China saca su músculo industrial militar

En 1949 la República Popular China llevó por primera vez sus armas a la calle en un desfile organizado para celebrar el nacimiento del país. El nuevo Estado mostró entonces, con más orgullo que medios, diecisiete aeronaves, casi todas ellas capturadas al enemigo en la reciente guerra mundial. El pasado jueves, 66 años y sólo doce paradas militares después, el país ha aderezado sus objetivas razones para la vanidad con un desfile en Beijin lleno de tecnología de nuevo cuño. Dos centenares de aviones, ahora sí todos propios, llenaron el cielo durante un evento diseñado para enseñar más músculo que nunca, no sólo militar, también industrial y tecnológico.

Del medio millar de piezas de armamento que circularon por Tiannanmen ese día nunca antes habían sido mostradas en público más de cuatrocientas –de más de cuarenta tipos diferentes–. El mensaje es claro: “no sólo tenemos un ejército potente ahora, sino que ya hemos alcanzado la capacidad de asegurarnos que lo seguirá siendo en el futuro”. Con esa capacidad, además, el país también suma enteros para aumentar su cuota como competidor en el mercado internacional de defensa, como se explica a continuación.

Hace un año el presidente chino, Xi Jinping, instó a acelerar el desarrollo de sistemas militares para la construcción de un ejército fuerte, el que le corresponde a una segunda potencia mundial. De paso estaba anunciando el fortalecimiento de una industria a la que se augura una creciente presencia global, aunque conviene aclarar que nunca con la enorme pujanza con la que lo han hecho otros sectores del país.

Los propios medios oficiales chinos han reflejado en sus crónicas sobre el evento del jueves la intención de sus autoridades de utilizarlo de escaparate para mostrar sus últimos avances militares. El desfile en sí, han explicado, formaría parte de la estrategia de defensa del país, y también, aunque esto no lo han dicho, de su estrategia industrial.

Existe una máxima bien conocida en el sector que dice que para exportar un producto nacional, las fuerzas armadas del propio país deben haberlo adquirido primero. ¿Qué credibilidad tiene si no un sistema de defensa que ni tan siquiera ha sido elegido por los compatriotas? En este terreno, China, la segunda potencia militar del mundo gracias a un presupuesto que el año pasado alcanzó los 216.000 millones de dólares, tiene mucho margen para seguir comprando y mostrando al mundo. Esto último es lo que hizo en el desfile del jueves por el 70º aniversario “de la victoria del Pueblo Chino en la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa y la Guerra Anti-Fascista Mundial”, tal y como definieron sus autoridades el acontecimiento.

El siguiente paso es aprovechar la fuerza de su industria para comercializar esos equipos en el mercado exterior. Y aquí cuenta con un gran margen de crecimiento, sobre todo a cuenta de Rusia, suministrador y aliado en muchos desarrollos militares, pero gran competidor en los mercados emergentes de Asia, África y América Latina. De momento, gana Rusia, segundo exportador internacional de armamento, con el 27% de la cuota total. Pero el mercado interior chino supera con mucho al ruso (216.000 millones en gastos militares de Pekín frente a 84.500 millones de Moscú) y la velocidad con la que está comiendo mercado internacional parece imparable: en el último lustro, sus exportaciones de armamento han crecido un 143 por ciento, y ya ocupa el tercer lugar con una cuota del 5% del mercado, por delante de suministradores de defensa tan potentes como Alemania, Francia, Reino Unido y España (cuarto, quinto, sexto y séptimo puestos mundiales respectivamente).

Las fábricas chinas siguen lejos de las enormes compañías armamentistas occidentales y rusas y aún no se muestran entre las cien primeras del mundo. Pero los datos de los anteriores párrafos, ilustrados por lo que se vio en el desfile de la semana pasada, auguran un futuro en el que las empresas chinas acaben apareciendo cada vez con más profusión compitiendo por los grandes programas de los países emergentes.

Foto: Ministerio de Defensa de la República Popular China