La Guardia Civil invertirá 33 millones en su nuevo buque oceánico
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La Guardia Civil invertirá 33 millones en su nuevo buque oceánico

La embarcación sustituirá al patrullero Río Miño / Hace dos años, el Instituto Armado encargó a Ghenova el diseño conceptual
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La Guardia Civil tiene previsto invertir 33 millones de euros en la construcción de un nuevo buque oceánico para su Servicio Marítimo (Semar). El proyecto aparece en la propuesta de Plan Anual de Contratación de la Guardia Civil para 2022, al que ha tenido acceso Infodefensa.com.

El nuevo buque sustituirá al patrullero Río Miño, al final de su vida operativa. La Guardia Civil contempla abrir la licitación, gestionada mediante procedimiento abierto, en los próximos meses. Según el calendario previsto, la construcción de la nueva embarcación comenzará a principios de 2023. El presupuesto está dividido en tres anualidades: 6.613.202 euros (2023), 13.226.404 euros (2024) y 13.223.404 euros (2025). En total, 33.063.010 euros. 

Entre los posibles candidatos a participar en el concurso se encuentran Gondán, Armón o Freire, astilleros que cuenta con una amplia experiencia en el suministro de patrulleras para el Instituto Armado durante los últimos años.  

Diseño del buque y características principales 

Hace justo dos años, la Guardia Civil adjudicó a la empresa de ingeniería Ghenova un contrato para el diseño conceptual de este nuevo buque oceánico por un importe de 190.575 euros. Durante este tiempo, la compañía sevillana ha trabajado en el desarrollo del proyecto (cálculo de arquitectura naval, definición de sistemas principales y balances eléctrico), ensayos de canal y estimación de velocidad/tiro/autonomía, especificación de construcción del buque y definición de los protocolos de pruebas.  

De acuerdo con los pliegos de ese contrato, el buque estará construido en acero de calidad naval, de formas adecuadas para la navegación en mares y condiciones meteorológicas adversas y deberá ser capaz de permanecer entre 20 y 30 días sin tocar puerto. Estará diseñado para llevar a cabo misiones de patrulla en el mar territorial, zona contigua y aguas internacionales, represión del contrabando, control de la inmigración ilegal y vigilancia del cumplimiento de las leyes nacionales e internacionales en la mar. Asimismo, podrá ser utilizado para funciones de salvamento, lucha contra la contaminación y ayuda humanitaria, por lo que dispondrá de espacios adecuados para realizar estas labores. 

Entre las principales características del buque destacan una eslora de entre 75 y 85 metros, una manga de hasta 14 metros y un calado de entre 3 y 4,5 metros. Su diseño será de tipo monocasco, con proa lanzada con o sin bulbo -se definirá durante la fase de elaboración del proyecto- y popa de estampa de desplazamiento. 

Además, estará equipado con una plataforma de aterrizaje para helicópteros de 12x12 metros, que permitirá las operaciones de reabastecimiento del tipo Vertrep con seguridad para un helicóptero de tamaño medio, y otra plataforma polivalente de 20 metros de eslora por 12 de manga, para ubicar de forma provisional a náufragos. Esta última podría ubicarse a proa o popa, coincidiendo con la zona para contenedores o la cubierta de vuelo.  

Tres patrulleros oceánicos 

El Servicio Marítimo opera tres patrulleros oceánicos: Río Miño, Río Tajo y Río Segura. Los dos primeros son embarcaciones readaptadas para las tareas de vigilancia marítima que acumulan décadas de servicio. El Río Miño es un antiguo pesquero japonés construido en 1984 y transformado por el astillero Armón en Burela (Lugo), mientras que el Río Tajo es un buque de salvamento alemán de 1973 reconvertido por la firma Repnaval en Las Palmas. 

El único buque oceánico de nueva construcción adquirido hasta la fecha por la Guardia Civil es el Río Segura que entró en servicio en 2010 y está construido por Astilleros Gondán, en Figueras (Asturias). 

Buque oceánico Río Segura. Foto: Guardia CivilBuque oceánico Segura. Foto: Guardia Civil

Sustituto del Río Miño

El plan del Instituto Armado es que esta nueva embarcación sustituya al patrullero Río Miño que "hace tiempo que se encuentra al final de su vida útil y nunca ha sido adecuado plenamente a sus labores policiales, pues fue adquirido de segunda mano y su función en el momento de la compra -remolcador de jaulas de atún- no permitió otra cosa que adaptarlo precariamente". 

La Guardia Civil destaca que en las misiones de vigilancia y protección de las aguas españolas es necesario contar con patrulleros oceánicos con alcance suficiente para navegar por la zona de económica exclusiva o incluso por aguas internacionales.





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