Antes de llegar a Marignane, la factoría alemana fabrica y ensambla cuatro componentes de ensamblaje principales para cada aeronave, sobre los que finalmente, ya en Francia, se realiza el montaje final que completa la aeronave.
Sin salir de este eje, Macron ha apuntado la necesidad de “combinar efectos militares gracias a la digitalización del campo de batalla”, lo que implica especialmente el combate colaborativo, como el de los sistema terrestres del programa Scorpion, ahora en marcha, o los futuros aviones de combate, en alusión directa al futuro sistema aéreo de combate FCAS, que el país ha comenzado a desarrollar junto a Alemania y España.