África: Intereses geopolíticos y los desafíos para Chile 1
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África: Intereses geopolíticos y los desafíos para Chile 1

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(Especial Ceeag para Infodefensa) Bajo estas líneas se puede leer la primera parte del análisis 'África: Intereses geopolíticos y los desafíos para Chile (1)'. La segunda parte se publicará con posterioridad bajo el epígrafe 'África: Intereses geopolíticos y los desafíos para Chile (y2)'.

Los problemas en África se han reposicionado en los últimos años por la primavera árabe; la situación en Libia y muerte de Jadafi; por los actos terroristas y secuestros de Boko Haram; por las migraciones, por la debilidad institucional de los Estados, por sus enormes recursos naturales, pero, por sobre todo por la pobreza, problemas tribales y conflictos étnicos.

El continente africano o el "África negra", como la denominó el Rey Leopoldo de Bélgica, es una realidad política, social y económica que comprende a 54 Estados y a algunos territorios especiales, en un total de 30 millones de kilómetros cuadrados, con aproximadamente 1.100 millones de habitantes.

En África se hablan más de 1.500 lenguas diferentes correspondientes a los nativos, algunas de ellas con más de 5.000 años de antigüedad, lo que da cuenta de una división social producto de una organización tribal, endémica, de zonas particulares con diferentes grados de desarrollo que cubren desde la agricultura de supervivencia hasta grandes ciudades y áreas industrializadas producto de la inversión y explotación de capitales foráneos.

Esta realidad africana compite con el paradigma de la globalización; con cambios económicos y culturales; de relaciones de poder que alteran por el sólo hecho de la fuerza del proceso; más las fronteras débiles y difusas.

También, en esta África en estudio, se producen divisiones geográficas naturales por sobre las fronteras políticas y en cada una de estas subdivisiones encontramos problemas diversos que van desde estados fallidos, estados en organización, monarquías consolidadas, guerras civiles, dictaduras, movimientos terroristas, piratas, sequías, ébola, VIH, corrupción, desilusión, desastres humanitarios y migraciones que ahogan a Europa, que no dista de la descripción de Clemente Herrero en su obra El mundo hace crac cuando señalaba que el contexto geopolítico mundial al final del siglo XX era caótico.

La Eurasia de Mackinder que incorporaba el borde sur del mediterráneo dentro de su espacio de poder, controlado fundamentalmente por Europa, ha aceptado nuevas representaciones al interior de ese borde sur y la descolonización de África ha abierto las puertas al Poder blando de China principalmente, con una ocupación no militar o neocolonialismo, creándose una generación de fuerzas que envuelve a Europa entre una Rusia que busca su origen imperial en su desenvolvimiento internacional, la China continental que plantea desarrollar su frontera oeste y reabrir la ruta de la seda y las influencias de China en África, moviéndose entonces el eje de la tierra corazón hacia una unidad atlántica, convergente en OTAN y reuniendo en ella a las dos mayores potencias actuales: EEUU frente a una China posesionada al interior de África. Es decir, en este escenario tenemos claramente enfrentadas a la antigua necesidad de control militar del espacio geográfico, frente a las posibilidades que ha abierto la globalización, de dominio a través de políticas económicas y sociales en detrimento de los países pobres y del medio ambiente, como ejes de la agenda de seguridad internacional de hoy.

En nuestra mirada básica y general de África haremos una excepción con la República de Sudáfrica. Es una realidad diferente, entre las muchas particularidades del continente, con una historia especial y con un líder que supo conducir a un pueblo separado por el color de la piel, a participar de un mundo distinto al que comparte la mayoría de la realidad africana, como por ejemplo el acuerdo Brics, transformando a Sudáfrica en una potencia continental como consecuencia de su posición geoestratégica privilegiada.

El África del Norte, blanca o mediterránea, junto al Magreb, representan la conexión histórica con el continente europeo a través del Mediterráneo. Los más representativos de esa área se encuentran en una transición política luego de la denominada primavera árabe que afectó principalmente a Túnez, Egipto y Libia como una reacción de los pueblos árabes frente a la corrupción e inadecuada gestión de los dirigentes que gobernaban.

En el área del Magreb: Argelia, Mauritania y Marruecos son unidades políticas más estables, quedando por resolver el caso del Sahara Occidental, que mantiene pendiente el dictamen de la Corte de La Haya referida a la autodeterminación del pueblo saharaui y la administración del territorio, de facto, entre Marruecos y Mauritania.

El Cuerno de África, se constituyó en un centro de gran relevancia para el control del tráfico marítimo entre el Canal de Suez y el Índico y el paso del petróleo durante la guerra fría; sin embargo, hoy se debate entre una sequía prolongada por más de diez años, el dominio de los piratas somalíes y el movimiento Al Shabab y la debilidad estructural de los Estados que conforman el Cuerno.

En Eritrea, 2/3 de su población, 4,4 millones de personas, viven bajo la línea de la indigencia y son dependientes de la ayuda internacional contra el hambre. No obstante, el país tiene grandes problemas para aceptar la ayuda externa en que por su afán de mostrarse independiente exige impuestos por las ayudas, detiene la distribución de cereales entre los hambrientos y confisca camiones de las organizaciones humanitarias.

La normalidad de ese espacio geopolítico lo aporta Djibuti que alberga una base naval francesa frente al estrecho de Bab Al Mandab.

El África subsahariana es un espacio geopolítico muy particular, ya que concentra importantes riquezas naturales con los mayores desastres humanitarios, grandes debilidades en los Estados que la conforman, enfermedades letales, terrorismo, guerras, niños soldados, pobreza endémica y grandes cuotas de corrupción; aspectos que sin duda tiene un origen en el tratamiento del mundo occidental sobre un continente atrasado y rico.

Continuará en 'África: Intereses geopolíticos y los desafíos para Chile (y2)'

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