La pérdida del San Juan y el analista retirado de la US ONI que podría haber solucionado el misterio
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La pérdida del San Juan y el analista retirado de la US ONI que podría haber solucionado el misterio

ARA San Juan. Photo: Armada argentina.
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El 15 de noviembre de 2017, la Armada Argentina sufrió la perdida mas devastadora desde la Guerra de Malvinas/Falklands: el ARA San Juan, un submarino clase TR1700 construído en Alemania por el astillero Thyssen Nordseewerke especialmente para Argentina, perdió contacto con su base y se hundió al fondo del mar. Desde entonces, un esfuerzo multinacional combinado ha estado buscando al bote sin ningún suceso.

En el medio de esta crisis, varias teorías fueron presentadas por el vocero de la Armada Argentina, capitán de navío Balbi, indicando una vasta cantidad de posibilidades y manteniendo la esperanza de que pudiesen existir algunas chances de rescatar a los tripulantes y recuperar el navío. Esta línea de pensamiento fue mantenida inclusive varios días después que las reservas de oxigeno del submarino, si existiesen, deberían haber sido consumidas totalmente. Después de varios días de mantener esa línea, la Armada finalmente aceptó que la nave se había perdido con todos sus tripulantes.

Mientras revisaba varios foros especializados donde se mantenían discusiones sobre los posibles escenarios que podrían haber llevado al final del ARA San Juan, me topé con un análisis muy detallado, firmado por Bruce Rule, con información muy precisa acerca de la ubicación del incidente, la profundidad a la que el submarino colapsó (implosionó), presión del mar, frecuencia, energía y una vasta cantidad de información que era muy difícil de ignorar. Debido a que el análisis estaba copiado de otra fuente, no podía determinar su origen, comencé una búsqueda para contactar al analista (cuyo nombre yo ya había escuchado pues él publicó evaluaciones técnicas sobre la perdida de los submarinos norteamericanos USS Tresher y USS Scorpion). Personalmente, antes de publicar algo sobre el análisis, debía confirmar si él había sido el autor y de serlo, por qué la Armada Argentina no había mencionado nada sobre sus conclusiones.

Luego de buscar durante días y molestar bastante a Lownie, webmaster del sitio web perteneciente al IUSSCAA (Integrated Undersea Surveillance System–Ceasar Alumni Association), el aceptó proveerme el e-mail directo de Bruce Rule, por lo que estoy muy agradecido por su apoyo y espero que algún día perdone mi insistencia.

Mediante esa forma de contacto, le envié directamente un email a Bruce Rule, primero para confirmar la autenticidad del análisis y además para ver si existía más información que pudiese aportar. La respuesta fue casi inmediata y Bruce Rule confirmó la autoría del escrito como así también ofreció su invalorable colaboración para este artículo.

Luego del primer contacto, Bruce Rule proporcionó a Infodefensa con una versión actualizada del análisis original que provee luz a la cadena de eventos que podrían haber causado la perdida del submarino. El reporte, basado en la revisión analítica de los datos provistos por el CTBTO en referencia a la señal acústica detectada el 15 de noviembre de 2017, dice literalmente que se ha establecido que el evento se originó en las proximidades de las coordenadas 46-10S, 59-42W a las 13:58Z (GMT) horas y fue producido por la implosión del casco presurizado del ARA San Juan a una profundidad de 1536 pies (468m). La presión del mar a la profundidad de colapso era de 684 PSI y la frecuencia de la señal del evento de colapso (bubble-pulse) ha sido revisada del valor original de 4.4Hz a 4.68Hz. Sobre esto es importante mencionar que la implosión de cualquier casco presurizado provee una firma acústica muy precisa, denominada “bubble-pulse” y esta puede ser identificada por analistas entrenados. Este elemento en particular me llama poderosamente la atención cuando uno analiza como la Armada Argentina manejó sus comunicaciones. Una vez que el reporte de la CTBTO les fue enviado (sumado a uno similar que presentó la US Navy anteriormente) si Argentina no tenia la capacidad de procesarlo en profundidad, el informe debería haber sido enviado a otras agencias para que preparan un reporte. Sin embargo, el capitán de navío Balbi, menciono que el reporte que recibieron de la CTBTO era consistente con una explosión, pero rápidamente corrigió que bajo el agua las “explosiones son implosiones”. Esta afirmación es cuestionable y probablemente fue una trampa de su cerebro pues el probablemente sabia que el submarino había implosionado, pero solamente debía comunicar que el reporte mencionaba una explosión.

Si la implosión se confirmaba, la suerte de todos los tripulantes habría sido confirmada, pero todo aparenta que la Armada en ese momento solo quería continuar la búsqueda del submarino y mantener alguna esperanza a los familiares.

