Las tropas españolas tuvieron órdenes de no intervenir pero los artilleros del parque de Monteleón se unieron a la lucha, con los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde a la cabeza aunque murieron en combate, y otros militares como el teniente Jacinto Juíz y los alféreces Juan Van Halen y José Hezeta. Murat consiguió acabar con el levantamiento y decretó que todos a los que se hubiese encontrado con armas en la mano, serían arcabuceados. La noticia del levantamiento llegó a Bayona, lo que produjo que, junto a la presión que Fernando VII estaba sufriendo por parte de Napoleón, el rey abdicara en su padre y este en el hermano de Napoleón, José Bonaparte.
Ambos países se enfrentaron junto a la localidad toledana, con el ejército francés liderado por el hermano de Napoleón Bonaparte, el rey José I Bonaparte, pues el primero ya había abandonado el país en 1808.Bonaparte contaba con unos 40.000 soldados, 6.000 caballos y numerosa artillería, mientras que Juan Carlos de Aréizaga, al frente de las tropas españolas, contaba con alrededor de 51.869 hombres, de los cuales 5.766 eran de caballería, y con 55 piezas de artillería. Este enfrentamiento fue costeado con el dinero que llegaba de América. En el inicio del a batalla, la táctica empleada por los soldados franceses fue que la caballería diese un gran rodeo para realizar un movimiento envolvente sobre la posición derecha de las tropas españolas, contando con el apoyo de soldados polacos.El ejército español se encontraba formado en dos líneas a derecha e izquierda de Ocaña, con la caballería en los laterales. El movimiento francés obligó a las tropas españolas a rendirse, con las divisiones retirándose.Las tropas francesas hirieron al el marqués de Villacampo, ayudante del jefe de la primera división, el general Luis Lacy y Gautier. El ejército francés tuvo 2.000 muertos y heridos, mientras que el español sufrió un total de 1.800 muertos, 2.700 heridos, 17.000 prisioneros y 40 cañones capturados.
La violenta emboscada finalizó con la retirada de los franceses, 300 hombres muertos y un cañón perdido en el río Llobregat tras el hundimiento del puente de Abrera.
Tal día como hoy, 28 de marzo, pero de 1809, un alzamiento popular recupera Vigo de las tropas napoleónicas.