Uruguay y la posibilidad de una defensa en manos privadas
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Uruguay y la posibilidad de una defensa en manos privadas

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Durante el último Consejo de Ministros de carácter público que realizó el Gobierno uruguayo, el representante de una firma de basada en Panamá, que incluye capitales españoles, le entregó al Ministro de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, una propuesta para convertir a la defensa naval del país en una suerte de grupo mercenario supervisado por la Armada Nacional.

La propuesta, que incluye la provisión de diversos tipos de buques, VANT y toda clase de elementos de última generación se basa en que el Estado Uruguayo pague un canon a la firma, la que se encargará de operar los buques con personal propio por un periodo de siete años. El total del contrato ascendería a 280 millones de dólares. La firma asevera que, con el pago de los 40 millones de dólares anuales, el país accedería a un sistema de vigilancia y patrulla de última generación para las aguas jurisdiccionales del país.

Si bien la propuesta puede sonar tentadora para un privado (y capaz que para algún que otro político desnorteado), desde todo punto de vista es inviable. Primero por la simple razón de que la soberanía marítima del país debe ser controlada, por ley, por la Armada Nacional. Segundo, porque los 40 millones de dólares anuales que la empresa cobraría están muy por encima (casi 40 millones de dólares completos) de lo que el Estado hoy en día invierte en la Armada, por lo que el ahorro que promete el empresario no existe por la misma razón que hizo que la Armada este en la situación que esta hoy en día: el Estado uruguayo no invierte un centavo en la fuerza naval.

Ahora bien, la propuesta, como tal, es respetable, pues no es nada más que un privado que vio una oportunidad de negocios en un espacio que el Estado le dejo vacíó. Si bien quienes la presentaron parecen desconocer la legislación uruguaya, lo cierto es que su intención comercial no es cuestionable. Lo que sí causa molestia y hasta náuseas, es que el Estado uruguayo, a través de los políticos que gobiernan el país, hayan dejado caer a la Armada Nacional a tal punto que un privado desarrolla un plan de negocios para cumplir su rol. Es tan evidente la situación crítica de la fuerza, de la cual el único responsable es el propio Estado del que forma parte, que hoy en día sus capacidades bélicas son inexistentes, las capacidades de patrulla y búsqueda y rescate son mínimas y el componente aeronaval está tan diezmado que apenas puede poner un helicóptero y un avión en el aire. Todo esto para controlar una superficie marítima más extensa que el territorio seco que tiene el país.

Mientras la fuerza realizó un proceso extremadamente transparente para la adquisición de tres buques OPV para tratar de recuperar algunas de las capacidades perdidas, el Gobierno sucesivamente ignoró los requerimientos para obtener los fondos para su adquisición y cuando finalmente dio una respuesta, le manifestó a los astilleros postulantes que la compra seria bajo la modalidad de leasing, sistema que es totalmente inviable para cualquier astillero privado que se presente al llamado. La propia firma alemana Lurssen, ganadora en dos oportunidades de la evaluación técnica de la Armada, se encuentra a la espera de los siguientes pasos a dar, pendientes de la respuesta de un Gobierno uruguayo que insiste en darle la espalda al mar, fuente inagotable de recursos para el país.

Desde las propias filas de la Armada se da casi por seguro que no vendrán medios nuevos para la fuerza, por lo menos en el corto plazo y que lo poco que aún queda con algún grado de operatividad será lo único que estará disponible para seguir realizando la tarea encomendada por ese mismo Estado que hoy en día y desde hace mucho tiempo, les da la espalda.



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