Nicaragua y su política de Defensa Nacional
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Nicaragua y su política de Defensa Nacional

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Para finales de la década de los 80 y comienzos de los 90, las Fuerzas Armadas (FF AA) de Nicaragua tenían como principal misión la defensa de los procesos políticos sandinistas en contra de posibles acometidas o amenazas externas que pusieran en peligro la viabilidad de la revolución.

Una vez superada la etapa de la guerra fría que conllevó al inicio de procesos de democratización en Centroamérica, la doctrina militar de las FF AA fue orientada a dirigir su atención y esfuerzos para adecuarse y acomodarse a escenarios de carácter eminentemente preventivos y disuasivos.

Esta tendencia se mantuvo hasta finales de la década de los años 90, cuando el mismo Comando General del Ejército definió el carácter preventivo que desde ese momento tenía el concepto de defensa de la nación y cuyo objetivo principal era garantizar la salvaguarda de los intereses nacionales, la integridad de la soberanía y la convivencia y paz ciudadanas.

De esta tesis se desprendía el entendido de que era a las FF AA a las que les concernía responder ante agresiones externas, situación que, desde el punto de vista doctrinario, enmarcaba los principios de la defensa nacional exclusivamente dentro del entorno castrense, pues era la institución militar la que había definido el concepto de seguridad y defensa nacional.

Esta tesis y sus complementos constitucionales y legales supusieron la organización de las FF AA entorno a una preparación y disposición orientadas a contrarrestar cualquier tipo de amenaza externa y con la evidente intención de hacer prevalecer las posiciones del país con relación a los diferendos limítrofes (terrestres y marítimos) presentes o futuros y particularmente con Colombia y Costa Rica.

Doctrina para el siglo XXI

A partir del año 2000 se inicia el verdadero proceso de modernización de las FF AA nicaragüenses con la exposición, socialización y puesta en práctica del denominado Plan de Empleo Operacional (PDEO), cuyo desarrollo estaba orientado a desplegar desde los puntos de vista tácticos y estratégicos el cuerpo de misiones que desde ese momento comenzaban a ejecutar las FF AA y de acuerdo a lo establecido legal y constitucionalmente.

Son entonces tres las áreas principales en las cuales se encuentra constituido el PDEO, siendo en su orden el Plan de Protección, el de Seguridad y el de Defensa.

En el primero se encuentran enunciadas las estrategias y programas destinados a la prevención y atención de desastres naturales, la defensa de los recursos naturales, el programa nacional de desminado (adelantado con éxito y que coloco a Nicaragua como pionera en este sentido a nivel regional) y los planes diseñados para la vigilancia de los procesos electorales nacionales.

El Plan de Seguridad está a su vez orientado a aumentar los niveles de seguridad a nivel rural especialmente y a la lucha antinarcóticos, esta última de reciente relevancia y enmarcada dentro de los acuerdos que en este sentido se han suscrito con los Estados Unidos.

Por su parte el Plan de Defensa tiene como objetivo la vigilancia y protección de las fronteras y de la soberanía nacional y eventualmente de emplear todos los recursos necesarios para garantizar la integridad territorial; este es finalmente el principal plan de defensa y cuya ejecución es responsabilidad exclusiva del Estado Mayor General como órgano central de planificación, ejecución y control.

Composición actual y presupuesto

Las FF AA de Nicaragua han sufrido quizás uno de los más drásticos procesos de reducción de la historia militar reciente. La misma no solo afecto el número de efectivos, sino a parte de su material bélico y, de manera significativa, su presupuesto. Este proceso que comenzó en 1990 finalizó a mediados de 1996 cuando el Ejército Popular Sandinista se convirtió en el Ejército de Nicaragua en el año de 1994, que para esos momentos estaba conformado por cuatro batallones Blindado, un batallón Mecanizado, una brigada con cuatro batallones de Artillería, cuatro batallones de Artillería (uno de Artillería Antiaérea), batallones de Ingenieros, 22 batallones de Infantería (uno Aerotransportado) y nueve batallones de Lucha Irregular (aproximadamente).

La Armada contaba entonces con cuatro lanchas del tipo Dabur, siete guardacostas, diez patrulleras, un avión de reconocimiento, seis helicópteros de ataque, doce lanchas rápidas y 20 anfibios navales.

Durante el tiempo transcurrido hasta comienzos de la presente década, los efectivos castrenses pasaron de 87.000 hombres a cerca de 12.000 lo que implico una reducción del 86%; y el presupuesto fue también reducido de manera significativa pues paso de cerca de 170 millones de dólares a comienzos de la década de los 90, teniendo su punto más bajo para 1999 con cerca de 25 millones de dólares (87 % de disminución).

