Todo bajo el tianxia, el programa antártico chino
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Todo bajo el tianxia, el programa antártico chino

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La presencia de la República Popular China (RPCh) en la Antártica registra relevantes avances científicos, así como importante despliegue de infraestructura. Cabe preguntarse qué factores impulsan su creciente interés en este inhóspito continente; una iniciativa que está configurando en el polo sur un panorama geopolítico distinto al precedente.

Numerosos elementos sugieren que el programa antártico de la RPCh podría estar entrando en una etapa nueva donde la colisión con otros programas nacionales no debería descartarse a priori.

Una breve retrospectiva sobre este tema lleva al legendario fundador de la China moderna, Deng Xiaoping quien dio luz verde a un programa antártico bajo las mismas premisas de lo que fuera su manera integral de ejercer el poder: disimular nuestra fortaleza, manejar nuestros tiempos, y hacer lo que podamos (tao guang, yang hui, you suo zuowei).

Los primeros registros del interés chino en la Antártica se remontan a los viajes, por un lado, del periodista Jin Renbo en 1979 en una delegación científica chilena (el primero de un ciudadano chino a la Antártica) y, por otro, el de la primera mujer china, Li Huamei, una científica que trabajó en la base neozelandesa Scott en 1981. En esa oportunidad, compartió con científicos taiwaneses y visitó la base estadounidense McMurdo, en un viaje lleno de simbolismos políticos. Durante esa primera etapa, el gobierno chino asistió a una reunión consultiva del TA donde se rechazó su solicitud de ingreso debido a su escasa actividad antártica.

Aquello motivó el inicio del proyecto de su primera estación Changcheng Zhan (Gran Muralla) en la isla Rey Jorge, construida en 1985 y luego de una segunda, la base Sun Yatsen o Zhongshang en 1989. Esta última, por su ubicación en Larsemann Hills, le permitió planificar exploraciones hacia áreas más difíciles de penetrar, como ocurrió en 2005 en el Domo A, en la zona oriental de la Antártica. Esto ha sido reconocido como uno de los logros más notables de todas las expediciones chinas.

La segunda etapa corresponde a la construcción de capacidades (científicas, logísticas, de interlocución política y fomento del intercambio internacional). Aquí se inscriben el discurso del premier chino Li Peng en 1992 en la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente, la adhesión china a la Convención del Cambio Climático y a la Convención de la Biodiversidad, así como la ratificación del Protocolo de Kyoto. En materia de infraestructura, se creó el Instituto de Investigaciones Polares y la Administración China Artica y Antártica y se botó el primer rompehielos, el Xuelong (Dragón de nieve), considerado uno de los más grandes del mundo, equipado con laboratorios especializados, un helicóptero y tres botes de aproximación, y que se convertiría en pieza clave del despliegue chino en los años siguientes.

En 2005 parte la tercera etapa, marcada por un desafío al liderazgo, debido al fuerte robustecimiento de su infraestructura antártica e interés en liderar acciones globales. La RPCh activó una diplomacia antártica. El gran hito político de esta etapa ocurrió en 2012, cuando el presidente Xi Jinping viajó a la isla australiana de Tasmania donde pronunció una alocución a bordo del rompehielos Xuelong en la que anunció una intensificación de las exploraciones y la cooperación. En 2008, el Xuelong participó en una asistencia a Argentina a propósito del incendio del Almirante Irízar y a partir del 2009 ha llevado científicos taiwaneses a bordo. También participó en la búsqueda de avión la Malaysian airlines 370 desaparecido en un área entre la costa sur de Australia y la Antártica. La positiva evaluación de la diplomacia antártica llevó a la construcción de otro rompehielos, el Haibing 722.

A inicios de 2015, el programa antártico chino entró a una cuarta etapa destinada a transformarse en un actor del mayor relieve. Algunos hitos han sido la construcción de un aeropuerto, a un costado de la base Zhongshan, así como el acondicionamiento de su quinta base antártica. El propósito de la nueva etapa es servir a intereses geoestratégicos de mayor envergadura, como el rastreo de comunicaciones de los satélites que forman parte del programa espacial chino, que le permitirá no sólo la observación permanente de todo el globo, sino culminar Beidou, un sistema de navegación y posicionamiento satelital enteramente autónomo.

Elementos adicionales, de tipo discursivo-doctrinario, refuerzan la idea de una nueva etapa. Por ejemplo, el anuncio hecho por Liu Shenli, jefe de la Autoridad Nacional para el Desarrollo Agrícola de la RPCh, en orden a que, desde 2015, China decidió aumentar la cantidad de pesca en aguas cercanas a la Antártica, especialmente de krill. O bien que en 2016, la especialista neozelandesa Anne Marie Brady descubrió un mapa en la página web del Instituto Polar de China con el registro completo de todos los yacimientos de minerales en la Antártica.

Por último, un indicador importante que pone en perspectiva general el programa antártico chino es la cantidad de artículos científicos producidos por científicos de la RPCh sobre la Antártica. Entre 1981 y 2007 se incrementó del 0,22% al 3,07%; mientras que en los últimos 20 años, el número de papers sobre la Antártica producidos en lenguas chinas se multiplicó por dos. Otro dato adicional no menor es el explosivo aumento de turistas chinos a la Antártica. En el bienio 2016-2017, 2328 chinos la han visitado.

Las etapas visualizadas confirman la idea de “proteger derechos e intereses chinos en la Antártica”, tal como señaló Chen Lianzeng, subjefe de la Administración china para el Ártico y la Antártica, en 2011.

Se puede concluir que la inserción china en esa zona del planeta alimenta lo que ha sido el contínuum de las relaciones internacionales, cual es que la RPCh ha reconocido que, así como a los griegos le interesaba el control de Egeo, a los romanos el del Mediterráneo y a los estadounidenses el del Caribe, ahora consideran que el liderazgo del futuro se definirá en el control efectivo de los polos.

Estos elementos obligan a otros países con intereses antárticos –como Chile, Argentina y Gran Bretaña (cuyas áreas de interés se superponen, aunque el de ésta última no en su totalidad respecto a los anteriores)- a tener en consideración las iniciativas que Beijing viene desplegando en aquel agreste territorio de 14 millones de kms2 y sin población nativa. Es además un desafío al Tratado Antártico, el que expirará en 2049.



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