La aviación de combate en Latinoamérica
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La aviación de combate en Latinoamérica

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El operar una flota de aviones de combate de primera línea es una apuesta cara de lograr y no muchos países están dispuestos a pagar ese precio. En Latinoamérica existen tres países que han avanzado en ese proceso. Chile lo hizo a través de la plataforma F-16 de Lockheed Martin, con una mezcla de aviones nuevos y usados, ya que Chile opera tanto F-16C Block 52 de fabrica y F-16A MLU comprados de segunda mano, unificando su flota con este tipo de avión. El segundo es Venezuela, que opera 24 aviones Sukhoi Su-30Mk-3, ya que hace diez años los ingresos petroleros daban para comprar y operar estos aviones. Y por ultimo está Brasil, que optó por una combinación de cazas actualizados usando tecnología propia como es el caso del F-5M y un avión tecnológicamente avanzado como el Gripen NG, siendo Brasil el cliente de lanzamiento de esta aeronave.

El concurso FX brasileño sentó un nuevo paradigma en Latinoamérica al no solo adquirir nuevos aviones de combate, sino la tecnología para ensamblarlos en su territorio y en un futuro desarrollar su propio caza de tecnología avanzada. La participación de Brasil en el diseño y desarrollo del Gripen NG le da a su Fuerza Aérea y a su industria acceso sin igual a todos los niveles de la tecnología, ahora y en el futuro. En este momento, hay 100 ingenieros brasileños en Suecia y más brasileños se incorporaran en el futuro próximo. Después de esta fase, se tomarán los conocimientos adquiridos y trabajarán en el desarrollo y la producción de la aeronave en el Brasil. Para el 2021, más de 350 profesionales brasileños participarán en cursos y formación en Suecia.

Los demás países han pospuesto esa decisión al haberse relajado las tensiones mundiales y disminuido los conflictos regionales, lo que les ha permitido demorar esa decisión. Perú, aunque no ha renovado todavía, su flota de combate conserva una capacidad respetable con sus Mig-29 y Mirage 2000. A pesar de que la actualización de los Kfir C-10 de Colombia le otorgan una importante capacidad de combate, su Fuerza Aérea lleva tiempo buscando un nuevo avión, señalando en muchas ocasiones al F-16, aunque todavía no hay nada concreto al respecto ya que el Gripen también es del agrado colombiano.

Argentina enfrenta, después de la desactivación de la plataforma Mirage, la desprogramación de los aviones A4-AR Fightinghawk en el año 2018, sin tener todavía un reemplazo en firme, aunque se ha mencionado como candidatos al M-346FT de Leonardo y al T-50 de KAI, aunque estos no son interceptores sino entrenadores que pueden adaptarse para cubrir esa función dado el avanzado nivel tecnológico con el que cuentan, pero dada la situación económica argentina parece que esas serán las únicas opciones posibles a largo plazo.

El caso de México es interesante, ya que su Fuerza Aérea, salvo en algunas momentos, no ha contado con una capacidad de combate adecuada para su tamaño territorial y económico. Aunque al parecer las cosas están cambiando, ya que a través de un plan debidamente estructurado esta fuerza se ha equipado con aviones y helicópteros de última generación. Esto le permite realizar las funciones de transporte, apoyo aéreo cercano y adiestramiento de una manera más eficiente, preparando el terreno para incorporar 24 aviones interceptores como parte del tramo final de su proceso de renovación de equipos hacia el 2024. Los aviones que podrían incorporarse al inventario militar mexicano podrían ser el F-16, el cual había contado ya con una solicitud formal para su compra al congreso mexicano que lo rechazo hace algunos años. Ahora bien, si este avión era el preferido y el que más posibilidades tenía, los crecientes desencuentros del gobierno mexicano con el gobierno de su vecino del norte han reducido sus posibilidades, incrementando las del Gripen y sorpresivamente las de un nuevo competidor el Mig-35. Siendo así que sin descartar a ninguno México deberá evaluar cuál de ellos podrá potenciar las capacidades de defensa mexicanas, a un precio razonable, además de otorgar las mayores compensaciones industriales y transferencias tecnológicas.

Según los diseñadores del caza ruso, este es mejor que sus rivales, el Rafale de diseño francés, el sueco Gripen y el citado F-16 en relación calidad-precio. Pero a pesar de sus ventajas, no le resultará fácil entrar en el mercado mexicano por lo que Rusia tiene que hacer una oferta especial para que los mexicanos elijan al Mig 35 como su nuevo avión interceptor.

Ha trascendido que la Corporación rusa MiG planea ir más allá del simple suministro de aviones y está dispuesta a ofrecer a México un acuerdo offset para el mantenimiento de los aviones y el entrenamiento de los pilotos y personal de mantenimiento, sino en un momento dado, también la producción del Mig-35 en el país. Lo cual se adapta a los planes mexicanos de producir su propio avión de combate en 2036 a través de la Subdirección General de Industria Aeronáutica Militar de la Secretaría de la Defensa mexicana. Un acuerdo de ese tipo elevaría las posibilidades de que el Mig-35 lleve las marcas de la Fuerza Aérea Mexicana, aunque las probabilidades estén en contra de un avión de manufactura rusa, del que no se ha empezado la producción en serie.

Es así que en los próximos años veremos si el Gripen termina imponiéndose en Latinoamérica, de la mano de la industria brasileña, o un nuevo avión ocupa un nuevo y destacado lugar en el continente.



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