Europa vuelve a la senda del aumento de los gastos en defensa
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Europa vuelve a la senda del aumento de los gastos en defensa

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Francia y Alemania han anunciado en el último trimestre que inyectarán, entre los dos, casi 12.000 millones de euros adicionales a sus defensas durante los próximos cuatro años. La nueva política de gasto del par de países en torno a los que se construyó la Unión Europea augura un cambio de tendencia. Atrás podrían quedar los recortes que los presupuestos militares han experimentado durante los últimos ejercicios en el viejo continente.

Hasta el momento, ni tan siquiera la vuelta de las tensiones con trasfondo militar entre el Este y el Oeste en torno al conflicto de Ucrania había llegado acompañada por un aumento en el gasto militar. Europa occidental, en general, no parece sacudida por el recuerdo de la Guerra Fría que evocan las nuevas disputas territoriales con Rusia, y sigue con unos recortes en los que lleva instalada más de un lustro por la crisis económica. Así lo evidencia el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Sipri, en su informe de abril, en el que se constata un aumento de las partidas de defensa en los países fronterizos a Rusia sin un reflejo equivalente en el oeste del continente.

Tampoco la continuidad de la lucha contra el llamado radicalismo yihadista –principalmente de nuevo en Irak aunque esta vez sin tropas occidentales en tierra– ha animado a los países de la Europa atlántica a revertir la desmilitarización de sus gastos. Ni la propia OTAN con la recomendación directa de que sus miembros empleen al menos el 2 por ciento de sus productos interiores brutos en presupuestos militares ha tenido eco.

Ahora algo está comenzando a cambiar, porque el anuncio de Francia de que aumentará en casi 4.000 millones el dinero que tenía previsto emplear en su defensa hasta el año 2019 y el de Alemania de que, a su vez, inyectará 8.000 millones en la suya en el mismo plazo, sí puede suponer el definitivo punto de inflexión.

No son los únicos, Polonia, Suecia, Noruega y Países Bajos también han anunciado en los últimos meses fuertes gastos militares no previstos anteriormente. Los motivos de estos cuatro son distintos, aunque en todos los casos suenan ecos ucranianos (Países Bajos, que no se encuentra próximo a Rusia, como sí ocurre con los otros tres, fue el más afectado por el vuelo MH17 de Malaysia Airlines derribado sobre los cielos de Ucrania en julio del año pasado con casi doscientos neerlandeses a bordo, lo que impulsó el anuncio de que aumentaría su presupuesto militar para evitar más consecuencias en el país de este tipo de conflictos aparentemente ajenos). Pero Alemania y Francia están entre los grandes en Europa y, sobre todo, componen el núcleo simbólico sobre el que se comenzó a construir tras la Segunda Guerra Mundial una nueva alianza que llevaría al nacimiento de la Unión Europea.

El presidente francés, Francois Hollande, anunció las nuevas partidas de gasto el mes pasado apoyándose en la lucha contra las amenazas de los extremistas tras los atentados de París del pasado enero. Alemania, por su parte, basa buena parte de su incremento en las necesidades de pago del personal que trabaja para sus fuerzas armadas, pero también incluye significativas cantidades a nuevas adquisiciones de material, incluido el simbólico regreso al servicio activo de un centenar de tanques Leopard 2 que llevaban un tiempo retirados en manos de la industria.

El grupo de reflexión (think tank) británico especializado en debates sobre seguridad y defensa RUSI, que ha publicado este mismo mes un análisis preguntándose si ¿Están creciendo los presupuestos de defensa europeos? (este es su título), concluye que si el Reino Unido se suma a la nueva política franco-germana “agregaría un mensaje europeo más amplio de que la defensa –y principalmente la defensa colectiva– se está tomando cada vez más en serio en todo el continente”. El siguiente paso presagiado es la incorporación del resto de países a una tendencia que acabaría con años de recorte en los presupuestos de defensa y años de dificultades en el potente sector industrial armamentístico europeo.



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