El ataque castellano y granadino estuvo mandado por el rey Sancho IV de Castilla, hijo de Alfonso X El Sabio, y el de las tropas de la República de Génova por el almirante Benedetto Zaccaria, meintras que los aragoneses estaban a las órdenes de Berenguer de Montoliú.
Tras el intercambio de cañonazos se produjo el punto culminante que decidiría la contienda: la nave capitana aragonesa, en la que se encontraban los reyes de Aragón y de Navarra, quedó aislada del resto y fue embestida por las naves genovesas.