¿Necesitamos campeones nacionales
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¿Necesitamos campeones nacionales

140630 industria Defensa
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(Infodefensa.com) Por Víctor Iglesias - Cuando hablamos de la componente industrial del mercado de Defensa en España siempre se alude al pequeño tamaño de nuestras empresas y a la supuesta desventaja que este hecho supone cuando se trata de competir en el mercado libre, fuera de nuestras fronteras. Y es entonces cuando aparece el término de “campeón nacional”.

Es esta una definición nacida hace algunos años para apuntar hacia aquellas industrias nacionales, siempre de gran tamaño en términos domésticos, que supuestamente están en mejores condiciones para exportar y competir mejor con las grandes compañías europeas y americanas. Y este hecho nos lleva indirectamente a pensar que, desde el punto de vista industrial, sería más beneficioso para el país en general y para los responsables públicos de la política industrial de Defensa, potenciar a estos campeones nacionales. Una especie de “voto útil” utilizando la terminología electoral de los políticos de las grandes formaciones en fechas de campaña.

Por otro lado, si en el global del mundo empresarial e industrial las PYMES representan más del 85% del empleo y más del 65% del PIB de nuestro país, ¿por qué la industria de Defensa tiene que ser diferente? ¿Por qué en nuestro mercado esa receta no vale y tenemos que ir en busca del “voto útil” llevando gran parte de los recursos a los campeones nacionales porque eso es bueno para la industria española?

Ciertamente nuestro mercado tiene sus especificidades y no se puede trasplantar al 100% cualquier modelo industrial. Pero más allá de la definición oficial del Banco de España de lo que es una PYME (menos de 50 empleados y 10 M€ de facturación anual para las “pequeñas” y menos de 250 empleados y 50 M€ anuales para las “medianas”) en nuestro mercado industrial podríamos contraponer a los campeones nacionales aquellas empresas que técnicamente no son PYMES pero que su facturación anual está en la horquilla de 10 a 100 M€ con un número de empleados que va desde los 75 a los 750 y que es seguro que nunca las podríamos catalogar como grandes empresas del mundo de Defensa. No vamos a dar nombres, pero es evidente que hay un gran número de empresas de nuestro país cuyo mercado principal es la Defensa y que cumplen estos criterios.

Pues bien, la mayoría de estas industrias están demostrando que se defienden tan bien como los campeones nacionales de esta profunda crisis, sino mejor que muchos de ellos. Tampoco daremos nombres, pero los buenos conocedores del mercado pueden encontrar cerca de una docena de compañías nacionales que, a pesar de los ínfimos presupuestos de inversión de nuestro Ministerio de Defensa en los últimos años por el impacto de la crisis, han estado creciendo en términos de facturación, creando empleos de calidad, cosechando sonoros éxitos en exportación e invirtiendo la tendencia de dependencia de los Presupuestos Generales del Estado por una mayoría del negocio proveniente del exterior.

Y no es casualidad que esto ocurra así, porque la gran mayoría de estas “cuasi PYMES” están acostumbradas a competir, lo están haciendo desde el primer día incluso en el mercado doméstico, donde los subcontratos en los Programas Especiales de Armamento (PEA´s) se obtuvieron compitiendo con empresas nacionales y extranjeras, mientras que muchos de los campeones nacionales fueron contratistas principales de los PEA´s sin competir. Solo tuvieron que negociar sus condiciones. La cultura de la competencia está en el ADN de estas empresas y por ello se han adaptado mejor a vender en el exterior, donde casi nada se adjudica de forma negociada.

Muchas de estas industrias han crecido al calor de los acuerdos de colaboración industrial, donde también tuvieron que competir y demostrar su buen hacer frente a las compañías extranjeras tenedoras de las obligaciones. Aprendieron con esos programas, absorbiendo toda la tecnología posible y luego desarrollaron sus propios productos, lógicamente de menor entidad que los productos de los campeones nacionales, pero no por ello menos dignos o de peor calidad, con inversiones propias detraídas de sus beneficios, a menudo con pocas ayudas de I+D ya que el grueso de dichos fondos iba a las empresas grandes. Dicho de forma coloquial, están muy acostumbradas a “buscarse la vida”.

Volviendo a la pregunta inicial: ¿En este mercado el tamaño importa? Pudiera ocurrir que fomentar compañías de cada vez mayor tamaño nos lleve a la reflexión futura de que hemos creado un monstruo, ya que algunas grandes compañías pueden llegar a ser tan poderosas, en términos industriales, como los propios gobiernos que las apoyaron: enormes estructuras corporativas, con gastos generales elevados y muy poca agilidad. Si se trata de masa crítica, es más fácil que las cuasi PYMES lleguen a acuerdos entre ellas para formar consorcios, UTE´s, Joint Venture o cualquier otra forma jurídica que pueda obviar el problema del tamaño, que esos acuerdos sean propiciados desde el ámbito de los campeones nacionales.

La teoría dice que los campeones nacionales deben ser los tenedores de los grandes contratos y que su responsabilidad es crear “entramados industriales”, con lo que llegamos a otro término industrial muy de moda: “las compañías tractoras”. La realidad es que solo hay que preguntar a las compañías que se fajan en el día a día del mercado sobre el potencial de las compañías tractoras y los entramados industriales que crean a su alrededor para tener una idea del éxito del modelo.

Resumiendo, menos oratoria grandilocuente: menos sinergias, entramados industriales, hojas de ruta, masas críticas, empresas tractoras, cadenas de valor, clusters, fusiones y adquisiciones y horizontes 2020… Menos llorar y más remangarse y trabajar duro para competir y crecer.

El voto útil es un mito. Todos los votos son útiles. Menos campeones nacionales y más PYMES.

Víctor Iglesias es Ingeniero de Telecomunicaciones con 30 años de experiencia en el sector de defensa.



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