Fragatas estadounidenses FFG(X), otro gran contrato al que optó Navantia que ya acumula importantes retrasos

La elección en 2020 de la firma italiana Fincantieri para dotar a Estados Unidos de las fragatas de su programa FFG(X) comienza a plantear problemas de entidad. Responsables de la operación han revelado que la primera unidad de la clase Constellation, como se denominan estos buques, lleva camino de retrasarse tres años. El Servicio de Investigación del Congreso de EEUU ya publicó el pasado enero un informe actualizado, titulado Programa de fragatas clase Navy Constellation (FFG 62): antecedentes y problemas para el Congreso, en el que ya se estimaba un retraso de doce meses debido a la escasez de trabajadores cualificados para sacar el proyecto adelante. De este modo, la fecha de entrega de la primera unidad, que comenzó a construirse en septiembre de 2022 y estaba prevista para 2026, se alargará previsiblemente más allá de 2027. “La escasez de materiales de larga duración” también se encuentra en la raíz del retraso, según la información recogida por el analista de mercados estadounidense Forecast International.

El Instituto Naval de Estados Unidos (USNI), que es una entidad independiente y sin ánimo de lucro, revela ahora que ese retraso lleva camino de alargarse hasta tres años, de modo que la primera entrega se demore hasta 2029, según una revisión de los servicios de construcción naval. El problema ha salido a la luz tras la revisión que a principios de año encargó el Secretario de Marina, Carlos del Toro, y que se ha desarrollado durante un mes y medio.

Fincantieri ganó este programa hace cuatro años con un diseño basado en el buque italo-francés Fremm que batió a la propuesta basada en el buque español F-100 de Navantia, al diseño a partir del guardacostas clase Legend e Huntington Ingalls Industries (HII), y al modelo derivado del buque de combate litoral (LCS) de la clase Independence de la compañía Austal.

Caso australiano

La deriva que está tomando el programa de fragatas Constellation recuerda a la de la clase Hunter australiana, que en 2018 ganó la británica BAE Systems con un diseño basado en el futuro buque Tipo 26 de la Royal Navy. Distintas voces del ámbito naval de ese país han apuntado a una compra de buques de diseño español ya probado para suplir las carencias que están aflorando en el programa, cargado de sobrecostes y también de grandes retrasos.

En el caso de Estados Unidos, las dificultades detectadas se encuentran lejos de lo que ocurre en Australia con las Hunter, y que han llevado a las autoridades de adquisiciones de este país a reducir el pedido previsto y lanzar un nuevo concurso con el que cubrir las carencias. Navantia es uno de los cuatro candidatos designados ahora expresamente para competir en el nuevo proceso, junto a la alemana TKMS, un modelo de las japonesas Mitsubishi Heavy Industries y Mitsubishi Engineering and Shipbuilding, y otro de la coreana Daewoo Shipbuilding and Marines Engineering. Ni BAE Systems, ni Fincantieri (tampoco la francesa corresponsable del desarrollo de las Fremm, Naval Group) han sido propuestas por las autoridades australianas.