China y Rusia, ¿un nuevo orden

(Especial Ceeag para Infodefensa) Tras el fin del régimen soviético a comienzos de la década de los 90' se estableció un orden internacional basado en la primacía incontrarrestable de los Estados Unidos y en la difusión de los principios rectores de su régimen político. Este progresivo establecimiento del régimen democrático a escala global, al cual el teórico neo hegeliano Francis Fukuyama definió como el “Fin de la Historia”, acompañado de la supremacía norteamericana que se estableció sin grandes contratiempos, duró solo una década, hasta los nefastos hechos del 11 de septiembre del 2001.

Fenómenos como el yihadismo islámico, los movimientos anti sistémicos, los nacionalismos y localismos han ido debilitando los pilares en los cuales se configuró el mundo tras el fin de la guerra fría. A estos hechos se debe añadir el resurgimiento de nuevos liderazgos mundiales, dispuestos a cuestionar el presente orden global. Por un lado, Rusia cada vez más alejada de las potencias occidentales y, por otro lado, un poderío chino creciente, son signos de que se está en presencia del fin de una etapa histórica. La alianza entre Beijing y Moscú es un claro ejemplo de dicha situación. Este pacto se origina formalmente con fines de cooperación en materias de seguridad, compartiendo amenazas comunes como el terrorismo islamista y una zona geopolítica compleja en el continente asiático; sin embargo, no es una alianza que se agota en fines especificos por lo que parece tener como objetivo primordial hacer frente al liderazgo norteamericano.

Rusia ha vivido una serie de episodios de tensión con Occidente: como el ataque a Georgia, la invasión a Crimea, la guerra civil en Ucrania, la guerra civil en Siria; la muerte de disidentes y de antiguos miembros de la inteligencia rusa que se le adjudican a Moscú, algunos de ellos en territorio británico; por lo cual se habla del inicio de una nueva Guerra Fría.

Lo cierto, es que la situación si bien tiene semejanzas con el periodo histórico que duró entre los años 50' y fines los 80' del siglo pasado, conocido como la Guerra Fría, dicho contexto no sería comparable con la situación actual,teniendo en cuenta que no estaríamos presentes frente a un conflicto ideológico entre dos visiones de sociedad. Además las capacidades de soft power de Rusia son más limitadas que las de la antigua Unión Soviética, al no tener el componente ideológico ni económico de antaño.Lo que se observa más bien son disputas de posicionamiento de poder entre estas dos potencias emergentes que buscan un mayor liderazgo e influencia y los Estados Unidos.

Este posicionamiento, en el caso particular de Rusia, buscaría establecer una relación de equiparidad con Washington teniendo como principal herramienta su renovada capacidad militar y su arsenal nuclear. Si bien, el elemento económico lo puede entregar China (la segunda economía mundial en tamaño), a ésta no le interesa entrar en colisión directa con EEUU, ya que uno de sus pilares como estrategia de crecimiento es la apertura a mercados internacionales y un conflicto con Washington estropearía ese objetivo.

En definitiva, este estado de las relaciones internacionales sería una nueva configuración del poder internacional con dos ejes: EEUU por un lado y China con Rusia por el otro. Un escenario menos unipolar y más multipolar con potencias secundarias que también pueden jugar un rol relevante tales como la India, la Unión Europea y el Japón. Es decir, una situación de incertidumbre creciente a causa de la búsqueda de liderazgo de las potencias emergentes (China y Rusia) que fuerzan un cambio de la configuración geopolítica post Guerra Fría, agregándole a ese clima de incertidumbre, el advenimiento de amenazas tales como el terrorismo al sistema internacional, lo que incrementa las posibilidades de conflictos locales y crisis internacionales.

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