Temer une las dos partes del S-40 en una ceremonia en Itaguaí

La Marina de Brasil comenzó el pasado martes la fase de integración de los cuatro submarinos convencionales de la clase Riachuelo, construidos dentro del Programa de Desarrollo de Submarinos (Prosub). El presidente de Brasil, Michel Temer, fue el encargado de accionar el mecanismo simbólico que unió las dos partes del S-40 Riachuelo en el Complejo Naval de Itaguaí.

(Galeria de Imágenes via NUCLEP)

Durante la ceeremonia, Temer destacó la importancia de la construcción del submarino para el desarrollo tecnológico y científico del país. "Vamos avanzando a pasos firmes en un proyecto amplio y ambicioso. Prosub es una pieza clave no sólo en nuestra política de defensa, sino también en nuestra estrategia de desarrollo científico y tecnológico. Estamos construyendo otro capítulo en defensa de la soberanía nacional ", señaló el presidente.

El mandatario recordó que la construcción del submarino de propulsión nuclear, con tecnología totalmente brasileña, impulsará también sectores tecnológicos como la medicina y la matriz energética, además de generar empleos extremadamente especializados.

Por su parte, el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, subrayó la importancia para el país porque permitirá tener capacidad de disuasión, alcanzada con los submarinos, a pesar de ser un país pacífico. "Nos va a permitir la capacidad de tener una tecnología que nos dé defensa, desarrollo y productividad. Brasil es un país proveedor de paz, defensor del orden internacional y del derecho internacional de los pueblos. Nosotros respetamos la soberanía y no aceptamos la solución por la fuerza y ​​la injerencia de quien sea y por qué motivo, pero desgraciadamente en el orden internacional prevalece la anarquía y no el derecho. Por eso Brasil necesita capacidad de disuasión para defender su soberanía, su territorio y sus intereses, aunque pacífico, no está desarmado y nunca será desarmado en la defensa de su pueblo y de sus intereses", explicó.

Construcción de alta tecnología

Esta fase es la última antes del lanzamiento al mar del submarino Riachuelo, previsto para el segundo semestre. El montaje implica alta sofisticación tecnológica y el proyecto cuenta con la participación de universidades y centros de investigación, fomentando el desarrollo tecnológico y de materiales del país.

Los segmentos fueron construidos en la Unidad de Fabricación de Estructuras Metálicas (Ufem), y en el Complejo Naval de Itaguaí. Fueron transportados en tres etapas. La primera, el 14 de febrero, llevó al lugar del montaje, a cinco kilómetros del lugar de fabricación, una parte con 39,86 metros de largo, 12,30 de altura y pesando 619 toneladas. La segunda parte, con 18 metros de largo y 370 toneladas, fue transportada el 4 de febrero, y el último segmento, con 14 metros y 190 toneladas, fue trasladado el 8 de febrero.

El comandante de la Marina, almirante de escuadra Leal Ferreira, subrayó que el país recupera con el proyecto la capacidad de construcción de submarinos.

El primero será incorporado a la flota en 2019 y, hasta 2023, se sumará uno al año. Asimismo, el almirante admitió un retraso de dos años en el proyecto debido principalmente a dificultades relativas a recortes presupuestarios.

"Los retrasos tuvimos dos aspectos, el presupuesto, que todos de la esfera federal tuvieron, y el técnico, involucrados con el modelo, que es más largo que el francés. El submarino que vamos a recibir en 2019 estaba previsto para 2017 ", dijo el almirante.

Además de los cuatro submarinos convencionales, el programa Prosub, impulsado en 2008 a través de un acuerdo de transferencia tecnológica con Francia, también está construyendo el primer submarino de propulsión nuclear de Brasil, con tecnología totalmente brasileña.

La previsión es que el submarino nuclear brasileño esté listo en 2029.

Brasil cuenta actualmente con cinco submarinos, siendo uno de la clase Tikuna, construido en Brasil y que quedó listo en 2008. Los otros cuatro son de la clase Tupi, siendo el primero construido en Alemania entre 1987 y 1989 y los otros tres, iguales al alemán, montados en Brasil, pero sin transferencia de tecnología, en las décadas de 1990 y 2000.