La crisis coreana: acuerdos en suspenso

(Especial Ceeag para Infodefensa) Un informe emitido por el programa Beyond Parallel del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, en inglés) de Estados Unidos alertó sobre la existencia de una veintena de instalaciones de misiles norcoreanas no declaradas. De ellas, al menos 13 almacenarían misiles.

Esta información abriría una nueva arista al complejo proceso que ha implicado las negociaciones entre Pyongyang y Washington, considerando que el líder norcoreano debe hacer públicas sus bases militares para proseguir el proceso de desnuclearización.

El despliegue táctico de estas bases se compondría de tres líneas. La primera, “Cinturón Táctico”, se alza entre 50 y 90 kilómetros de la Zona Desmilitarizada que divide a las dos Coreas en el Paralelo 38. Estas posiciones estarían armadas con misiles Scud y de corto alcance, y podrían estar equipadas también con misiles «Nodong» de rango medio. Entre ellas destaca la base de Sakkanmol, a 135 kilómetros al nordeste de la capital surcoreana. La segunda línea, llamada “Cinturón Operativo”, se extiende entre 90 y 150 kilómetros de la frontera. Según el estudio, sus bases disponen de misiles de alcance medio, con capacidad de llegar a Corea del Sur y Japón. Y por último, el “Cinturón Estratégico” que se sitúa a más de 150 kilómetros del Paralelo 38. Sus bases estarían dotadas con proyectiles de alcance medio y misiles intercontinentales, capaces (en teoría) de llegar a Estados Unidos. Estos misiles norcoreanos no se dispararían desde dichas bases en caso de conflicto, sino que desde lanzaderas que se desplazan con el objetivo de evitar los ataques enemigos.

Esta publicación, junto con otras anteriores emanadas de la Comunidad de Inteligencia norteamericana, se contradice con la agenda de la Casa Blanca que busca encontrar signos de distensión concretos. Esto no significa una escalada de conflicto, porque no se observaría un mayor desarrollo del programa nuclear norcoreano. En la medida que sigan apareciendo datos desde dicha comunidad se hace más difícil que la administración Trump pueda sostener acuerdos con el régimen norcoreano.

Por su parte, el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, anunció en Singapur una nueva cumbre entre ambos jefes de Estado, dando una señal de que el proceso de paz no se ha detenido. Sin embargo, los signos hacia un proceso de pacificación consolidado aún son escasos.

Existe la posibilidad de que Corea del Norte esté utilizando este contexto para ganar tiempo con miras a un mejor escenario a su favor, debido a que una reacción más dura por parte de Washington podría ser vista por la comunidad internacional y la opinión pública interna como un contrasentido y un retroceso frente a los avances declarados por la Casa Blanca, lo que debilitaría su posición para sostener liderazgo en la relación con el país asiático.

La situación abre un escenario de incertidumbre, en el cual Pyongyang no cede su principal herramienta de negociación, cuál es la capacidad de ejercer su poder nuclear, lo que comienza a exasperar los ánimos en sectores de la clase política y la comunidad de inteligencia norteamericana. Con todo, la Casa Blanca no ha transado en sus exigencias como en otras oportunidades y ha mantenido firme las sanciones contra el régimen norcoreano. En definitiva, mientras no se den señales concretas y comprobables de un desarme norcoreano, el proceso de negociación se mantendrá en suspenso.

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