Armamento ruso en manos de Venezuela
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Armamento ruso en manos de Venezuela

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Una vez que Hugo Chávez se posicionó como presidente de Venezuela, en febrero de 1999, inició una política de distanciamiento en materia militar con Estados Unidos, por lo que las Fueras Armadas venezolanas comenzaron a reorientar sus compras hacía países que no eran, hasta entonces, sus proveedores, en especial, con aquellos cuyos gobiernos tenían una afinidad ideológica con el régimen de Caracas, o intereses geopolíticos comunes, como era el caso de Rusia.

El primer convenio de cooperación técnico-militar suscrito entre Rusia y Venezuela se formalizó en mayo de 2001, durante una visita a Moscú del presidente Chávez. Desde entonces, se han suscrito nuevos acuerdos; sin embargo, no ha sido posible conocer sus detalles pues su contenido está protegido por cláusulas y declaraciones de confidencialidad.

Centrándonos en lo que se refiere a las adquisiciones militares, el primer intento se dio en 2001 con el caza MiG-29, cuando dos aparatos de ese modelo fueron enviados a Venezuela para ser evaluados. Sin embargo, la compra fue descartada, aparentemente, al ser “superados” los MiG-29, en la simulación de un combate aéreo, por los cazas F-16 de la Fuerza Aérea Venezolana.

Fue en 2005 cuando se firmaron los primeros contratos de compra que incluyeron fusiles de asalto y helicópteros. A estas primeras órdenes le siguieron otras; no obstante, es a partir de 2006, a raíz del rompimiento definitivo de las relaciones militares con Estados Unidos y la imposición de un veto por parte de gobierno norteamericano a la venta de armamento y transferencia tecnología militar estadounidenses a las Fuerzas Armadas venezolanas, cuando Venezuela incrementa sus compras de equipos bélicos en Rusia.

En el marco de los acuerdos de cooperación técnico-militar; Moscú ha concedido, hasta ahora, créditos al gobierno venezolano para la compra de armamento ruso que superan los 6.500 millones de dólares. Sin embargo, según declaró en su momento el director general de la corporación estatal rusa Rosoboronexport, Anatoly Isaykin, para 2013 Venezuela había adquirido en Rusia equipos militares por 11 mil millones de dólares. Además, Venezuela se ha ubicado en los últimos años como el primer cliente de la industria militar rusa entre los países de América Latina.

Es importante destacar, que el material adquirido por Venezuela en Rusia para equipar a su Fuerza Armada, ha estado destinado, principalmente, al Ejército y la Aviación Militar, además del Comando de Defensa Aeroespacial. Mientras, la Armada y la Guardia Nacional únicamente han recibido, aparte del armamento portátil de uso común, helicópteros multipropósito Mi-17V5.

Fusiles, blindados, lanzacohetes

Los primeros contratos se formalizan en 2005, con la compra de 100 mil fusiles de asalto Kalashnikov AK-103/AK-104 con sus respectivos accesorios, munición de de 7,62x39 mm, y simuladores de tiro. El AK-103 se convirtió en el fusil de asalto reglamentario de la Fuerza Armada Nacional, en reemplazo del veterano FN FAL de 7,62x51 mm.

Tiempo después se ordenaron cerca de cinco mil fusiles de precisión SVD Dragunov de 7,62x54R mm, y, una cantidad no especificada de lanzacohetes antitanque RPG-7V1 de 85 mm.

Del mismo modo, se contrató la instalación en Venezuela de una planta para la fabricación de fusiles AK-103/AK-104 y otra para la producción de munición 7,62x39 mm.

En materia de blindados, fueron adquiridos 92 tanques T-72B1V, así como unos tres centenares de vehículos de las series BMP-3 y 8x8 BTR-80, en sus versiones vehículo de combate de Infantería, Puesto de Comando/Comunicaciones y vehículo Recuperador.

