El valor de las inversiones en Defensa: el modelo australiano

Cuando desde el punto de vista de la defensa se establecen comparaciones a menudo se menciona a los llamados "países de nuestro entorno" como referencia para establecer paralelismos entre la situación española y la de otros países. La referencia lleva a pensar en que esa frase se refiere a los países de nuestro entorno geográfico.

Sin embargo hay países mucho más alejados geográficamente a los que olvidamos a pesar de que presentan ciertos paralelismos, aún salvando las distancias. En este sentido, quizás el caso de Australia pueda representar un paradigma de socio estratégico, lejano geográficamente, con el que se han establecido sólidos lazos de relación, principalmente en el sector naval gracias a los esfuerzos comunes de la Armada y de Navantia.

En extensión Australia supone más de 12 veces el tamaño de España. Su población es aproximadamente la mitad de la nuestra. Su PIB es aproximadamente el mismo que el español, aunque en PIB per cápita nos duplican. Su nivel de presupuesto del Estado es también parecido al español, ligeramente por debajo de los 500 mil millones de euros. En materia de defensa su esfuerzo financiero es prácticamente el doble que el nuestro tanto en valores absolutos como en porcentaje sobre PIB.

Más allá de estos datos, lo que quizás sea más llamativo son los planteamientos estratégicos realizados en Australia en los últimos años y finalmente reflejados en su libro blanco, publicado en febrero de este año donde se materializa el compromiso del gobierno de garantizar la seguridad nacional y contribuir al mismo tiempo a la estabilidad internacional. Una prioridad política que ha quedado reflejada en los presupuestos de defensa para el próximo ciclo presentado hace unos días.

España es uno de los países a los que explícitamente se hace referencia como socio estratégico en el libro blanco australiano. En el documento destaca especialmente el impulso a la Armada australiana como elemento generador de seguridad y estabilidad y contribuyente al desarrollo de la industria local.

La colaboración en ese ámbito entre España y Australia se inició hace unos años y puede considerarse como un caso de éxito. El reciente anuncio de la adjudicación a Navantia del contrato para la fabricación de dos buques tipo BAC es una buena noticia, puesto que generará una importante carga de trabajo para el astillero de Ferrol. Pero también es una buena muestra de lo que los grandes programas impulsados desde el Ministerio de Defensa pueden conseguir, en términos de generación de riqueza y presencia internacional de nuestra industria.

La estrategia australiana no busca sin embargo un único proveedor. DCNS ha sido la adjudicataria del programa para la construcción de 12 submarinos. Damen y TKMS están en la lista corta para la adjudicación de un contrato para 12 patrulleros. En proceso de selección se encuentra el programa para la construcción de 9 nuevas fragatas por valor cercano a los 30.000 millones de euros donde Navantia está igualmente en la lista corta compitiendo con BAE Systems y Fincantieri. Hay por tanto que seguir compitiendo y ofreciendo productos de calidad a satisfacción del cliente, que a la larga será el mejor comercial.

El ejemplo australiano nos ofrece un reflejo de cómo una buena planificación estratégica desde el ministerio de Defensa puede contribuir al desarrollo de capacidades militares y al mismo tiempo al desarrollo industrial.

La presencia española actual y la posibilidad de continuar siendo un socio de referencia de Australia responde al mismo paradigma, puesto que el desarrollo de Navantia en los últimos años ha venido estrechamente ligado a unos programas de armamento que han permitido generar puestos de trabajo, y desarrollar productos competitivos y tecnológicamente avanzados, contando como socio estratégico con la Armada que ha sido un elemento de referencia para potenciar la presencia española en el exterior.

Cuando desde algunos sectores se cuestionan las inversiones en defensa a menudo se olvidan estos factores. Conviene recordarlo y meditar antes de desinvertir en un sector estratégico como es el de la industria de defensa.