Ahora se ha conocido que Ankara está obteniendo notables avances en su negociación con la Casa Blanca para reanudar su participación en el programa F-35, para lo que se plantea incluso el desmantelamiento de sus S-400.
Washington y Ankara han evidenciado en los últimos años un notable desencuentro con la compra por parte del segundo de estas armas rusas, consideradas una amenaza para la OTAN, por no ser compatibles con los sistemas que ella emplea.