La victoria de Boeing y Saab el mes pasado en el programa del futuro avión de entrenamiento estadounidense T-X se plasma en sus primeros contratos derivados. La firma sueca ha recibido por parte de Boeing un pedido para la fase de desarrollo de ingeniería y fabricación (proceso conocido por las siglas en inglés EMD) de este aparato. Se trata de la primera orden de trabajo que le llega a Saab para este programa valorado en 9.200 millones de dólares en total.
Este encargo en concreto tiene un valor que ronda los 117,6 millones de dólares y se alargará hasta el año 2022.
La alianza formada por la firma norteamericana y la sueca batió el pasado 27 de septiembre a sus dos contrincantes, la compañía italiana Leonardo y la coalición formada por Lockheed Martin y Korea Aerospace Industries (KAI), en este programa que prevé el suministro de 350 aviones y 46 simuladores, más distinto equipo asociado. Los nuevos aparatos sustituirán a la antigua flota de reactores de entrenamiento T-38 Talon, y de paso dotarán a la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF, por sus siglas en inglés) de un modelo apropiado para preparar a los pilotos de los cazas de quinta generación F-22 y F-35 Joint Strike Fighter (JSF).
El acuerdo también contempla ampliar la compra hasta las 475 aeronaves más 120 simuladores, de acuerdo con información revelada por la USAF este jueves.
El programa T-X se divide en múltiples fases. La de EMD, que acaba de adjudicarse Saab, incluye pruebas, certificación de vuelo militar de Estados Unidos y la entrega de cinco aviones. La siguiente fase ya supondrá la producción en serie de las aeronaves.
El modelo de Boeing y Saab que se ha hecho con el milmillonario acuerdo voló por primera vez a finales de 2016, y está previsto que los primeras unidades entren en servicio en torno a los años 2023 y 2024.
Con su victoria, las dos empresas se colocan en una posición ventajosa frente a futuros concursos internacionales, dada la popularidad internacional del F-35, uno de los cazas cuyos pilotos se entrenarán en el nuevo modelo. En las próximas tres décadas está previsto fabricar en torno a 2.500 unidades de este avanzado avión de combate.