Declaran desierta la venta del avión presidencial de la Fuerza Aérea Uruguaya

Luego de varias semanas de promocionar el remate público del avión presidencial British Aerospace HS 125-700A de la Fuerza Aérea Uruguaya, el pasado 15 de julio venció el plazo para manifestar interés por la aeronave sin que ninguna empresa o individuo haya manifestado voluntad de compra alguna.

Solamente un interesado, de origen estadounidense, se habría aproximado a participar del remate, pero nunca pagó los 35.000 dólares necesarios para ejercer la opción. El referido avión fue adquirido en un tumultuoso proceso, que incluyó varias observaciones del Tribunal de Cuentas de la Nación, a un costo del entorno de 1.2 millones de dólares y con un costo de mantenimiento muy superior a esa cifra, pero con un escaso uso.

¿Aeronave presidencial o sanitaria?

Si bien desde el gobierno anterior se justificó la compra en el potencial uso sanitario que la aeronave tendría y luego de que en Argentina se le hiciesen modificaciones para cumplir ese rol, lo estrecho de su fuselaje y complejidad de mantenimiento han hecho que gran parte de los vuelos sanitarios se sigan cumpliendo en otras aeronaves, fundamentalmente los Eads Casa (actual Airbus D&S) C212 Aviocar, que con su rampa de acceso trasera permiten un fácil acceso a la aeronave.

El HS 125-700A ha realizadas numerosas misiones sanitarias, pero sobre todo a cumplido el rol de transporte ejecutivo a pesar del esfuerzo del gobierno pasado de insistir que ese no era su fin principal. Desde la Fuerza Aérea algunas voces mantienen que la aeronave es válida y que permite la realización de la calibración de radio ayudas, aunque aún no se ha confirmado que el equipo que se iba a comprar para ese fin se haya adquirido y que el avión permite la evacuación sanitaria a grandes distancias y velocidades, cosas que otras aeronaves no pueden realizar.

Lo cierto es que el nulo interés para la compra de este avión, ofrecido con un precio base tres veces más bajo que lo que se pagó por su adquisición, demuestra tangiblemente que más allá del fin buscado con su compra, la adquisición a ese precio fue financieramente pésima y sus onerosos costos de mantenimiento, para una humilde Fuerza Aérea con un magro presupuesto, hacen totalmente inviable su operación.

Queda ahora esperar para ver cual va a ser la resolución del poder político con respecto a esta cuestionada aeronave para determinar cuál será su futuro.