El avión presidencial de México ya está en Arizona para ser reacondicionado y enviado a Tayikistán

El pasado 29 de abril el Boeing 787-8 de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) dejó el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para viajar a Tucson, Arizona, y ser reacondicionado para la entrega a su nuevo dueño, la República de Tayikistán. La venta del avión presidencial mexicano se une a una larga lista, que incluye la paralización del programa de construcción naval, la cancelación de los helicópteros SH-60 Seahawk. 

Hay una falta de impulso para los programas de desarrollo tecnológico de la industria militar y de los programas de desarrollo de vehículos militares, así como la carencia de un programa de reequipamiento de la Fuerza Aérea Mexicana.

México no vende únicamente un avión, sino que lo hace con parte de sus capacidades militares. Al prescindir del uso de esta aeronave de transporte estratégico, se convierte en la primera reexportación de un artículo militar mexicano en 70 años. Cuando se adquirió la aeronave, México aspiraba a ser una "potencia media", por lo que era importante que el Estado mexicano tuviera una aeronave de transporte estratégico con capacidad intercontinental, lo que le permitía a la FAM tener la capacidad de llegar a cuálquier parte del globo en cuestión de horas, ya que alcanza una velocidad de crucero de 1.050 km/h con alcance de más de 15 mil km, llegando a todos los continentes del mundo sin necesidad de escalas.

El avión presidencial se entregará al gobierno de la República de Tayikistán, que lo compró el pasado 20 de abril de 2023 a un costo de mil 658.7 millones de pesos, el equivalente a unos 87 millones de dólares.

A la pérdida de capacidades se une también una perdida en el pago de la aeronave, ya que el costo original de la misma, de acuerdo con el Presupuesto 2023, consultado por Infodefensa.com, señala que, a precios del 2023, el coste de la aeronave asciende a los 6.079 millones de pesos (320 millones de dólares), de los cuales se han pagado 3.899 millones de pesos (205 millones de dólares), por lo que faltaría de pagar 2.190 millones de pesos (115 millones de dólares). Existe por tanto un monto pendiente de cubrir de 28 millones de dólares en números redondos, por lo que es probable que la historia del avión presidencial mexicano todavía no termine del todo.