El almirante Abilleira asume el mando de la Armada de Uruguay
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El almirante Abilleira asume el mando de la Armada de Uruguay

El almirante Carlos Abilleira asumiendo el comando de la Armada. Foto: Presidencia del Uruguay.
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El pasado 1 de febrero asumió su cargo el nuevo comandante en jefe de la Armada Nacional del Uruguay, almirante Carlos Abilleira. En su discurso, el ahora jefe de la Armada, recalcó la impronta que le dará a su gestión, fundamentalmente en lo que se refiere a la concreción de las metas trazadas por sus predecesores.

El almirante Abilleira destacó la adquisición de dos helicópteros italianos Agusta Bell 212 para la Aviación Naval, la aprobación de la reparación mayor (remotorización) del buque ROU 4 General Artigas, trabajo que se iniciará en 2019 y manifestó que, debido a lo extenso de los trabajos necesarios en este buque, se necesitará contar con otra unidad que lo suplante, sobre todo en el aprovisionamiento de la base científica General Artigas en la Antártida. También recalcó la vuelta al servicio del velero escuela Capitán Miranda, luego de varios años de reparaciones mayores en diques propios.

En lo referente a adquisiciones, dijo que su meta es concretar la instalación de un sistema modular de radares costeros (VTS) que permita ir agregando capacidades a las distintas estaciones costeras en forma paulatina e insistió en la necesidad de adquirir tres buques OPV con helicóptero embarcado. A nivel de patrulla costera confirmó que están avanzadas las negociaciones con una institución privada de Alemania para la adquisición de dos lanchas de patrulla y rescate costero de origen civil.

Bajas en el almirantazgo

El ascenso del ahora almirante Abilleira estuvo marcado por la dimisión de buena parte de la jefatura de la Armada, con tres de los cinco contraalmirantes que aun podían permanecer en su cargo, resolviendo pasar a retiro voluntario en forma inmediata. Esta situación, que es anormal, generó un movimiento intenso dentro de la Armada para reemplazar a los ahora retirados contraalmirantes.

Si bien han trascendido varias razones por las que los contraalmirantes dieron un paso al costado, sobre todo en lo que se refiere a no respetar el orden de derechas, sistema no escrito por el cual el oficial con más antigüedad en el cargo es en general el que es elegido para ascender (los tres renunciantes tienen más antigüedad que Abilleira), también es de destacar que los contraalmirantes, al no estar de acuerdo con la situación, prefirieron pasar a retiro dejándole el campo libre al nuevo comandante en jefe para que elija a aquellos que el considere adecuados para comandar la fuerza según visión de ella.

Fuera de toda controversia está la situación de que el nuevo comandante en jefe recibe una Armada con menguados recursos y pasando por una grave crisis moral, una combinación casi mortal en cualquier ámbito, tanto público como privado. Deberá lidiar con eso sumado a un gobierno que reniega otorgar fondos para el cumplimiento de uno de los roles más básicos del Estado, como la protección de la soberanía y los recursos que le pertenecen a todos los uruguayos. Sólo queda entonces desearle la mejor de la suerte, que en su gestión tenga la posibilidad de demostrar sus capacidades y lograr sus metas y que, en un futuro próximo, la Armada Nacional, parte inseparable de la Nación, recupere todas las capacidades que ha perdido.



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