Al paso de la oca
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Al paso de la oca

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Hace unos días, escuchando al Dr Zoller, CEO de EADS Defence and Security (DS), en Madrid volvimos a experimentar la misma sensación desasosegada ya sentida en la factoría sevillana del A-400M en abril al escuchar a Carlos Suárez, responsable de la División de Aviones de Transporte Militar: la de que con toda contundencia, sin siquiera con una sonrisa dulcificante en la boca, se nos venía a decir "Europa somos nosotros y se debe marchar al paso que EADS marque".

Volvimos igualmente a tener la misma sensación experimentada hace años, cuando la celebre dimisión de Alberto Fernández, de que nadie va a ponérselo fácil a España para mantener una industria de defensa medianamente significativa e independiente. Y de que, para sobrevivir, hay que tener una gran habilidad en fomentar las alianzas que más nos interesen en cada sector concreto, sin echarse abierta y totalmente en brazos de nadie.

Los norteamericanos no nos van a regalar nada. Pero, como tantas veces escribimos cuando lo de Fernández, tampoco lo van a hacer los franceses. Ni creemos que ahora los alemanes.

Sorprendentemente, ningún medio de comunicación se hizo eco de la respuesta de Stefan Zoller, durante su densa conferencia de prensa en Madrid, de que la idea de integrar Military Transport Aircraft en DS "aunque sé que se me ha achacado, es simplemente ridícula". "Lo que si es lógico es que tengamos cosas en común; lo inteligente y útil es que veamos cómo podemos beneficiarnos mutuamente de nuestras capacidades, que trabajemos a la par y coordinadamente, y no reinventemos la rueda cada uno por nuestro lado", ironizaba con acerada lógica germana Zoller.

Al margen de este mensaje sedante, el CEO de DS exponía la voluntad de EADS de duplicar su tamaño para 2020. Y, tras recordar como el 50 por 100 de la facturación de la empresa es Airbus -tácitamente bajo control francés-, venía a decir que el principal crecimiento exponencial debe producirse en el área de defensa -tácitamente bajo control alemán-.

Mencionaba una larga relación de campos en los que crecer, especialmente convirtiéndose en sistemista y aplicando los sistemas electrónicos de EADS en todo tipo de plataformas desarrolladas en Europa. Entre ellos destacaba la necesidad de alcanzar la capacidad total de integración de sistemas de combate navales, para lo que recientemente EADS ha comprado STN Atlas.

Otro mensaje que creímos percibir es el de la voluntad de la empresa de cortar radicalmente las grandes inversiones propias en nuevos desarrollos, y la de afrontar estos, o el establecimiento de centros especializados de excelencia en determinados países, siempre que sean los Estados los que estén dispuestos a realizar el desembolso.

El Dr. Zoller tuvo palabras amables para España, en referencia a programas -como algunos de UAV- en los que el Gobierno español ha estado dispuesto a apostar decididamente por invertir en la propuesta de EADS.

Podemos estar confundidos, pero nuestra sensación no deja de ser la de que en los tres países que componen EADS coexisten hoy dos filosofías empresariales opuestas. En Alemania y Francia, la de que se trata de una corporación privada, regida por criterios fríamente comerciales y de resultados económicos. Mientras, en España, con su pequeña participación detentada por la SEPI, parece que sigue dominando una imagen de empresa pública a la que "hay que echar una mano" desde los presupuestos de inversión.

¿Pueden coexistir ambos conceptos?. Nuestro miedo es que España sea vista como un simple mercado cautivo, buen financiador además, en el que cada vez se deben ir imponiendo más los productos EADS como única alternativa. Probablemente esta idea coincida con una visión de una Europa dominada en exclusiva por Alemania, Francia y Reino Unido, en la que desaparezcan los segundos actores, y que llegue a estar monopolizada únicamente por dos grandes empresas aeroespaciales y de defensa: BAE, que ya ha engullido a la industria sueca, y EADS, engulléndose a España.

Ultimo reducto de cierta independencia es Italia, con sus alianzas americanas tan criticadas desde Europa. Pero, a lo mejor, Italia es un modelo de supervivencia de la propia industria a reconsiderar.

La reciente decisión americana de obstaculizar el programa de adquisición de aviones cisterna de procedencia europea no fomenta para nada un fluido intercambio trasatlántico. Sirve además para reactivar nuevamente, en esta orilla, un proteccionismo europeo tan cerril como el propio estadounidense. Pero pensamos que sería un gran error extrapolar este caso concreto para negar el interés de cualquier tipo de colaboración con USA. Por el contrario, consideramos que hay determinados campos, ya abiertos o por abrir, en que esa cooperación trasatlántica seguirá siendo vital para que la industria española continúe manteniendo cierta independencia y capacidad de liderazgo en determinados nichos, de los que a Alemania o Francia les encantaría, por cierto, suprimirnos de un plumazo.

Alfredo Florensa

aflorensa@infodefensa.com



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