Dichas declaraciones, van en consonancia a lo mencionado por el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, quien señaló que la preparación nuclear era una prioridad para Moscú.No obstante, la amenaza del uso de armamento nuclear no debe ser vista solo como una problemática limitada al actual conflicto en Ucrania, ni exclusivo de Rusia -quien posee el mayor arsenal nuclear del mundo (estimado en 6.257 ojivas), sino como un problema transversal que concierne a toda la comunidad internacional, tanto por los alcances de la destrucción de las armas de este tipo, como también por el debilitamiento progresivo que ha tenido el régimen internacional normativo de control de armas nucleares y que plantea grandes desafíos a futuro.
Dicho modelo se sustenta en el “Corpus Iuiris Spatialis”, un sistema de tratados e instrumentos del ámbito de la Política Pública que durante 64 años ha preservado a los cuerpos celestes, recursos naturales y empleo de nuevas tecnologías bajo el uso pacífico y como “bien común de la humanidad”.Lo anterior, principalmente contenido en el Tratado “Sobre Los Principios que Gobiernan las actividades de los Estados en la Exploración y Uso del Espacio, incluyendo la Luna y Otros Cuerpos Celestes” de 1967, prohíbe la explotación del espacio para efectos ofensivos y particularmente en casos de amenaza de uso de la fuerza o medios espaciales en contra de la integridad territorial de un Estado y de su soberanía política, reconociéndole al afectado la capacidad de concurrir a la defensa sea individual o colectiva.Esta materia es relevante hoy, cuando en medio del desarrollo de hostilidades rusas sobre Ucrania, a propósito de su integridad territorial y soberanía política, se ha evidenciado el ejercicio del dominio espacial para afectar satélites de comunicaciones que prestan servicio en Ucrania, intento de degradar sus capacidades y oportunidades ante la maniobra adversaria, pero también afectando la capacidad de comunicación entre el Gobierno y su Nación.