La transformación digital de las FAS o cómo estar listos para la defensa del futuro
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La transformación digital de las FAS o cómo estar listos para la defensa del futuro

El Ejército crea centros del dato y de tecnologías emergentes para avanzar en la transformación digital
Foto: Ejército de Tierra
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Director del Área de Defensa en Integración Tecnológica Empresarial (ITE)

Mucho han cambiado los tiempos sobre la percepción popular de las Fuerzas Armadas desde aquel referéndum celebrado en 1986 para corroborar la permanencia de España en la OTAN. Resulta evidente esa opinión favorable a la necesidad de contar con una defensa más adecuada a la realidad actual. Tanto la guerra de Ucrania como la pandemia de la Covid-19 han contribuido, qué duda cabe, a este cambio de mentalidad en la sociedad. No es de extrañar, por tanto, que un porcentaje superior al 70% de la población española se muestre favorable a incrementar el presupuesto destinado a la defensa.

Aunque las Fuerzas Armadas cuentan con magníficos profesionales, con un nivel de preparación excelente y una clara vocación de servicio a la sociedad, es necesario incrementar las inversiones en materia de defensa para dotarles de los medios necesarios para llevar a cabo sus misiones de forma adecuada. Innovación e investigación tecnológica siempre han desempeñado un papel esencial en cualquier estrategia de defensa nacional. En este sentido, hay que destacar que algunos de los sistemas que están en servicio deben ser renovados con urgencia y se debe afrontar la adquisición de nuevas capacidades para estar en vanguardia.

Como en la práctica totalidad de los diferentes sectores de actividad, las Fuerzas Armadas han emprendido el camino de la transformación digital. Dentro de esta digitalización, el uso de sensores ocupa un lugar protagonista. Podría servir como ejemplo la industria del automóvil que, hasta hace unos años, carecía de sensores electrónicos que informaran sobre cualquier anomalía técnica: el fallo de un faro, una puerta mal cerrada, la advertencia de un cambio involuntario de carril, o el aviso anticipado de una operación de mantenimiento, por citar solo algunos de los usos más comunes de estos sensores. Estos nuevos dispositivos electrónicos son los que informan al momento de cualquier eventualidad, lo que, entre otras cosas, permite una conducción más segura y que nos anticipemos a eventuales problemas.

Sensores táctiles, de calor, de movimiento, acelerómetros, giroscopios, brújulas… son algunos sencillos ejemplos de sensores con los que están equipados los dispositivos más actuales de cualquier sector, pero la tecnología avanza a pasos agigantados y ahora estos dispositivos están incorporando los últimos avances equipados con inteligencia artificial (IA), machine learning (ML), virtualización, conectividad, herramientas analíticas en tiempo real o automatización, por citar solo algunos. Esto permite afrontar con mayores posibilidades de éxito cualquier situación.

Los sistemas militares no cuentan aún con algunas de estas tecnologías debido a su antigüedad. Por ello, es lógico que abrace esta evolución para ser más eficaz. Y es precisamente en este terreno donde se está produciendo la transformación digital: en vehículos, embarcaciones, aviones de combate, radares, helicópteros, submarinos, etc. Todos necesitan una mayor “sensorización” e integración de las últimas tecnologías para contar con lo último en funcionalidad de cara al correcto mantenimiento y anticipación a los posibles problemas.

Mejor preparados para responder a nuevos retos

Como apuntaba, la transformación digital de la defensa conlleva el uso de nuevas tecnologías como la IA o la virtualización, pero lo que sin duda cabe destacar es que muchos de los desarrollos tecnológicos que se implantan en el mundo civil provienen del sector de la Defensa y que, a menudo, acaban por trasladarse a otras aplicaciones de la vida cotidiana. De ahí que Defensa se alce como uno de los sectores pioneros que abre las puertas de la modernización.

Los últimos conflictos bélicos están demostrando que la tecnología es crítica. El uso de drones y otros sistemas no tripulados, robots, nanotecnología, ataques cibernéticos, armas NRBQ (nuclear, radiológica, biológica, química), son ya una realidad. No hay duda de que el sector de Defensa siempre ha estado en la vanguardia tecnológica y lo va a seguir estando en el futuro. No en vano, la mayor parte de estas tecnologías son de aplicación dual, por lo que ofrecen también importantes avances para otros sectores. Las Fuerzas Armadas, con el apoyo de la industria de Defensa, ya han emprendido la senda de la transformación digital y esta tendencia va a mantenerse en los próximos años.

En definitiva, las Fuerzas Armadas tienen como objetivo avanzar en la gestión de las crisis, favorecer las capacidades tecnológicas y los sectores estratégicos en el ámbito de la defensa y la seguridad, y desarrollar las capacidades de alerta temprana y detección y respuesta ante estrategias híbridas. Para ello, las líneas de acción se estructuran sobre tres ejes: Proteger, Promover y Participar, otorgando una especial relevancia a la integración de la seguridad nacional y a afrontar situaciones de crisis.

La tecnología resulta clave para cumplir con estos objetivos, proporcionando indicadores para todos los ámbitos de la seguridad nacional y creando una reserva estratégica basada en capacidades nacionales de producción (la crisis de la pandemia Covid ha servido para mostrar la gran importancia de esta necesidad). Todo ello, por supuesto, perfectamente coordinado con nuestros compromisos con la OTAN y la UE, así como nuestras constantes participaciones en misiones internacionales.

En este sentido, la industria que pivota en torno a las TI y la Defensa debe esforzarse cada día en tratar de proporcionar el mejor servicio a las Fuerzas Armadas, tanto a nivel de suministro de equipamiento tecnológico como proporcionando servicios avanzados de mantenimiento, reforzando así sus propias capacidades y contribuyendo a que puedan centrarse en su misión.



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