EEUU volverá a emplear bombas de racimo
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EEUU volverá a emplear bombas de racimo

Bomba de racimo. Foto: Textron Systems
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El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha suprimido el veto al uso de las bombas de racimo o fragmentación que debía entrar en vigor en 2019. El Pentágono ha explicado que se trata de “armas lícitas con una clara utilidad militar”. Este tipo de munición falla en una media del 1 por ciento de los casos, lo que las convierte en un peligro para los civiles, además de ser muy criticadas por su carácter indiscriminado.

El Pentágono ha reconocido que no ha logrado desarrollar armamento de este tipo con un menor porcentaje de fallos, y no está dispuesto a renunciar totalmente a su uso. De este modo, añade la fuente, “aunque el Departamento busca desplegar una nueva generación de municiones más fiables, no podemos arriesgarnos a fracasar en una misión, ni aceptar el potencial de mayores bajas militares y civiles por perder nuestras mejores capacidades disponibles”.

Las municiones de racimo son armas que dispersan sub-municiones explosivas a partir de un contenedor más grande. En ocasiones, como se ha explicado, estos sistemas fallan y dejan en el terreno las sub-municiones sin explotar, lo que representa un serio peligro para la población civil durante mucho tiempo después de que el conflicto que llevó a su lanzamiento haya terminado.

Actualmente la Convención sobre Municiones de Racimo prohíbe su uso y demanda a los estados miembros la resolución de las consecuencias humanitarias que puedan causar, además de informar en detalle sobre el número y tipo de munición en su posesión. De esta manera se busca luchar contra ellas. En esta línea, el Centro Internacional de Desminado Humanitario de Ginebra (GICHD) llegó a habilitar en 2013 una web para facilitar al personal no experto la identificación, y la pertinente eliminación, de municiones de racimo sin estallar.

La Convención sobre Municiones en Racimo entró en vigor en agosto de 2010, dos años después de ser firmada en Irlanda, impulsada por la preocupación de los efectos de estas armas sobre los civiles.

El año pasado la compañía estadounidense Textron Systems anunció que dejaba de fabricar este tipo de munición, con lo que pareció acabar así la fabricación de este arma en todo el país. El portavoz de la compañía, Mateo Colpitt justificó en aquel momento la decisión “debido a los actuales problemas de regulación y a la luz de un recorte de pedidos”.

De momento, ni Estados Unidos ni Rusia ni China han firmado ningún documento internacional relacionado con dejar de producir estas municiones. Se trata de unas armas que han sido muy contestadas por distintas organizaciones humanitarias y al menos una treintena de países.

Por otra parte, la compañía española Expal abrió hace unas semanas en Texas una factoría de desmilitarización de municiones entre cuyos cometidos está la eliminación de este tipo de bombas, tal y como recogió hace un mes Infodefensa.com.



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