250 años del Real Colegio de Artillería

(Infodefensa.com) – El pasado viernes 16 de mayo, bajo la presidencia de S.M. El Rey, se celebró en Segovia el acto central de la conmemoración del 250 aniversario de la creación del Real Colegio de Artillería. El acto ha sido recogido por medios de difusión nacional, al igual que en su día hizo el periódico el Mercurio histórico y político, que recogió en su momento el ingreso de los primeros cadetes tras ser inaugurada la Academia con gran “gratitud y complacencia por parte de todos”:

“El día 15 del corriente entraron en el Real Alcázar de Segovia, los Caballeros Cadetes, que S.M. se ha dignado nombrar para plaza en la mencionada Compañía del Real Cuerpo de Artillería, y se dio principio a la formalidad de Colegio Militar, en que deben vivir. El 16 por la mañana se celebró la apertura pública de la Academia. En uno de los principales Salones de aquel Alcázar se colocó el Retrato del Rey, y en presencia de los dos Cabildos, de la Nobleza, de las personas más autorizadas de la Ciudad, y de los Jefes, Oficiales, y Caballeros Cadetes de la nueva Compañía, y Departamento del Real Cuerpo de Artillería, establecido en ella. El Padre Antonio Eximeno, de la Compañía de Jesús, Profesor primario de la Academia, dijo una Oración sobre la importancia del Estudio para desempeñar en la Práctica el servicio de S.M., exponiendo al mismo tiempo el empeño con que los Caballeros Cadetes deben abrazar este Estudio, para corresponder, en lo posible, al particular honor, que el Rey hace al Cuerpo con tan distinguido establecimiento”.

La creación de este Colegio de Artilleros se produjo en medio del reinado de Carlos III, que fue un gran impulsor del desarrollo científico y técnico en España. La noticia de la época refleja cómo se quiso dotar a los futuros artilleros de una solida formación científica. No es extraño que fuera el Padre Eximeno Pujades quien brindase la lección inaugural del curso, puesto que este jesuita era un prestigioso científico de la época.

El espíritu fundacional del Real Colegio fue posteriormente recogido de forma magistral por el general García de Loygorri:

“Cuando una educación noble e ilustrada despeja el entendimiento y fortalece el corazón, aunque no alcance a transformar en héroes a todos los jóvenes que la reciben, tiene una gran probabilidad de predisponer a muchos y de conseguir algunos”.

Muchos han sido desde entonces los “predispuestos” y también los “conseguidos”. La Artillería española ha dejado páginas de gloria en la historia bélica de España, pero también han contribuido de forma importante al desarrollo científico, técnico e industrial de nuestro país. La relación con la técnica y la industria, heredada de las maestranzas y fábricas de armas de artillería, fueron el embrión de un desarrollo industrial no exclusivamente ligado al mundo militar que debe mucho a la fundación del Real Colegio.

El enlace entre ciencia, técnica y táctica es igualmente muy palpable en la actualidad y debe seguir siéndolo en el futuro. La relación entre soldados, científicos e industriales, impulsada desde los centros de formación y enseñanza militares, se manifiesta en diferentes campos de actividad:

El mando y control de las unidades de artillería ha experimentado un avance significativo con la entrada en servicio de sistemas de desarrollo totalmente nacional, que ha sido posible gracias a la colaboración entre unidades operativas e industria. Un aspecto esencial para la formación y el adiestramiento de las unidades como es la simulación ha adquirido un desarrollo notable siguiendo el mismo camino de colaboración, con diferentes casos de éxito tanto en artillería como para otros sistemas. Los materiales en servicio se han beneficiado igualmente de esa relación estrecha entre usuarios y fabricantes que es cada vez más deseable para disponer de los mejores medios posibles.

El “abrazo del estudio” que se pedía en la lección inaugural es especialmente importante en unos momentos en los que la estrechez económica no debe conducir a la inacción. El desarrollo de nuevos conceptos, las actividades de investigación sobre nuevos medios, la experimentación y la evaluación operativa de sistemas pueden ser las bases sobre las que asentar un futuro que puede ser tan prometedor como brillante ha sido nuestro pasado.

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