Volviendo al reporte de Rule, confirma que la energía generada por la implosión fue igual a la explosión de 11.476 libras de TNT (unas cinco toneladas) y fue producida por la casi instantánea conversión de energía potencial (presión del mar) a energía cinética creada por la fuerza del agua de mar a una velocidad de 2000 millas por hora (894 metros por segundo) y literalmente clarifica: “esa energía no fue producida por un evento explosivo”. Con esta descripción podemos nuevamente comparar el reporte de Bruce Rule con las distintas versiones del vocero de la Armada Argentina que continuo definiendo el evento como “consistente con una explosión” y a eso se suman las declaraciones del Secretario Ejecutivo de la CTBTO, Lassina Zerbo, que se presentó a la prensa para brindar una versión totalmente diferente del evento acústico señalando que fue algo pequeño y que era probablemente el submarino moviéndose o una pequeña explosión en sus motores. Estas declaraciones crearon aún más confusión pues ahora la cabeza de la organización que presentó una prueba clave para conocer la suerte del submarino estaba contradiciendo su propio reporte y disminuyendo su importancia. Afortunadamente para la investigación, el Sr. Zerbo no ‘coopero’ mas con ella y sus comentarios fueron desestimados.

Continuando con el análisis provisto por el Sr. Rule, el confirma que, si alguno de los miembros de la tripulación estuviese vivo o funcional al momento del colapso, su muerte habría sido totalmente instantánea y que no se ahogaron o sufrieron dolor. El evento ocurrió en apenas 40 milisegundos, la mitad de tiempo de lo que el sistema cognitivo humano necesita para reconocerlo. La totalidad del casco presurizado fue destruido y se hundió verticalmente a una velocidad de entre 10 a 13 nudos. El evento secundario de impactar el fondo marino no habría producido una señal acústica lo suficientemente fuerte para ser detectada a largas distancias.

¿Ahora bien, luego de leer la primera parte del reporte, la vasta cantidad de información precisa no deja ninguna duda sobre lo que le sucedió al ARA San Juan excepto una, por qué?

Del intercambio de emails con Bruce Rule y luego de leer la segunda parte de su análisis, se puede especular sobre algunas causas probables que podrían haber comenzado la cadena de eventos que terminaron con la perdida del bote. Primero el análisis trae a la mesa el reporte del Sr. Rule sobre las causas probables de la perdida del USS Scorpion, un submarino nuclear norteamericano que se hundió en 1968. Esa tragedia fue causada por hidrogeno generado por la el tanque principal de baterías que exploto dentro del submarino matando o incapacitando a la tripulación con una sobrepresión en el banco de baterías entre siete a diez veces superior de lo que puede resistir un ser humano. El casco resistió la explosión sin fisuras, pero al perder la energía y sin tripulantes capaces de operar la nave, esta se hundió lentamente hasta que implosionó a una profundidad similar a la del ARA San Juan, 1530 pies. Ahora en el caso del USS Scorpion, Bruce Rule aclara que la explosión interna fue detectada a 821 millas náuticas del suceso, por lo que, si lo mismo hubiese sucedido al ARA San Juan, el evento probablemente podría no haber sido registrado por los hidrófonos de la CTBTO ubicados a 2300 millas náuticas del suceso. La única forma de confirmar si una explosión interna no detectada por los hidrófonos fue la causante de la perdida del submarino, seria ubicar el pecio y realizar un estudio profundo de sus restos incluyendo análisis microscópico, espectográfico y difracción de rayos X como fue realizado con el USS Scorpion.

La segunda posibilidad seria que el agua de mar que ingreso por el snorkel y entro en contacto con uno de los bancos de baterías no haya generado una explosión, pero si gases que podrían haber incapacitado a la tripulación.

Lamentablemente, cualquiera de las dos opciones tienen el mismo final, la tripulación falleció o fue incapacitada por un evento mayor y extremadamente rápido, producido por agua de mar ingresando por el snorkel del submarino y que entro en contacto con sus baterías, lo que dejó a la nave inoperable o sin nadie capaz de hacerlo, lo que explicaría (la velocidad y magnitud del evento) la inexistencia de procedimientos de emergencia para prevenir el aumento en la profundidad o por lo menos el lanzamiento de las boyas de emergencia. Este evento tiene que haber sido de tal magnitud que, aunque existen boyas de emergencia en ambos extremos del buque, nadie fue capaz de lanzarlas, por lo que la tripulación completa tiene que haber quedado inconsciente o fallecido en forma casi instantánea.

*Rule fue al analista líder de la Oficina de Inteligencia Naval de la US Navy por 42 años y es el autor (sin aceptar sus royalties) de los análisis técnicos sobre la perdida de los submarinos nucleares USS Tresher y Scorpion.

*Rule también desea dar créditos, en forma anónima, a un consejero en análisis e ingeniería que proveyó datos críticos para el análisis sobre la pérdida del ARA San Juan especialmente en el cálculo de la profundidad de colapso y los valores de energía generada por el evento.



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