BAE prueba un avión de combate con piezas fabricadas en una impresora 3D
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BAE prueba un avión de combate con piezas fabricadas en una impresora 3D

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(Infodefensa.com) Madrid – Las impresoras 3D no sólo son capaces de producir pistolas, como hace unos meses demostró un joven norteamericano, sino que incluso pueden fabricar componentes para aviones de combate. La multinacional británica BAE Systems probó en el aire el pasado diciembre un caza Tornado con componentes metálicos impresos en 3D.

Con esta tecnología se busca abaratar los servicios de mantenimiento de estos aparatos, según reveló ayer la propia empresa.

Las partes del Tornado fabricadas en 3D incluyen una cubierta de protección para la radio de la cabina del aparato y distintos componentes de su tren de aterrizaje. Estos elementos fueron producidos directamente en una base de la Fuerza Aérea del Reino Unido.

En su reportaje, el periódico británico explica que muchos expertos ya predicen que la impresión en 3D va a transformar la fabricación y reducir los costes de numerosos productos de tecnología avanzada. De esta manera, los consumidores podrán fabricar sus propios productos conforme los vayan necesitando.

BAE Systems, que desarrolla, entre otros, buena parte del avión de combate Eurofighter Typhoon y los nuevos submarinos británicos, es la última firma del sector aeroespacial y de defensa en aplicar la tecnología de impresión 3D en la fabricación. Anteriormente, a finales de 2013, Rolls-Royce anunció sus planes de emplear la impresión 3D para producir algunos componentes de sus motores de aviones, y la NASA probó hace poco la utilización de elementos impresos en 3D en motores de cohetes.

El objetivo en este sector de empresas de tecnología e ingeniería avanzadas, como BAE Systems, es desarrollar el uso de estas impresoras para permitir acelerar los procesos de desarrollo y producción de nuevos sistemas, a la vez que se reducen sus costes.

Una fábrica en cada hogar

Las impresoras 3D, que comenzaron a desarrollarse en los años 1980, inició en 2010 una amplia disponibilidad para el uso comercial. Se trata de una tecnología que sigue resultando cara –en torno a 400.000 euros una impresora de metal básica– pero las empresas ya están desarrollando equipos asequibles que los consumidores podrán instalar en su propios hogares.

The Telegraph revela en este sentido que investigadores de la Universidad Tecnológica de Michigan están trabajando en una máquina impresora de metal de bajo coste, que podría comercializarse por unos 1.200 euros.

Fotos: BAE Systems



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