El Departamento de Defensa de EEUU ha adjudicado dos contratos para mantener los McDonnell Douglas Harrier de la Armada española hasta 2028 en el caso del primero, que será básicamente de sostenimiento estructural y actualizaciones, y 2029 del segundo, que afectará al sistema de armamento.
La flota de 12 aviones de combate de quinta generación F-35B encargada por Singapur, prestará servicio acompañada de otros ocho aparatos más, en esta ocasión de la variante F-35A. Esta última configuración se caracteriza por ser la diseñada para el despegue y el aterrizaje en pistas convencionales, mientras que los F-35B están preparados para despegar en pistas cortas (e incluso verticalmente) y aterrizar de forma vertical (STVOL), por lo que se trata del modelo en el que está interesada la Armada española para equipar su buque insignia, el Juan Carlos I. El ministro de Defensa singapurense, Ng Eng Hen, ha confirmado la adquisición de los nuevos ocho F-35A durante el debate sobre los presupuestos en el parlamento del país.
Aún así, la Armada lo tiene claro y en una entrevista publicada por el Boletín informativo para personal de la Armada (BIP) el comandante de la Flotilla de Aeronaves de la Armada, capitán de navío José Emilio Regodón Gómez, al ser preguntado por la sustitución de los Harrier insiste en que, “en la actualidad, no hay más que un modelo posible: el F-35B”.
Solución descartada durante la construcción La incorporación de catapultas y cables de frenado para el aterrizaje, como los que montan los portaaviones estadounidenses y el francés, ya se contempló durante la construcción de estos buques británicos de 280 metros de eslora, que entraron en servicio en 2017 (HMS Queen Elizabeth) y 2019 (HMS Prince of Wales).
El sábado por la tarde, cinco de los seis aviones de combate y el Voyager KC2 despegaron finalmente para continuar su camino hacia Reino Unido, de modo que uno de los aparatos quedó en el aeropuerto gallego, el que ahora se apunta como causante de esta operación sobrevenida.
Sus necesidades pasan por una docena de aviones F35B, la versión de despegue y aterrizaje vertical, para reemplazar a una flota de igual número de cazabombarderos Harrier AV-8B+ que operan desde la cubierta del LHD Juan Carlos I. El Ministerio de Defensa español tiene previsto lanzar este año un programa para la sustitución de los Harrier y parte de los EF-18M del Ejército del Aire y del Espacio, lo que ha hecho que el foco esté puesto -de nuevo- en el F-35.
Curiosamente, el número de 12 cazas F-35B, que es la variante de despegue corto y aterrizaje vertical (STVOL) del aparato, es la que se ha señalado desde la Armada española como la necesaria para sustituir a sus actuales aeronaves AV-8B en los próximos años.
Interés español en el modelo El F-35, que compone el programa de desarrollo militar más caro de la historia, contempla en total tres versiones distintas de avión de combate, diferenciadas por las letras A, B y C. El F-35A está preparado para el despegue y el aterrizaje convencional (CTOL) en pistas habituales.