China y el mundo en una nueva era

(Especial CEEAG para Infodefensa) 2019 marca un hito relevante para la historia de China, los setenta años del partido comunista en el poder encuentran a ese país celebrando sus logros, entre los cuales está ser la segunda potencia global con proyecciones de superar dicha posición de liderazgo en la segunda mitad de la presente centuria.

Desde esa perspectiva y con motivo de dicha efeméride, el Consejo de Estado de este país emitió un documento llamado China y el Mundo en una nueva era en el cual expresa la visión de la dirigencia china sobre la situación de su país y su relación con el orbe. Es un enunciado aspiracional y de objetivos, de ahí su importancia, porque marca la visión que tiene Beijing sobre su futuro.

En el documento expresa la intención de China de no transformarse en un poder hegemónico, establece que su desarrollo en particular es una oportunidad para el mundo, enfatizando un concepto que para las culturas de Oriente y en particular para China tiene un gran valor individual y colectivo, cual es la “armonía” o hexie vinculado estrechamente al concepto de orden y belleza. Estos conceptos son ideales culturales que tienen consecuencias políticas y geopolíticas ¿De qué manera? Para China, en su relación con el mundo, es un valor fundamental generar estabilidad y certidumbre en sus confines y en el orden global, constituyendo una de sus reglas intransables en materia de relaciones internacionales.

Para generar dicha estabilidad requiere establecer influencia y poder significativo, algo no expresado en sus documentos pero si colegido de sus acciones y su quehacer periódico en materia de política internacional. Además, así lo muestra la experiencia histórica. Los grandes canales de comunicación y comercio han requerido siempre de un gran poder que los resguarde y genere la seguridad necesaria para que ellos operen. Así fue con el imperio romano, la expansión árabe entre el siglo sexto y noveno, el imperio mongol, el imperio británico en el siglo XIX y los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, por dar algunos ejemplos destacados en esta materia. En este caso, China requerirá ejercer un mayor grado de influencia y poder para resguardar su proyecto global de la Ruta de la Seda junto con su proyección internacional desde sus fronteras territoriales y marítimas.

Es en ese sentido, que la señal de poderío en el 70° aniversario de la fundación de la República Popular China es expresión de esa necesidad de una proyección del poder que busca advertir a otras potencias globales de que el orden mundial ha cambiado a favor de Beijing. Muestra clara de aquello fue la exposición de armamento de alta tecnología y por sobre todo la exhibición de misiles balísticos de mediano y largo alcance, destacando el DF-41misil intercontinental capaz de llevar varias cabezas nucleares y con un alcance de 13,000 kilómetros o el DF-31AG misil equipado con una ojiva de rango inferior que varía entre los 11,000 a 12,000 kilómetros.

Coherente con ese mensaje y el contenido del discurso, China ha mantenido una fuerte inversión en defensa y su gasto mantiene un crecimiento constante en ese contexto. La tendencia a largo plazo va hacia acortar la brecha que aún mantiene con el gasto de defensa norteamericano.

Fuente: bbcnews.com

Estos esfuerzos buscan no sólo dar una señal y afianzar su visión geoestratégica sino que además asegurar el objetivo de la estabilidad. Beijing tiene muy presente su experiencia histórica, por tanto son especialmente receptivos a cualquier atisbo de intervención interna por parte de Estados u otras entidades extranjeras. De ahí que la situación en Hong Kong tiene repercusiones desde la postura china he implique una amenaza a sus intereses. Inicialmente significa un desafío al objetivo chino de la integración total de su territorio, lo que también incluye a Taiwán y el disputado Mar de China Meridional. El modelo de China, una China dos sistemas, que es utilizado para integrar a Hong Kong al resto del país manteniendo su autonomía, es una etapa intermedia para Beijing que necesariamente tendrá para ellos fecha de término (en el año 2047, de acuerdo al tratado internacional suscrito entre China y el Reino Unido). Esta situación, genera preocupación en Hong Kong y Taipéi, y es visto con inquietud por Washington ante la posibilidad de que el término de esta realidad se realice de manera violenta o sin el consentimiento de dichas regiones, involucrando de alguna manera a Estados Unidos, especialmente en el caso de Taiwán.

Ante el liderazgo norteamericano China ha optado por evitar el conflicto directo, salvo en las materias consideradas intereses fundamentales, como las anteriormente mencionadas. Sin embargo, los planes chinos como la Ruta de la Seda, la creciente proyección de China en diferentes zonas del globo, con especial fuerza en el continente asiático y la necesidad de presionar el orden mundial a su favor, la ha llevado a generar crecientes lazos de cooperación militar con Rusia y otras naciones hostiles a Washington generando un escenario de mayor tensión, aunque eso conlleve un alejamiento de su discurso oficial. Rusia si bien ha tenido una postura acorde con los intereses chinos, puede que a largo plazo no se sienta tan cómoda con el creciente poder de Beijing, debido a que esto traerá necesariamente una subordinación en la toma de decisiones vinculada con quien detente mayor poder, en este caso China.

Esta nueva realidad anunciada por China se traduce en un cambio de lenguaje en su política exterior, más llana a no eludir el conflicto, dando a entender que las cosas han cambiado entre Beijing y el Mundo.

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