Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y el dominio de la industria de misiles en el frente de las superpotencias Estados Unidos y la Unión Soviética, el Ejército de Brasil emprendió varias investigaciones y experimentos con cohetes de diseño propio.
En estos ensayos se utilizaron cohetes ensamblados, transportados y probados/lanzados a partir de vehículos blindados sobrantes u obsoletos, vendidos o donados por Estados Unidos y modificados por la ingeniería militar nacional en colaboración con algunas empresas visionarias.