Soberanía e integridad territorial, la línea roja para un orden internacional estable
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Soberanía e integridad territorial, la línea roja para un orden internacional estable

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Suecia y Finlandia han formalizado sus solicitudes de ingreso a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), dejando atrás la histórica neutralidad que ha mantenido a los países nórdicos alejados de conflictos y alianzas militares, la cual se estableció como un elemento central en sus políticas de seguridad y estabilidad en la región.

Del mismo modo, Alemania ha roto su tradicional política de no exportar armas a zonas de conflicto, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando la cancillería germana anunció la aprobación del envío de 400 lanzagranadas antitanque en apoyo al gobierno de Kiev en el contexto de la guerra ruso ucraniana, optando por una posición activa en contra de las acciones de Rusia, quien ha sido uno de los principales aliados en materia energética en las últimas décadas.

Estos hechos están lejos de ser eventos aislados de gobiernos particulares, sino que responden a un cambio en el orden internacional europeo y sus relaciones estratégicas de poder, debido a que la incertidumbre y la percepción de inseguridad de los Estados se ha visto acrecentada ante las acciones bélicas de Rusia en Ucrania, las cuales han violado dos principios fundamentales del Derecho Internacional que han dado estabilidad al orden global: la igualdad soberana y el respeto a la integridad territorial entre los Estados.

Dichos elementos han sido reconocidos como principios de la Carta de las Naciones Unidas y compartidos por la comunidad internacional con el objetivo de mantener la paz y seguridad internacional, siendo bases elementales del orden global contemporáneo. Lo cual, según datos del Peace Research Institute Oslo (PRIO) del 2019, se ha expresado en una tendencia hacia la baja sostenida de guerras interestatales desde el fin del periodo de Guerra Fría, siendo los conflictos intraestatales la dinámica contemporánea predominante, hasta ahora.

Sin embargo, la guerra ruso ucraniana hace revivir el temor a la amenaza de la conquista territorial y el posible cuestionamiento a la integridad de las fronteras soberanas establecidas, tal como se dio en los peores momentos que dieron origen a la Segunda Guerra Mundial y que hoy resurge con la disputa rusa de los territorios de Crimea y la zona del Donbás en Ucrania.

Así, acciones como las realizadas por Suecia, Finlandia y Alemania vislumbran una reconfiguración de las alianzas estratégicas en Europa tendientes a disminuir la incertidumbre y aumentar los niveles de seguridad y Defensa ante la amenaza a la integridad territorial. Sin embargo, la ampliación de la OTAN hacia una seguridad colectiva con los Estados nórdicos puede propender a aumentar la inestabilidad en el continente, dado que la misma intencionalidad de extensión de la alianza militar occidental con Ucrania, fue uno de los principales detonantes de la reacción rusa al ver afectada su seguridad nacional, como también su histórica esfera de influencia en la zona.

En este sentido, también se observa que la transgresión de los principios de soberanía e integridad de los Estados puede tender a una posible escalada de conflictos territoriales latentes entre Estados del Sistema Internacional -mediante el uso de la fuerza- en distintas latitudes del globo e incentivadas por la ausencia de una coerción efectiva a las acciones de Rusia en Ucrania.

Por este motivo, es necesario tener en vista las distintas tensiones internacionales en el Sistema Internacional, tales como la existente entre China y la isla de Taiwán, quien el gigante asiático reclama bajo la política de “una sola China”, además de los conflictos por la soberanía de islas en el mar del este y sur del país asiático con sus vecinos Japón, Vietnam y Filipinas. Del mismo modo, se observan estas dinámicas en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán que ya han tenido episodios armados en los últimos años, como también en las disputas fronterizas en África, como lo es la reivindicación fronteriza de Sudán en la zona meridional con Sudán del Sur y al sureste con Etiopía, entre otros casos.

Especialmente en un contexto en que la inversión mundial en Defensa ya venía en un aumento progresivo desde el 2021 (Sipri, 2022) y que la guerra en Ucrania ha incentivado la subida de los presupuestos y rearmes militares, ante un ambiente en que la incertidumbre e inestabilidad acrecienta las percepciones de amenaza por parte de los Estados, buscando seguridad, pero a su vez aumenta las posibilidades de conflictos en el plano internacional.

De esta manera, los principios de igualdad soberana y respeto a la integridad territorial de los Estados se establecen como una línea roja que no debe seguir traspasándose y menos mediante el uso de la fuerza, ya que estos han sido una de las bases principales del orden internacional desde su establecimiento en la Paz de Westfalia (1648) y el nacimiento del Estado Moderno, los cuales en su institucionalización internacional contemporánea han permitido la convivencia y gobernanza – con más o menos éxito- de las relaciones interestatales en un entorno internacional históricamente anárquico, en que el respeto de normas, acuerdos y principios han sido la gran piedra angular de la estabilidad de la paz y seguridad internacional, y que es fundamental que la comunidad global defienda con convicción para asegurar un mejor futuro para las siguientes generaciones. 

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