerando este escenario como probable y planificando con nuestros aliados cómo nuestras fuerzas serán sustituidas en las operaciones multinacionales en las que estamos inmersos. Otro daño gigantesco a nuestra imagen exterior.

Estamos ante la mayor crisis institucional desde el final de la Guerra Civil y los escenarios que se abren son muy diversos y complejos. El gobierno estoy seguro que va a priorizar la solución política de la crisis y va a dedicar a este fin todos los recursos necesarios; por eso debemos de admitir que, a pesar del impacto político y económico de una prórroga de los presupuestos, el interés nacional está ahora en otros frentes que seguro van a requerir de recursos adicionales que una vez más saldrán de las partidas dedicadas a la defensa. Una vez más las Fuerzas Armadas deberán sacrificarse para colaborar a la solución política del conflicto en Cataluña. Se ha demostrado que cualquier otra vía de solución ya llega tarde, para desgracia de todos.



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