El nuevo ciclo inversor en Defensa centrará todas las miradas este año

Todo apunta a que este año que acaba de empezar será el de la puesta en marcha de un nuevo ciclo inversor en Defensa. En diciembre de 2017, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, anunció en un encuentro con las principales compañías del sector en España los planes de su departamento para impulsar el desarrollo de nuevos programas de armamento en los próximos años en los que las empresas tendrán un papel activo.

A falta de conocer la lista completa de proyectos y la inversión comprometida, en un principio, este nuevo ciclo supondrá un cambio de dinámica en el Ministerio de Defensa, después de años de austeridad y contención del gasto durante la crisis económica. Una etapa marcada por la pérdida progresiva de capacidades en los Ejércitos y por la salida al mercado internacional de las empresas ante la falta de contratos en España.

Dos programas ya en marcha son la prioridad a día de hoy: el futuro Vehículo de Combate sobre Ruedas 8x8 del Ejército de Tierra y la fragata F-110 de la Armada española. El desarrollo del VCR 8x8, por parte de la UTE formada por Indra, Santa Bárbara Sistemas y Sapa, entrará a lo largo de este año en una fase decisiva con la recepción de los cinco demostradores tecnológicos y la integración en los vehículos de las torres preseleccionadas. Mientras, en los primeros meses de 2018 está prevista la orden de ejecución de la F-110, a la vez que se completan los paquetes tecnológicos del programa (radar, defensa antiaérea, comunicaciones o guerra electrónica), que se integrarán en una nueva versión del sistema de combate (Scomba) de la Armada.

Además, un tercer programa en marcha en estos momentos, el submarino S-80, aumentará su presupuesto para completar la construcción de las cuatro unidades de la serie una vez superada las revisiones de diseño y tras comprobar que la sistemas se adaptan a la estructura del buque. El objetivo es contar con la primera unidad operativa -el S-81 Isaac Peral- en 2022.

Estos tres proyectos ocupan las primeras posiciones de la lista de prioridades del Ministerio de Defensa, sin embargo las Fuerzas Armadas necesitan en el corto y medio plazo renovar otras capacidades claves para la operatividad, mientras se recuperan otras pérdidas en los últimos años. El Ejército de Tierra debe afrontar la modernización de su flota de helicópteros Chinook y relevar sus buques de apoyo logístico, claves para abastecer de suministros a misiones como las del Líbano o Turquía.

En el Ejército del Aire es necesario el reemplazo a corto plazo de los entrenadores C-101 y a medio plazo de los F-18. En ambos casos, Defensa tendrá que definir un programa para sustituir las aeronaves actualmente en servicio que pasa necesariamente por la adopción de compromisos económicos.

Hay que resaltar que compañías como Airbus ya han solicitado a España una implicación directa en el futuro caza de combate europeo, tras el impulso dado al proyecto por parte de Alemania y Francia. Entre la lista de prioridades de la Fuerza Aérea también destaca la renovación de la flota de helicópteros de búsqueda y rescate o la llegada de nuevas aeronaves de vigilancia y patrulla marítima.

La Armada, por su parte, afronta un año decisivo con la construcción de las fragatas F-110 y de los submarinos S-80, sin embargo cuenta con otras necesidades. La DGAM trabaja en un nuevo buque de rescate submarino que sustituya al Neptuno y en los estudios para el diseño de un NH90 naval, programas que se podrían beneficiar del nuevo ciclo inversor. En el medio plazo, una nueva serie de BAM junto con una sustitución de garantías para los Harrier son algunas de las prioridades de la fuerza naval.