La Artillería del Ejército venezolano, por su parte, recibió sistemas móviles de lanzacohetes múltiples BM-30 Smerch 12x300 mm y BM-21-1 Grad 40x122 mm; obuses autopropulsados 2s19 MSTA-S 152mm; morteros autopropulsados 2s23 Nona-SVK 120mm; morteros remolcados 2s12 Sani 120mm, y, todos estos, complementados por sistemas de control de tiro Mashina M y Kapustnik M.

Se han recibido, igualmente, camiones tácticos de las series 4x4 Ural 4320 y 6x6 Ural 43206, para el Ejército.

Aviones y helicópteros

En 2005, se iniciaron los pedidos de helicópteros que suman, hasta ahora, 38 Mi-17V5 multipropósito; diez Mi-35M2 de ataque, tres Mi-26T2 de transporte pesado y dos Mi-172 VIP, para uso presidencial. Para asegurar la operación y soporte de esta importante flota de aeronaves de ala rotatoria se contrató la instalación de dos centros, uno para el entrenamiento de tripulaciones y otro para mantenimiento y reparación.

Un año más tarde se concretó uno de los contratos más importantes y más sonados, como fue el de la compra de 24 aviones de caza Sukhoi Su-30MK2, así como de un centro de instrucción.

Para dotar a los helicópteros y aviones de combate, se adquirió una gran cantidad y variedad de armamento, incluidos misiles aire-aire, misiles aire-tierra; misiles anti buque, bombas guiadas y pods de ametralladoras y de cohetes.

Defensa Aérea

En el marco de esta cooperación técnico-militar, Venezuela le confió a Rusia el suministro de los sistemas de armas para dotar a su Defensa Aérospacial. En ese orden se han recibido, lanzamisiles portátiles antiaéreos 9K339 Igla-S, sistemas móviles misilísticos de defensa aérea S-300VM Antey 2500, de largo alcance; Buk M1-2, de mediano alcance, y, S-125 Pechora 2M, de corto alcance, además de trescientos cañones antiaéreos remolcados bitubo ZU-23/ZOM-1-4 de 23 mm.

Presente y futuro

Es poco lo que ha trascendido, por vía oficial, con relación a contratos pendientes y adquisiciones en proceso de negociación.

En ese orden se recuerda, en el primer caso, la compra de diez helicópteros de ataque Mi-28N Nigth Hunter para la Aviación del Ejército, anunciada en varias oportunidades y que, según Rosoboronoexport, se concretó en abril de 2010, pero de la que no ha habido nueva información. Lo mismo sucedió con los aviones de combate Sukhoi Su-35, cuyo interés en adquirirlos se formalizó en 2012, y con el sistema misilístico de defensa costas BAL-E, aunque, respecto a este último, un vocero de la industria militar rusa informó, hace unos meses, de que el contrato no se firmó.

Sobre las negociaciones en proceso, las últimas informaciones suministradas por ambas partes, se refieren a la adquisición de simuladores, así como, a la inspección mayor de aeronaves, como la que se adelanta actualmente de los helicópteros Mi-35M2, en Rusia, y, la prevista de los cazas Su-35M2, a iniciarse en 2015.

Ahora bien, a pesar de esta “sólida” alianza militar ruso-venezolana, China ha venido incrementado, significativamente, su participación como suplidor de armamento y tecnología de Defensa a Venezuela. Son varias las causas que podrían atribuirse a ese posicionamiento chino, en detrimento de Rusia, pero dos serían las más importantes, aparte de las económicas. En primer lugar, China estaría ofreciendo una tecnología más avanzada, especialmente en cuanto a sistemas electrónicos. En segundo lugar, los fabricantes chinos estarían prestando un mejor servicio de postventa, en comparación al de sus pares rusos, específicamente en lo que se refiere a mantenimiento, así como a facilidades y prontitud para obtener repuestos y piezas de recambio.

Es de suponer, sin embargo, que Rusia no va a permitir ser desplazada como la primera proveedora de armas de su “principal aliado estratégico” en Latinoamérica. No obstante, será la capacidad de pago de Venezuela, muy mermada por la actual la crisis financiera interna y agravada por la dramática caída de los precios del petróleo a nivel mundial, la que defina el futuro de la cooperación técnico-militar ruso-venezolana.



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