Uruguay y sus nuevas fronteras
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Uruguay y sus nuevas fronteras

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Luego de muchos años de presentaciones, incluidos algunos traspiés que dilataron el proceso, la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de la Organización de Naciones Unidas otorgó a Uruguay la extensión de su plataforma continental a un total de 350 millas. Esta extensión, que suma unos 80.000 kilómetros cuadrados de territorio marino al territorio nacional, permitirá al país el usufructo de todos los recursos naturales ubicados en el fondo y subsuelo marítimo.

Esta ampliación, que lleva al territorio marítimo uruguayo a un tamaño muy superior a su superficie seca, contrasta con la prácticamente inexistente capacidad del país para patrullar sus propias aguas.

La Armada Uruguaya, que desde hace décadas no recibe inversiones sustanciales a nivel de material, apenas cuenta con los remanentes de una fuerza que supo contar con tres fragatas clase Cte. Riviere, tres patrulleras costeras clase Vigilante, cuatro barreminas clase Kondor II y varios buques menores de patrulla costera y soporte. De esa flota, queda una sola fragata de origen portugués Joao Belo (de dos compradas como Stop-Gap para reemplazar a las Riviere), dos barreminas Kondor II, un buque de apoyo y suministros con plataforma para helicópteros y un puñado de pequeños buques para patrulla costera y de ríos, todos ellos operando con distintos grados de limitaciones. A esto hay que sumarle la casi total carencia de aeronaves por parte de la Aviación Naval, con dos aeronaves Beechcraft B200 (una sola navalizada y en mantenimiento), un helicóptero Bolkow Bo-105 en orden de vuelo (de seis adquiridos), un Helibras AS355F2 Esquilo (en mantenimiento) y dos Beechcraft T34C-1 Turbo Mentor (uno solo operativo).

El simple hecho de mirar un mapa donde se represente la superficie que la Armada tiene bajo su responsabilidad no solo de patrullar, sino también de proveer capacidades de búsqueda y rescate, deja en clara evidencia la increíble escasez de recursos y lo expuesto que se encuentra el país al no poder cumplir con compromisos de búsqueda y rescate sobre nuestra zona de influencia.

La gran problemática que enfrenta la Armada, a la que pareciera que el poder político le está haciendo pagar por situaciones irregulares que cometieron algunos de sus miembros en el pasado, no deja de ser irónica, pues se asume a la Armada como un ente aparte, como si tuviera vida propia y no como una parte inseparable de la Nación y del Gobierno uruguayo. Lo que alguno de sus miembros haya realizado en el pasado, es solo achacable a ellos y no a la Institución ni a quienes hoy sirven en ella. Hacerlo, es clavarse un puñal a sí mismo, pues la inoperancia de la Armada no deja de ser una falta grave del gobierno, tanto a nivel internacional como con sus propios ciudadanos.

El único mitigante ante esta lamentable situación es el proceso que se empezó hace varios años para la adquisición de tres buques OPV, con helicópteros embarcados.

Si bien el proceso fue totalmente transparente y se tuvo acceso continuo a las decisiones de las comisiones técnicas encargadas de seleccionar al navío, el proceso se ha estancado nuevamente, en una mezcla de indefinición política con los continuos problemas financieros no solo de la Armada sino ahora también del país. A nivel técnico Lurssen fue el elegido por la Armada como primera opción para construir los buques y aun no se ha determinado que helicópteros dotarían a los futuros OPV, aunque un reciente viaje a China podría brindar la solución a ese tema.

A nivel financiero Lurssen ha presentado una oferta de financiación a largo plazo avalada por el gobierno alemán, aunque a nivel de gobierno no se ha determinado si será aceptada o que es lo que se hará, en definitiva. Si bien el ganador técnico está definido y la oferta financiera esta presentada, en otras oportunidades decisiones políticas pasaron por encima a decisiones técnicas o financieras, por lo que habrá que esperar a ver qué sucede en este caso. Sería deseable que, para comenzar a reequipar a la Armada, se respetara su decisión técnica y se concretara la adquisición del buque que esta selecciono.

Queda en manos del Gobierno decidir cuál es el futuro no solo de la Armada, sino de la totalidad del mar, fondo y subsuelo marítimo uruguayo.



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