Para el 2008 el mismo se situó en los 43 millones de dólares, bajando en el 2009 a cerca de los 37 millones de dólares, subiendo ligeramente en el 2010 a 39 millones de dólares y luego ubicándose en los 53 millones de dólares para el 2011, en 65 millones de dólares para 2012 y en 85 millones de dólares para el 2013.

En 2014 las cifras se aproximan a los 83 millones de dólares y para el 2015 se produce nuevamente una reducción con una cifra final de 73 millones de dólares (13% menos), representando cerca de un 6,9 % del presupuesto general de esta nación. Cabe destacar que la Policía recibió para esta vigencia fiscal recursos cercanos a los 87 millones de dólares, destinados a reforzar los índices de seguridad y convivencia ciudadana, pero siendo el mismo comparativamente muy inferior a las inversiones que para la seguridad pública reciben fuerzas policiales como las de Costa Rica y Panamá.

Actualmente las FF AA de Nicaragua tienen tres componentes principales: el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada. Para mediados del año 2014 1.589 oficiales hacían parte de sus filas, que encuadraban 433 suboficiales, 1.330 clases y 7.006 soldados, para un total de 10.358 efectivos, en comparación a los 9.412 enlistados en el 2012. Adicionalmente alrededor de 1.400 personas -civiles- colaboran o trabajan con la institución. Estas fuerzas están organizadas y pueden ser movilizadas de acuerdo a unas líneas de trabajo definidas por el Estado Mayor General y contenidas en documentaciones indicativas.

El alcance de los planes es evaluado mensual, trimestral y semestralmente, en especial los que tienen que ver con el cumplimiento de aquellos que ordenan los dispositivos tácticos, en especial en las zonas fronterizas, que indican la situación y el despliegue operativo de las unidades en el terreno mismo de combate.

Esta información le permite a los Puestos de Mando de cada una de las fuerzas conocer en tiempo real la situación de cada una de sus unidades.

Toda la planeación y mecanismos descritos se caracterizan además por la baja participación en su elaboración de autoridades administrativas o políticas que han mostrado en el último lustro un desinterés marcado en este sentido, situación que tiende a cambiar con la llegada al poder del presidente Daniel Ortega, quien ha pretendido darle nuevamente un carácter político a la institución militar, a través de un fuerte componente ideológico.

Ahora y desde el punto de vista operativo, las Fuerzas Armadas de Nicaragua han soslayado con relativo éxito las coyunturas políticas y económicas del país. El componente más importante en estos momentos -dados los problemas fronterizos actuales- es sin duda alguna el Ejército. Con un equipamiento mantenido y conservado en general en óptimas condiciones, esta fuerza puede responder al Plan de Defensa de la soberanía nacional. Es así como el arma blindada y la de artillería cuentan con los medios para defender la integridad territorial, apoyadas por un despliegue táctico de contingentes en el área en disputa. Las mismas pueden ser desplegadas por el arma helitransportada a pesar de su limitado inventario. De hecho y durante la disputa fronteriza del río San Juan con Costa Rica, las unidades especiales del Ejército respondieron como se había previsto inicialmente.

Entre los sistemas todavía desplegados por las Fuerzas Armadas, se encuentran los siguientes (sin estimación del número de unidades operativas para 2011): Tanques T 54/55 actualizados (sistemas de visión térmicos); vehículos de combate anfibios P-76 mejorados, 101 unidades operativas; blindados anfibios BTR-60 y BRDM-2; obuses D-30 de 122 mm; obuses D-20 de 152mm; lanzacohetes múltiples BM-21 Katiuska; radares móviles instalados en camiones Grill; blindados lanzapuentes portátiles; camiones transporte militar de varios modelos y misiles tierra-aire SA-7 Grail.

