La guerra en Ucrania y la visibilización del desafío nuclear internacional
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La guerra en Ucrania y la visibilización del desafío nuclear internacional

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El inicio de las operaciones militares en Ucrania ejecutadas por la Federación Rusa, no solo sorprendió a la comunidad internacional por su carácter interestatal y sus consecuencias humanitarias, sino también por deslizar la posibilidad de la amenaza nuclear como un instrumento real de disuasión, con el fin de amedrentar a todo el bloque occidental que respalda a la nación ucraniana, reviviendo así la dinámica y el temor de la destrucción mutua asegurada, paradigma dominante en el periodo de la Guerra Fría (1945-1991).

Así se ha podido observar en la retórica política del presidente Vladimir Putin quien, al inicio del conflicto, llamó a la activación de las Fuerzas de Disuasión Nuclear de Rusia ante las declaraciones y medidas sancionatorias tomadas por la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Del mismo modo, -el 26 de marzo- el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvedev, declaró que el país cuenta con un plan oficial de disuasión nuclear, el cual plantea los casos en que Rusia tiene el derecho para hacer uso de las armas atómicas, especialmente cuando su seguridad o la de sus aliados se vean amenazadas ante un acto de agresión que pone en riesgo la existencia del país, incluso frente a un ataque se armas convencionales. Dichas declaraciones, van en consonancia a lo mencionado por el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, quien señaló que la preparación nuclear era una prioridad para Moscú.

No obstante, la amenaza del uso de armamento nuclear no debe ser vista solo como una problemática limitada al actual conflicto en Ucrania, ni exclusivo de Rusia -quien posee el mayor arsenal nuclear del mundo (estimado en 6.257 ojivas), sino como un problema transversal que concierne a toda la comunidad internacional, tanto por los alcances de la destrucción de las armas de este tipo, como también por el debilitamiento progresivo que ha tenido el régimen internacional normativo de control de armas nucleares y que plantea grandes desafíos a futuro.

En este sentido, los actos de Rusia siguen la tendencia de las acciones unilaterales de algunos Estados, que más de una vez han desahuciado tratados y acuerdos internacionales que han ido desmantelando al régimen internacional de control de armas nucleares. Cabe señalar que dicho régimen es entendido como el conjunto de principios, normas, reglas y procedimientos alrededor de las cuales converge el abordaje de un tema o área de las Relaciones Internacionales y donde los Estados cooperan bajo la lógica de expectativas y principios de conducta compartidos. Esto significó un tiempo de estabilidad desde su establecimiento en el periodo de la Guerra Fría, cuya base estuvo en los distintos acuerdos bilaterales y multilaterales en torno al control y la no proliferación nuclear.

Ahondando en esta materia, se puede observar que existe una trayectoria evidente de episodios que han ido debilitando el mencionado régimen internacional, especialmente en los últimos 20 años. Primero, la salida de Corea del Norte del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, por siglas en inglés) en 2003, la cual mantiene el riesgo nuclear latente en la península coreana, dado el desarrollo de armas del régimen norcoreano. En segundo lugar, la salida unilateral de Estados Unidos (EE.UU) del Acuerdo Nuclear con Irán (2018), que limitaba el programa nuclear de este último país. En Tercer lugar, la suspensión del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), por parte de EE.UU y luego por Rusia en 2019. El cual dicho tratado buscaba destruir y renunciar de forma permanente a todos los misiles nucleares y convencionales de dichos países, ya sean balísticos o crucero, diseñados para ser lanzados desde tierra con alcance entre los 500 y los 5.000 kilómetros, siendo así, uno de los principales acuerdos de control y no proliferación de armas nucleares.

De esta manera, el escenario descrito presenta efectos evidentes e interconectados respecto al actual conflicto en Ucrania y los desafíos en el porvenir de la seguridad del Sistema Internacional. Por un lado, la existencia permanente de la amenaza nuclear en la guerra de Ucrania y Rusia, responde al debilitamiento constante del mencionado régimen internacional, y por lo tanto, a una preocupante tendencia no respetar los acuerdos internacionales. Esto causa un mayor riesgo y amenaza a la seguridad del Estado ucraniano, como también una limitante a la intervención o asistencia internacional ante el temor de la destrucción mutua asegurada, la cual afecta directamente a la seguridad de todo el continente europeo.

Por otro lado, la guerra de Ucrania también marca un punto de inflexión respecto a una posible reactivación de la carrera armamentista internacional, tesis que marcha en contra de la reducción y control de armas nucleares y pone en una situación de inestabilidad los actuales acuerdos firmados sobre esta materia. Por ejemplo, se observa el desafío de que en cinco años más Estados Unidos y Rusia deben volver a prorrogar el acuerdo NEW START o START III de reducción de arsenal atómico, la cual bajo las actuales condiciones se vislumbra un complejo porvenir a la hora de generar consenso entre las superpotencias nucleares.

Paralelamente, se observa una dinámica similar con Corea del Norte, país que podría argumentar, cómo la instrumentalización política del poder nuclear tiene efectividad en la disuasión rusa en Ucrania contra la OTAN, afectando las posibilidades de un acuerdo entre las dos Coreas. Incluso en el caso de Irán, donde Rusia y Estados Unidos son parte de las negociaciones de la reactivación del Acuerdo Nuclear, lo cual afecta evidentemente la convergencia de posiciones hacia la no proliferación iraní.

En conclusión, independiente del desenlace de la guerra en Ucrania, el desafío para la comunidad internacional es evitar una nueva proliferación nuclear y el aumento de armas de mediano alcance. Hoy más que nunca se necesita una cooperación y voluntad política internacional sólida hacia la renovación del régimen internacional de control de armas nucleares, especialmente en los episodios mencionados. 

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