China y su agresiva política militar para Latinoamérica
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China y su agresiva política militar para Latinoamérica

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Desde mediados de la pasada década, China viene consolidando sus relaciones con las Fuerzas Armadas de Latinoamérica y el Caribe, primero mediante donaciones de materiales y equipos militares de distintos tipos y, más recientemente, con la venta armamento, aviones, buques y plantas industriales, todo ello complementado con acuerdos intercambio en materia educativa.

Las donaciones comenzaron con equipos de comunicaciones, material de campaña (uniformes, accesorios, carpas, cascos, etc.), vehículos, a países sudamericanos y del Caribe angloparlante, incluyendo a Barbados, Bolivia, Colombia, Cuba, Guyana, Jamaica, Las Bahamas, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago y Uruguay. Por su parte, Venezuela, que no ha sido favorecida con los “regalos”, se ha convertido en su principal cliente de la industria militar china en el continente.

Existen, por lo demás, países como Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, que continúan manteniendo relaciones militares con la “otra” China, Taiwán, y que también son beneficiados con la transferencia de equipos, aunque no tan generosos como los de Pekín, ya que en gran parte son excedentes de los arsenales de las Fuerzas Armadas taiwanesas, principalmente, helicópteros de origen norteamericano y, por vía de excepción, aeronaves nuevas, como sucedió con Honduras, el pasado año, que recibió un avión de fabricación brasileña para uso presidencial, pagado por Taipéi. Taiwán ofrece también cooperación militar en el área de entrenamiento como la existente con República Dominicana.

La lista de clientes

Hasta ahora, los principales clientes americanos de la industria militar y naval china son Bolivia, Ecuador, Perú, Trinidad y Tobago y Venezuela, y a estos países es posible que se sumen Argentina y Uruguay en un futuro cercano.

Bolivia ha sido uno de los más antiguos beneficiarios de la ayuda militar china, en los últimos diez años ha recibido material de campaña, equipos de comunicaciones, vehículos, maquinaria y equipos de ingeniería, entre otros. Recientemente recibió una treintena de vehículos blindados 4x4 Shaanxi Baoji China Tiger y está pendiente una nueva entrega de material militar por 30 millones de dólares. Sin embargo, sus compras se remontan a los años 90 del siglo pasado que incluyeron piezas de artillería de campaña y antiaérea, misiles antitanque HJ-8 y HN-5 de defensa aérea, pero las adquisiciones más recientes se refieren a aviones de entrenamiento / ataque ligero Hongdu K-8W Karakorum, para la Fuerza Aérea, y helicópteros Harbin Z-9 para la Aviación del Ejército.

Ecuador, acaba de recibir, en donación, 10.000 fusiles de asalto de la versión china del mítico Kalashnikov AK-47. En cuanto a compras, devolvió cuatro radares YLC-2V y YLC-18 para su Defensa Aérea que había negociado en 2009 con la firma CETC, “por defectuosos” y recuperó 36 millones de dólares que había pagado de adelanto. Mientras que en 2015 adquirió 709 camiones militares y autobuses chinos por 81 millones de dólares.

Perú también ha sido objeto de las donaciones militares de China y, en cuanto a compras recientes, en 2015 recibió 27 sistemas de lanzacohetes múltiples Norinco Type 90B de 122 mm. Por su parte, Trinidad y Tobago, con una larga relación militar con China y beneficiaria de múltiples donativos, incorporó en 2015 a su flota un buque patrullero multipropósito de 1.000 toneladas de desplazamiento adquirido nuevo por 24,4 millones de dólares.

Finalmente, Venezuela se impone como el principal cliente en materia de defensa de China en la región, pero que también lo es de Rusia. La lista es larga, pero los primeros contratos se remontan a 2005, con la compra de siete radares CEIEC JLY11, a los que luego le siguieron tres JY1B 26 y, años después, 26 más y once sistemas de comando y control de modelos no especificados. Mientras, la Fuerza Aérea ha recibido 27 aviones K-8W y ocho de transporte Shaanxi Y-8F-200W. Para las Fuerzas Armadas, en su conjunto, se ha adquirido material y equipos de campaña de todo tipo, así como centenares de camiones 6x6 BeiBen serie 2629, entre otros modelos de vehículos tácticos.

Para equipar a la Infantería de Marina se adquirieron, por más de 500 millones de dólares, vehículos blindados anfibios 8x8 VN1 y VN18, tanques anfibios VN16, sistemas de lanzacohetes múltiples SR.5 de 122/220 mm; sistemas de morteros autopropulsados de 81 mm CS/SM4 y de 120 mm misiles antitanque HJ-73D Hong Jian, entre otros materiales, a la vez que contrató la construcción de un centro de mantenimiento y otro de instrucción, para los vehículos anfibios.

Por su parte, la Guardia Nacional venezolana ha comprado decenas de miles de equipos individuales y material antimotín, así como centenares de camiones 4x2 JAC L Series de transporte y otro tanto de vehículos orden público Norinco: blindados 4x4 VN4, vehículos cañón de agua WTC-1 y vehículos porta barreras ABV 1.

Pero los contratos militares de Venezuela con China no se han limitado a la compra de armamento, sino que han incluido plantas industriales e infraestructura. En ese orden, la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim) ha suscrito distintos convenios con empresas chinas para la producción en Venezuela de uniformes y accesorios de campaña, chalecos antibala, equipos de comunicaciones; así como, para el ensamblaje de vehículos, tanto administrativos como tácticos, que incluyen la camioneta de pasajeros Chery Rely X5 y la versión local del 4x4 Jeep Warrior 2020 de Beijing Benz Automotive Co., Ltd.

En materia de infraestructura militar, destaca la construcción, a cargo del consorcio estatal chino Citic Group, de un gigantesco complejo de edificios “inteligentes” en Caracas, donde estarán ubicadas las nuevas sedes de los comandos generales de los cuatro componentes militares (Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional).

El atractivo chino

Son varias las razones que han inclinado a varios países del continente americano por los productos del catálogo militar chino. En el caso de Venezuela han influido, obviamente, las restricciones de los fabricantes de armas occidentales para atender sus pedidos, tras el embargo impuesto por Estados Unidos en 2006 y al que se han sumado otros países, incluyendo a Corea del Sur, por lo que sus opciones se limitan, en la práctica, a China y Rusia.

Pero la realidad es que China está ofreciendo productos de buena calidad, a mejores precios que sus competidores de occidente, Rusia y Corea del Sur y acompañados de atractivas facilidades crediticias. Además, hay que tener en cuenta que la tecnología militar china es similar a la occidental a la que, a diferencia de la rusa, están más acostumbrados los militares latinoamericanos y caribeños.

Otro aspecto fundamental, que actualmente inclina la balanza a favor de China y en contra de Rusia, es la efectividad de su servicio de postventa, específicamente a lo que se refiere a reparaciones, mantenimiento y suministro de repuestos. Aparte de que los chinos están más dados a la transferencia tecnológica, al contrario de los rusos que han demostrado ser mucho más restrictivos en ese sentido. Pero hay que decir también, que Rusia, según las últimas declaraciones de los responsables de su industria militar, tiene como objetivo mejorar sus políticas al respecto con vista a una penetración más agresiva en el mercado latinoamericano.

Habría que sumar, además, distintos enfoques geopolíticos. Rusia está trabajando para constituirse en una potencia militar de proyección mundial, como lo fue la extinta Unión Soviética, mientras que China busca posicionarse como la primera economía del mundo. Y eso también cuanta para los estados mayores en el momento de la toma de decisiones.



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