La Fuerza Aérea por su parte tenía en lista 40 aparatos en servicio (para 2010), de los cuales algo más de la mitad se encontraban en operaciones y el resto en reposo, por falta de recursos para su sostenimiento. En años recientes fue adquirido un helicóptero Robinson R-44 utilizado para el adiestramiento de las tripulaciones, dando la capacidad de cubrir cerca del 60 por ciento del adiestramiento nacional a mitad del año 2010. Se han agregado también dos nuevos helicópteros Mi-171 y se incorporó un MD500 capturado a narcotraficantes. La Fuerza Aérea enlistaba entre sus cuadros (para 2010) a 40 pilotos y 30 copilotos de helicópteros, 70 mecánicos, ingenieros y técnicos de reparación, 40 especialistas en radares y 120 especialistas en artillería antiaérea, convirtiéndola en la Fuerza Aérea más pequeña de Centroamérica. Este personal, es decir los 500 hombres y mujeres de la Fuerza Aérea, tienen la capacidad de volar, de día, de noche, en condiciones meteorológicas simples y complejas. Se cuenta además con la capacidad para detectar naves ilegales por medio del sistema de radares, pero se carecen de medios idóneos para su interceptación, es decir que no se cuentan con aviones para tal fin.

Unidades Operativas en las bases Augusto Cesar Sandino y los Brasiles-Managua (para 2011): Cuatro helicópteros Mi-8 operativos; 15 helicópteros Mi-17 operativos (Escuadrón de Ala Rotatoria); un helicóptero MD500; un helicóptero Robinson R-44; dos aviones de transporte An-26 operativos (Escuadrón de Transporte); dos aviones de transporte Casa C212, uno operativo; tres aviones Cessna de reconocimiento, uno confiscado a los carteles del narcotráfico; un avión jet DF123 civil de la Fuerza Aérea de Nicaragua, operativo y cinco helicópteros Mi-24V/Mi-35, vendidos al Perú.

Lo planteado hasta ahora nos permite definir con relativa precisión el estado actual de las FF AA de Nicaragua como un ejército pequeño pero altamente profesional, con deficiencias en cuanto al equipamiento en especial de su Fuerza Aérea y de su Armada, pero también con estándares, superiores al promedio, en relación con el mantenimiento y el grado de operatividad de sus medios de combate siendo además altamente capacitadas, entrenadas, movilizadas y motivadas para responder ante situaciones que pongan en peligro la soberanía de este país, tal y como quedo demostrado durante la crisis con Costa Rica.

Sin embargo, y frente a los recientes fallos jurídicos internacionales, que aumentaron las áreas marinas y submarinas de esta nación en el Caribe occidental, recientemente y a lo largo de 2015 se han producido una serie de declaraciones tanto de Comandantes de Fuerzas, como de la Presidencia de la República, en el sentido de iniciar los procesos de adquisición de sistemas y equipos para reforzar al componente aérea (siendo del interés el avión del tipo LIFT Yakovlev Yak-30), así como la renovación del parque blindado reflejada con la pretensión de hacerse hacia futuro con unidades del MBT Uralvagonzavod T-72, posiblemente en su versión B3.

Estos procesos se materializarían solo con la ayuda o asistencia directa de terceros países, como por ejemplo Rusia, que en varis ocasiones ha manifestado su interés de apoyar a la nación centroamericana, particularmente mediante la dotación y el reforzamiento de sus capacidades navales (donación de hasta cuatro lanchas misileras del tipo 12418), sin que a la fecha existan indicios de que por lo menos y a corto plazo esto vaya a materializarse.

La intención nicaragüense no sería otra diferente a poder contar con las capacidades y medios a través de los cuáles poder ejercer de manera efectiva su soberanía sobre sus los nuevos espacios y áreas reconocidas por esos fallos, y en detrimento de los territorios insulares y marinos y de los intereses colombianos en esa zona en particular.

La organización de la defensa nacional pone entonces en evidencia la necesidad de dejar claros los intereses nacionales y el conjunto de medidas precisas para hacerlos efectivos, pero sobre todo la posibilidad de que el estamento político se una en torno al gobierno para apoyar las decisiones coherentes y consistentes que este tome y que a través de sus FF AA lograrán la consecución de los objetivos de la doctrina nacional de defensa. En la crisis del 2010 todas las situaciones hipotéticamente planteadas se dieron y las instituciones civiles, políticas y militares respondieron de la forma en que se había previsto.

Por otro lado, y en relación a los resultados operativos (para 2013), las Fuerzas Armadas llevaron a cabo cerca de 25.000 acciones para combatir el tráfico de estupefacientes, mercancía ilegal y armas, realizando cerca de 40 vuelos y patrullando alrededor de 52.000 millas náuticas.

Las Fuerzas Armadas de Nicaragua vienen pues cumpliendo sus objetivos gracias a los procesos planeados durante los últimos 20 años y a través de una verdadera Política de Estado en materia de Defensa a la que solo le resta poder contar con los medios idóneos para respaldar los intereses geopolíticos de esta nación.



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