Desde hace un par de años, República Dominicana -que comparte con Haití la segunda isla más grande del caribe, después de Cuba- ha lanzado un plan de reequipamiento de sus Fuerzas Armadas, y por historia, tradición y acuerdos diplomáticos y comerciales cercanos en el tiempo, España es uno de los países a los que ha mirado para la compra de material de defensa.En abril pasado, el Stockholm International Peace Research Institute (Sipri) publicó un informe sobre gasto militar mundial e indicó que en América Central y el Caribe el gasto en 2023 fue un 54% superior a la de 2014.
El dato lo ha revelado el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, en un discurso pronunciado en Washington durante la visita que acaba de realizar a Estados Unidos, y en la que ha tratado de convencer a los aliados norteamericanos del compromiso alemán por fortalecer su defensa, a raíz del incremento de tensiones generado como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Los datos ofrecidos por el Sipri, considerado referente en la medición del gasto militar mundial, no se limitan a recoger lo que los distintos gobiernos contemplan en sus propios presupuestos de defensa.
Si China destinase a sus fuerzas armadas el mismo porcentaje del PIB que Estados Unidos, su gasto en defensa rozaría los 600.000 millones de dólares al año.
Si se tiene en cuenta otras partidas (Industria, créditos para PEA, Fondo de Contingencia...) la partida final de Defensa se situó a final de año en torno a los 15.200 millones de euros, por debajo del 1,2% del PIB. El instituto sueco incluye en el gasto militar otras partidas como las pensiones de militares y también de guardias civiles, servicios sociales militares, inversión en I+D o la ayuda militar a Ucrania –excluye el valor de las donaciones-, lo que al final engorda la cifra final. Algo parecido sucede con las cifras que ofrece la OTAN y que, por cierto, colocan a España en la antepenúltima posición en inversión en Defensa respecto al PIB de los socios de la Alianza Atlántica.
La ofensiva a gran escala lanzada por Israel en respuesta al ataque de Hamás contra el sur del país, en octubre de 2023, es el principal impulsor de su notable incremento del gasto militar Para Diego Lopes da Silva, investigador del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del Sipri, “el gran aumento del gasto militar en Oriente Medio en 2023 refleja la rápida evolución de la situación en la región, desde la intensificación de las relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes en los últimos años hasta el estallido de una gran guerra en Gaza y el temor a un conflicto en toda la región”.
El dinero que emplea Kiev en defensa, que supone el 58% de todo el gasto público del país, está lejos a priori del que destina su invasor a ese mismo concepto: 109.000 millones de dólares (102.500 millones de euros).
No se trata de un proceso directo, en el que las ventas que ha dejado de realizar Moscú hayan recaído sobre naciones identificables, pero resulta llamativo comprobar que en el actual contexto convulso existen algunos países especialmente beneficiados.
Regresando a los datos españoles, tenemos que el descenso del 3,3% en sus exportaciones de defensa le mantiene en todo caso en el mismo 2,7% de la cuota mundial de transferencias de este tipo de productos que ya tenía entre 2014 y 2018.
Se trata de 990 millones de dólares en total para esta actividad (el 0,2% de la cantidad registrada por el Top 100), y que son los que sitúan a la compañía en la citada posición 90ª, dos posiciones más atrasadas que la que registró en 2021, tras una caída de sus cifras en este ámbito del 5,3%.
Y pone como ejemplo la turca Baykar, fabricante del dron Bayraktar TB-2, que ha entrado en la lista de las Top 100 por primera vez después de que sus ingresos por armas aumentaran un 94%, lo que supone la tasa de crecimiento más rápida de todas las empresas de esta clasificación.
Como ejemplo señala a la firma polaca PGZ, que en 2022 aumentó sus ingresos en el ámbito de defensa en un 14%, “beneficiándose del acelerado programa de modernización militar que está llevando a cabo el país”.Dos compañías conformadas por varios países europeos, la germano-franco-española Airbus y la franco-germana KNDS, “fueron algunas de las principales fuentes de crecimiento de los ingresos por armas en Europa, debido en gran parte a las entregas de pedidos de larga duración”.
Así ha ocurrido especialmente en los países en los que las empresas mantienen su capacidad de fabricación siempre a punto, como Israel y Corea del Sur, y en los que las empresas suelen depender de cadenas de suministro cortas.
De este modo tenemos que la asistencia anual que estos aliados están prestando a las fuerzas ucranianas ronda los 62.400 millones de euros, casi lo mismo que dedicó Reino Unido a su defensa en el último ejercicio (2022) (cerca de 63.870 millones de euros).
El conflicto en el este de Europa y las tensiones crecientes en extremo Oriente, donde planea la amenaza de una invasión china de Taiwan, han impulsado a Washington a elevar su gasto militar, que en términos reales ha ascendido un 0,7% en 2022 a pesar de la inflación.
Como consecuencia de este aumento y de los daños causados por la guerra a la economía ucraniana, la carga militar ucraniana, que es el concepto que considera el gasto militar como porcentaje del PIB, se ha multiplicado por más de diez, desde el 3,2% del PIB del país en 2021 hasta el 34% en 2022.
Para esta especialista “es razonable esperar que el gasto militar en Europa Central y Occidental siga aumentando en los próximos años”.
Mientras que la de Rusia descendió del 22% al 16%, y Francia, en el tercer puesto, se le acerca, al pasar del 7,1% de las importaciones de grandes armas del planeta entre 2013 y 2017 al 11% en el periodo comprendido entre 2018 y 2022.
El informe sobre este grupo de empresas líderes del sector que ha elaborado el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés) atribuye precisamente a las consecuencias de la enfermedad las dificultades en el suministro.
Esta entidad de referencia agrupa sus balances en periodos de cinco años, de modo que se muestre una fotografía menos coyuntural de la evolución de cada país, en la que una venta importante de un año, por ejemplo, podría ofrecer una imagen distorsionada de su verdadero peso. De este modo, atendiendo a los datos del último lustro (2017-2020) se confirma la fortaleza de Corea del Sur, que ocupa para ese periodo el puesto octavo de la lista mundial (respecto a los seis países citados anteriormente para el año 2021, aquí encontramos que China y Reino Unido le superan mientras España pasa al noveno puesto).