La Armada de Venezuela y la renovación de su flota de combate
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La Armada de Venezuela y la renovación de su flota de combate

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En 2005, la Armada de Venezuela dio a conocer que su plan de desarrollo estratégico que en materia de nuevas construcciones navales comprendía submarinos convencionales de última generación, corbetas, patrulleros, buques de asalto anfibio y buques auxiliares de distintos tipos, entre otros. Se dijo, en ese momento, que únicamente dos antiguas fragatas, con medio siglo en sus cuadernas, iban a ser desincorporadas, mientras que el resto de las unidades serían repotenciadas.

El grueso de la actual flota venezolana comenzó a construirse hace más de 40 años en reconocidos astilleros internacionales. A mediados de la década de los años 70, Vosper Thornycroft construyó seis patrulleros, tres cañoneros y tres misilísticos, tipo 37-M, que hoy continúan vigilando el vital Golfo de Venezuela. En la segunda mitad de esa década, se incorporaron dos submarinos tipo U209-A de Howaldtswerke-Deutsche Werft (HDW), actual ThyssenKrupp Marine Systems. Asimismo, en 1980 la Cantieri Navale Riuniti comenzó la entrega de seis fragatas tipo Lupo.

En los ochenta hizo presencia la industria naval de Corea del Sur a través de Korea Tacoma, la cual construyó cuatro buques anfibios tipo LST / clase Capana. Dieciséis años más tarde, en 2001, los astilleros Hyundai entregaron un buque de reabastecimiento de combate tipo AOR, de 9.750 toneladas de desplazamiento, la nave de mayor porte de la Armada venezolana.

La aportación de España se inició en 1980, con un buque velero escuela de 1.200 toneladas, construido por Astilleros Celaya S.A. de Bilbao y continuó diez años después con un buque oceanográfico de la entonces E.N. Bazán. Finalmente, en 2005, se firmó el llamado “contrato del siglo”, para el suministro, por parte de Navantia, de ocho buques patrulleros, cuatro Avante 2200 y cuatro Avante 1400, de los cuales siete han sido entregados, mientras que el cuarto del último tipo aún se encuentra en construcción en el astillero estatal venezolano Dianca.

Por su parte, la contribución norteamericana ha sido modesta: dos unidades anfibias tipo LCU Mod. 130LS0791, recibidas a mediados de los ochenta de los astilleros Swiftship, y doce patrulleros costeros clase Gavión encargados a Halter Marine a finales de la década siguiente.

Damen

El holandés Damen Shipyards Group se ha venido posicionado como el principal constructor naval de la Armada de Venezuela. Damen le ha construido en los últimos años, y le está construyendo, 51 embarcaciones de distintos tipos.

La primera unidad fue un remolcador tipo Salvage Tug 6014, cuyas partes fueron construidas en Holanda y luego ensambladas en Venezuela en el astillero estatal Dianca. El barco fue entregado en 2007.

Le siguió, en 2008, un patrullero Stan Patrol 2606 el cual fue ensamblado en Venezuela en el astillero estatal Ucocar. Actualmente, en el mismo astillero, se están construyendo y adecuando cinco unidades más del mismo tipo.

Posteriormente, en 2014, concluyeron las entregas de cuatro buques de carga multipropósito tipo Stan Lander 5612, en el astillero cubano Damex Shipbuilding & Engineering, operado por Damen. Una orden por ocho unidades adicionales, pero de la variante avanzada Landing Ship Logisitic 55 fue cursada a comienzos de 2014 y los cuatro primeros van a salir del astillero vietnamita Ha Long Shipbuilding Co. durante el último cuatrimestre de este año.

También en 2014 Damex culminó la construcción de un patrullero Stan Patrol 4207, mientras que un segundo está a punto de ser entregado. Seis unidades adicionales fueron encargadas ese mismo año, la primera de las cuales ya está relazando las pruebas de mar en Holanda.

Igualmente, en 2014, se ordenaron seis patrulleros Stan Patrol 5009 y seis lanchas interceptoras Interceptor 1102. De estas últimas, las primeras ya se encuentran en proceso de prueba en Ucocar y su entrega está prevista para el segundo semestre de este año.

Futuras construcciones

Todas las embarcaciones construidas en las últimas cuatro décadas del siglo pasado, independientemente de su condición operativa, permanecen como buques activos de la Armada aunque parte de ellos, en especial los de combate, han llegado o están llegando al fin de su vida útil. Se hace necesario, por lo tanto, reemplazarlos.

En el plan actualmente en desarrollo está prevista la incorporación de más de noventa unidades de alto, mediano y bajo porte, parte de las cuales ya se han construido o se encuentran en construcción. En tal sentido, hay que destacar que, salvo los ocho patrulleros encargados a Navantia, la mayoría de esos nuevos buques, específicamente los ordenados a Damen, son de bajo porte ya que el único que supera las 1.000 toneladas, y a plena carga (1.200), es el Salvage Tug 6014. Además, con excepción de los cuatro Avante 2200, se trata de unidades destinadas al Comando de Guardacostas de la Armada, o son de apoyo logístico.

Es de suponer, entonces, que las futuras construcciones van a estar orientadas a unidades de combate. Sin embargo, hay que recordar que en los últimos diez años la Armada venezolana ha intentado de hacerse de barcos de guerra propiamente dichos, pero distintas situaciones se lo han impedido.

En 2005, cuando se negoció con Navantia la construcción de los cuatro Avante 2200, estos originalmente fueron denominados corbetas e identificados como serie F-30, a la vez que su armamento incluía misiles antibuque y antiaéreos y armas antisubmarinas. Además, iban a contar con un helicóptero NH90. Sin embargo, para esas fechas ya estaba en vigencia el veto impuesto por Estados Unidos a la venta y transferencia de armamento y tecnología militar norteamericana a Venezuela, medida que también adoptaron otros países. En consecuencia, no fue posible dotar a esos buques como estaba previsto y el armamento se limitó a cañones OtoMelara y Oerlikon.

Otra circunstancia se dio en esa misma época, cuando la Armada venezolana anunció su plan para adquirir submarinos convencionales de última generación. El interés se enfocaba en el modelo alemán U214, que no le fue posible obtener debido al veto norteamericano. Cerradas las opciones occidentales, se negoció con Rusia la compra de hasta nueve submarinos de los tipos Project 677E/clase Amur 1650 y Project 636/clase Varshavyanka, pero no se concretó la compra.

En conclusión, aparentemente el problema se centra en la obtención de armamento y sistemas electrónicos sofisticados para dotar al barco, no en la construcción en sí. En ese sentido, cabe recordar que en julio de 2011 Navantia y la corporación estatal rusa Rosoboronoexport firmaron un acuerdo de cooperación con el objetivo de intercambiar información técnica y comercial a fin de explorar nuevas vías de suministro de sistemas para patrulleros OPV de cara la exportación. Algunos vieron en este convenio el nombre de Venezuela, específicamente, en cuanto a dotar e integrar sistemas y armamentos rusos en los ocho buques de la serie Avante adquiridos a Navantia, pero, desde entonces, no ha trascendido más información.

Es posible que en un futuro cercano la Armada de Venezuela anuncie la contratación de nuevas construcciones navales y será entonces cuando, quizás, se conozcan las verdaderas razones que le han impedido, hasta ahora, modernizar su flota de combate.



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