El exjemad García Sánchez aboga por una Armada con un menor peso de la fragata
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El exjemad García Sánchez aboga por una Armada con un menor peso de la fragata

Fragata 105 Cristóbal Colón, la más moderna de la Armada española. Foto: Armada española
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“Hoy no podemos defender que la fragata, tal como la concebíamos el siglo pasado, deba ser el buque nuclear de nuestra Armada”. Esta frase es del almirante general ya retirado Fernando García Sánchez, jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) entre 2011 y 2017 durante la etapa de Pedro Morenés al frente del Ministerio de Defensa.

García Sánchez reflexiona en un artículo publicado en la revista semestral Cuadernos de Pensamiento Naval, editada por la Escuela de Guerra Naval, sobre la evolución de los conflictos en un mundo globalizado y profundiza en la necesidad de disponer de las capacidades adecuadas y de adaptar los conceptos operativos y estrategias para hacer frente a las amenazas actuales y futuras.

"Podemos echar una ojeada a nuestro Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas y dentro del ámbito naval, al Concepto de Operaciones Navales y empezaremos a notar que comienzan a oler a naftalina”, destaca.

Bajo el epígrafe La naturaleza de la guerra en la estrategia y en el combate, el exjemad cuestiona en varios puntos el papel preponderante de la fragata en la guerra naval y aboga por una profunda transformación de la Armada para dar un mayor protagonismo al buque de proyección, puesto que -considera- las operaciones en aguas oceánicas han perdido protagonismo en favor de los escenarios en aguas litorales.

De la zona azul a la gris

En operaciones de prevención y mantenimiento de la paz, por ejemplo, expone que "las características únicas de la Armada de capacidad de despliegue, permanencia en zona, proyección y capacidad de cooperación con un mínimo impacto logístico, son factores que deberían explotarse para mejorar la prevención y el conocimiento del entorno marítimo y litoral".

El almirante aduce que "las nuevas capacidades tecnológicas y los medios de operaciones especiales, en la Armada, la Fuerza de Guerra Naval Especial, e inteligencia tienen en las unidades navales, plataformas excepcionales para llegar allí donde se desee” Esto hace que la prioridad de la guerra naval en el ámbito de la prevención, continúa, “deba desplazarse de la zona azul, aguas oceánicas, a la zona gris, litoral".

En este contexto, el exjemad se pregunta: "¿Podemos defender que, en este caso, el buque nuclear de una Marina de Guerra media debe ser la clásica fragata con capacidades antisubmarinas, antiaéreas y anti superficie, o habrá que evolucionar a un buque de proyección del poder conjunto sobre tierra, modular y flexible donde las capacidades prioritarias (de proyección en operaciones multidominio) deban basarse en una gran capacidad de mando y control, en unidades de control remoto, sensores electromagnéticos y de imágenes desplegables y medios de asalto aéreos y de superficie, pasando a un segundo plano sus capacidades prioritarias en el siglo XX (antisubmarinas, antiaéreas y anti superficie)?".

Proyección del poder

El salto al buque de proyección también es aplicable, según García Sánchez, en las acciones operativas que podríamos calificar como ofensivas. "Como en el caso de la prevención, no creo que el modelo de buque nuclear de nuestra Armada deba ser la fragata, sino un buque de proyección con prioridad en su capacidad de integración en los sistemas de mando y de compartir su capacidad de targeting estratégico (no sólo de carácter cinético) en las operaciones en que participe", sostiene.

El almirante se muestra partidario de "discusiones y cambios de entidad en el Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas y en el Concepto de Operaciones Navales donde se debe potenciar las capacidades de la Armada para integrarse en la acción conjunta poniendo en valor su flexibilidad (modo combate, modo crisis humanitaria,) su capacidad de despliegue, proyección y su posibilidad de larga permanencia en zona, teniendo una capacidad histórica y natural para las operaciones multidominio".

Y mantiene: "La clásica guerra naval se ve también zarandeada ante la necesidad de integrar las capacidades únicas de la Marinas de Guerra en estas operaciones multidominio, integradas y distribuidas, donde la zona litoral tiene prioridad sobre la oceánica".

Ley de programación y financiación de la defensa

El exjemad toca también una cuestión recurrente en los últimos años, la necesidad de Ley de programación y financiación de la defensa para financiar correctamente las Fuerzas Armadas. "En un ambiente de recursos limitados, es necesario identificar y priorizar correctamente las necesidades para no caer en el pecado de prepararnos para combatir en guerras pasadas y no estar a la altura de las guerras de hoy y del futuro", afirma.

El almirante hace hincapié en este punto en la necesidad de "desarrollar un proceso de planeamiento de defensa innovador, que no pretenda reconstruir capacidades del pasado, sino construir las capacidades necesarias para hoy y mañana y que impulse una Ley de programación y financiación de la Defensa que enlazando la estrategia con las capacidades necesarias y presupuestos disponibles, de estabilidad y practicabilidad al proceso de planeamiento, permita posicionarse a la industria de defensa y a la universidad y consiga una Fuerzas Armadas eficaces y sostenibles donde sea verdad que la Fuerza es su razón de ser".

A modo de conclusión, recomienda "cambios en nuestro enfoque estratégico que deberían provocar cambios en nuestra organización en nuestro personal en nuestro objetivo de fuerza y en nuestra forma de combatir. Sólo impulsando estos cambios, estos procesos de transformación podremos mejorar nuestra eficacia en combate entendida como la forma en que las Fuerzas Armadas y la Armada en nuestro caso apoyan al objetivo de una mayor seguridad nacional e internacional".



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