Los acuerdos franco-británicos marcan el camino a Europa

(Infodefensa.com) Madrid – Todo un símbolo. La foto del premier Cameron y del presidente Hollande, bajo el modelo a escala real de un UCAV, para anunciar los resultados de la cumbre bilateral celebrada el 31 de enero en la base aérea de Brize Norton, cerca de Oxford. Una reunión en la que se han alcanzado importantes acuerdos en defensa, el núcleo duro de la agenda bilateral, que se han hecho públicos en un comunicado conjunto el 3 de febrero.

Entre otros, cerraron un acuerdo para el desarrollo de sistemas de combate no tripulados que británicos y franceses están decididos a impulsar, con la colaboración o no, de otros países entre los que medios especializados citan expresamente a Alemania, Italia y Suecia. Es decir, los países firmantes de la LOI, pero sin hacer referencia a España.

La reunión deriva de los acuerdos de Lancaster House de 2010, y contribuye a materializar los resultados del Consejo Europeo de diciembre pasado. La vaguedad de la declaración a 27 no parece responder a las prioridades de dos países a los que la defensa de verdad importa y que están dispuestos a impulsar con el consecuente esfuerzo financiero.

El comunicado constituye una verdadera directiva de cómo ambos países plantean no sólo sus intereses bilaterales, sino el conjunto de la defensa europea que pretenden liderar. Con una referencia al pasado que este año se conmemora se deja constancia de su compromiso con el futuro como principales inversores europeos en defensa.

Las prioridades establecidas parten de la necesidad de defender valores e intereses comunes, se ligan al ámbito más amplio de la seguridad en la lucha contra el terrorismo, seguridad fronteriza y colaboración en inteligencia, dejando claro que se garantizarán las responsabilidades adquiridas por ambos países en el marco de Naciones Unidas, la OTAN y la Unión Europea. La cooperación en inteligencia recibe una atención especial, así como la preferencia geoestratégica sobre el norte de África. Resulta llamativa la mención a los atentados de Woolwich y La Defènse de mayo de 2013 de menor relevancia que el del 11 de marzo de 2004.

Para ejercer esa responsabilidad es preciso reforzar el instrumento militar y las capacidades industriales que lo deben sustentar, y se plantean medidas concretas en ambos planos. En el ámbito militar, con el objetivo de disponer de capacidad para conducir operaciones combinadas en 2016, se presenta un calendario concreto para disponer de estructuras de mando y control comunes e impulsar el apoyo logístico como pilar esencial que soporte las operaciones. Una vez que se disponga de esa capacidad de mando y control y apoyo logístico, que aseguren una capacidad de operar adecuada, se anuncian inversiones para adiestramiento más allá de 2016.

La referencia al equipamiento incluye una llamada a los socios europeos. “Queremos ver capacidades europeas más eficaces, desplegables e interoperables y sobre todo mayor voluntad para exportar seguridad”. Esa voluntad bilateral contempla un esfuerzo financiero, estimado en unos 500 millones de euros en los próximos dos años, con inversiones concretas en proyectos bilaterales en cooperación con socios industriales fiables y consolidados como Dassault, BAE, Thales Francia, Selex, Rolls Royce, MBDA o Safran.

La colaboración en sistemas no tripulados, unos 250 millones de euros en los próximos dos años, se refiere al ámbito de los sistemas aéreos a los que aludíamos, y a otros como desarrollo de conceptos, intercambio de experiencias, certificaciones industriales y de sistemas, adiestramiento o apoyo a ciclo de vida, tan importantes como la propia disponibilidad del material. Se apunta también la posibilidad de crear unidades conjuntas, junto con un llamamiento a la colaboración con otros países con apoyo norteamericano. Para sistemas navales no tripulados se anuncia un contrato con OCCAR para el diseño de un sistema submarino de medidas contraminas, por importe de 25 millones de euros, de tal manera que la decisión sobre la fase de producción pueda tomarse en la siguiente cumbre prevista en 2016.

Desde el plano bilateral se quiere ejercer un efecto tractor en Europa sobre las denominadas “complex weapons” en el horizonte 2020, de tal manera que se puedan plantear adquisiciones coordinadas y se eliminen duplicidades industriales en el campo de los misiles. La referencia a MBDA es clara y explícita y debe verse en el marco de iniciativas estratégicas como la denominada “Defence Growth Partnership”, presentada en septiembre de 2013 por el Primer Ministro Cameron. En este ámbito se han acordado acciones concretas significativas:

Firma de un MoU para el desarrollo de un misil antibuque. Firma de un MoU en verano de 2014 para impulsar el programa SCALP/Storm Shadow. Estudio de concepto a final del verano de 2014 para establecer requisitos comunes para sustituir Harpoon y Exocet. Inicio de conversaciones para cooperar en proyectos BMD.

Materias tan sensibles como la cooperación en materia nuclear o capacidades satelitales reciben un tratamiento diferenciado, con la salvaguarda de mantener el equilibrio entre cooperación y soberanía operativa; junto con otros menos llamativos, pero no menos importantes, como la posible adquisición por el Ejército británico del VBCI francés o un acuerdo de apoyo logístico para el A400M, que lleva tiempo negociándose de forma separada a los otros miembros del programa, y que permitirá a la RAF disponer de dos aviones antes del calendario de entregas previsto. A largo plazo es interesante la referencia a la cooperación en submarinos con una mención específica a los sistemas de propulsión.

En cooperación tecnológica, el compromiso de inversión en proyectos bilaterales es de 50 M euros anuales cada uno durante los próximos dos años, para alinear objetivos tecnológicos, y potenciar la colaboración entre jóvenes ingenieros y científicos. Una colaboración tecnológica que se liga al impulso de actividades de pruebas y evaluaciones de sistemas y al desarrollo de conceptos y experimentación. El área CBRN queda identificada como potencial de colaboración.

En definitiva, unos acuerdos cuyo impacto excederá el plano meramente bilateral y que trascenderán al conjunto de los países de la UE que deberán determinar su nivel de implicación y el papel que quieren jugar. La ministra alemana Von der Leyen en una reciente visita a Mali ha asegurado que “Europa no avanzará en el juego de las fuerzas globales si, al hablar de misiones militares, unos siempre se abstienen con discreción y otros siempre se precipitan antes de lograr un consenso”. Tocará decidir entre la abstención o el compromiso aunque sea sin consenso.

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