Este barco, el segundo de los tres de la clase Hobart, desarrollados sobre la base de las fragatas españolas F-100, realizó frente a la costa estadounidense este ejercicio que sitúa a Australia como el tercer país del mundo en “adquirir y disparar” un misil de crucero Tomahawk, tras Estados Unidos y Reino Unido, según la información facililtada por el Departamento de Defensa oceánico.
La delegación alemana en la reunión de Weimar fue la encargada de confirmar el interés de estos cuatro países en formar parte del proyecto, según recoge varios medios germanos. Este programa, propuesto en un primer momento por Francia, busca desarrollar una capacidad de la que Europa carece y que la guerra de Ucrania demuestra fundamental: los misiles de largo alcance terrestres.
La capacidad de ataque en profundidad es una baza que está resultando clave en la guerra en Ucrania, y de la que los fabricantes están tomando buena nota.
Sin embargo, Madrid acabó renunciando a la operación para la compra de unos misiles que también se ha esgrimido que podrían equipar a los nuevos submarinos S-80 de la Armada española, y que precisan del apoyo de una red de satélites para poder operar.
La experiencia de ambas empresas, ha añadido, “será fundamental para el éxito del concepto subsónico FC/ASW”, y reforzará “aún más los beneficios de la cooperación entre el Reino Unido y Francia en este programa".