1.000 millones de dólares para el Triángulo Norte, pero sin aumento de apoyo militar
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1.000 millones de dólares para el Triángulo Norte, pero sin aumento de apoyo militar

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El Gobierno de los Estados Unidos se encuentra en proceso de despachar casi 1.000 millones de dólares para el Triángulo Norte centroamericano (formado por Guatemala Honduras y El Salvador). El dinero se destinará a diferentes rubros para evitar la migración ilegal y otros ilícitos heredados de esta. No obstante, como anticipamos en este mismo espacio el año pasado, el tema militar queda prácticamente ninguneado en la enorme partida presupuestaria que, según ha transcendido, tendrá carácter anual y una extensión temporal de un quinquenio.

A inicios de febrero, el Departamento de Estado de Estados Unidos presentó su propuesta de presupuesto parlamentario para el año fiscal 2016. El plan incluía casi el millardo de dólares en ayuda externa dirigida a los países centroamericanos de la región norte del istmo. Según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés), los 1.000 millones de dólares solicitados para 2016 representan el triple de la cantidad de ayuda enviada a Centroamérica en el año 2014. A pesar de todo, según la WOLA, al menos el 80% de dicho paquete está destinado a mejorar las instituciones civiles, la sociedad civil y el desarrollo económico. Sin embargo, el dinero solicitado para programas puramente militares y de apoyo a las policías se mantiene en los niveles de 2014 para los tres países de esta subregión centroamericana. Hablamos de aproximadamente 16,5 millones de dólares. Una ínfima partida de ayuda militar estadounidense para las tres naciones que, si se divide en partes iguales, correspondería a un promedio de tan solo 5,5 millones de dólares para cada una.

Se trata, sin lugar a dudas, de un cambio en la política estadounidense. La mayor parte de su solicitud de 1.000 millones de dólares de ayuda al Triángulo Norte de Centroamérica se destinará a apoyar el desarrollo, a diferencia del anterior enfoque militarista de Estados Unidos en materia de seguridad regional, que siempre se había caracterizado por gruesos paquetes de ayudas como el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida.

Todo esto plantea una duda razonable. ¿Un cambio en realidad o una discriminación para Centroamérica frente a sus vecinos colombianos y mexicanos? Hay que recordar que, aun cuando el Presidente Barack Obama redujo a la mitad los fondos para México este ejercicio fiscal (80 millones de dólares) con respecto a 2014 (148 millones de dólares), estos siguen enfatizando la cuestión militar.

Aunque menos que México, Colombia también experimentará una baja al recibir este 2015 alrededor de 117 millones de dólares frente a los 141 millones con los que fue favorecida en 2014. No obstante, según datos del Departamento de Estado estadounidense, Colombia continuaría siendo el principal receptor de entrenamiento militar en la región con 25 millones de dólares, seguido en un distante segundo lugar por México, que mantendría sus 7 millones de dólares. Por su parte, Honduras, parte del Triángulo Norte centroamericano, conservará la tercera posición al mantener una financiación de 4,5 millones de dólares.

Un ejemplo claro de esta intermitente ayuda militar de Estados Unidos hacia la región es la entrega con cuenta gotas de equipos militares, sobre todo en la rama aérea. El Triángulo Norte sigue soñando con un avión eficiente de ataque ligero, que otros ya operan, pese a que se ha demostrado muy efectivo para combatir el narcotráfico, como se aprecia en las experiencias dominicanas y colombianas. Hablamos del Embraer EMB314/A29 Súper Tucano, el cual deben adquirir los centroamericanos, tímidamente, con recursos propios y en mínimas cantidades (Guatemala y Honduras aún no han definido si comprarán un par para cada país).

Y todo esto mientras Afganistán será favorecido muy pronto por una cooperación estadounidense que ya entrena pilotos y que recibirá una pequeña flota brasileña con fondos del Gobierno de los Estados Unidos.

El colmo mayor a este respecto fue El Salvador, que compró hace casi dos años, también con fondos propios, 8,6 millones de dólares, una flota usada de diez aeronaves Cessna A-37B Dragonfly procedentes de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), donde ya habían sido descartadas por equipos más eficientes.

En concreto, la ayuda preventiva del millardo de dólares de los estadounidenses para Guatemala, Honduras y El Salvador es importante, pero también debe pensarse en el ámbito militar que se está dejando de lado desde hace muchos años. Un ámbito que tiene tanta importancia en América Central para contrarrestar el crimen y el narcotráfico como la tiene en México y Colombia, pues no hay que dejar de lado que el territorio centroamericano (por tierra firme, espacio aéreo y ruta marítima) es la vía de paso para la droga que se transporta desde el sur del continente hacia el norte, hacia las calles norteamericanas, donde la demanda no baja.



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