Desde los primeros días de navegación, los buques participantes centraron sus esfuerzos en establecer redes seguras de comunicaciones y sistemas de mando y control conjuntos, condición imprescindible para garantizar una operación plenamente coordinada entre las distintas armadas. La fragata española ha navegado desde entonces por el Atlántico oriental y el Mediterráneo como parte del despliegue Highmast, en el que ya opera de forma conjunta con medios aéreos aliados, incluidos los cazas F-35B y helicópteros embarcados en el Prince of Wales.El buque de guerra español, el cuarto de la clase F-100 de la Armada, está preparado para operar en todo tipo de escenarios gracias, entre otras cosas, a su sistema de combate Aegis.
El Carrier Strike Group 25, el grupo de combate del portaaviones británico HMS Prince of Wales del que forma parte la fragata española Méndez Núñez, atravesó la pasada semana el Mediterráneo y, tras cruzar el canal de Suez, navega estos días por el mar Rojo frente a las peligrosas costas de Yemen, según muestran imágenes satelitales difundidas en redes sociales.La presencia en la zona ha sido confirmada por el secretario de Defensa de Reino Unido, John Healey, que declaró a un medio inglés que, efectivamente, el buque insignia de la Royal Navy y su flota han llegado a esta "zona de alto riesgo" en la que los rebeldes hutíes, respaldados por Irán, han estado atacando con drones y misiles varios buques mercantes que navegan por esta importante ruta comercial, incluyendo el HMS Diamond, un destructor de la marina de guerra británica. Healey reveló a The Telegraph que “será una navegación realmente peligrosa” pero que el grupo de combate tenía "situaciones planificadas" en caso de que tuvieran que enfrentarse a un ataque de los hutíes.
Durante las primeras jornadas de integración, la fragata española y los demás buques han establecido las redes de comunicaciones y mando y control necesarias para trabajar de forma coordinada, lo que ha permitido que las unidades navales de Reino Unido, Noruega, Canadá y España se encuentran ya operando juntas.Ahora, y mientras navegan ya por aguas del Mediterráneo y tras recalar en Grecia, los distintos buques de la agrupación naval se adiestran de forma constante, con ejercicios individuales y colectivos, con el objetivo de alcanzar la plena operatividad en el menor tiempo posible.
El Ejecutivo en la referencia posterior al Consejo de Ministros apunta de forma genérica que la partida irá a parar a los Programas Especiales de Modernización (PEM), también conocidos como PEA, modernizaciones de las Fuerzas Armadas y apoyo logístico, si bien, no concreta qué programas se beneficiarán o los contratos que pondrá en marcha el departamento que dirige Margarita Robles con estos más de 2.000 millones de euros. El Ejército de Tierra español ha recibido este martes el helicóptero de transporte pesado Chinook F número 17, la penúltima unidad del programa de modernización de la flota con un presupuesto de 820 millones de euros. Indra ha aprovechado la entrega del decimoséptimo helicóptero Chinook F a la Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) en la base Coronel Maté (Colmenar Viejo) para dar a conocer las claves del nuevo simulador, en servicio ya, desarrollado por la compañía española para esta aeronave.Y el día tan esperado en el Ejército de Tierra llegó al final.
La Marina Real británica (Royal Navy), ha revelado que junto a los aviones de combate de quinta generación F35B y los helicópteros navales, el grupo aéreo del buque insignia de esta flota también va a estar formado “por nueve potentes octocópteros para trasladar a distancia artículos (alimentos, paquetes de casa y piezas de ingeniería) por todo el grupo operativo en su misión al este”. Entre los barcos que participan en la misión se encuentra la fragata española F-104 Méndez Núñez, que permanecerá en ella hasta principios del próximo mes de agosto.Con el uso de estas aeronaves tripuladas se pretende liberar a los helicópteros, más caros, para que puedan centrarse en su función principal de proteger al grupo operativo durante la misión.
El portaaviones HMS Queen Elizabeth, de la Real Armada de Reino Unido (Royal Navy), tiene previsto sumarse, a partir del lunes, al ejercicio Neptune Strike 23 de la OTAN, en el que también tomarán parte el portaaviones italiano Cavour y el español Juan Carlos I. Sin embargo, el buque británico ha tenido que regresar de forma súbita a su base, en Portsmouth, al sureste de Inglaterra.
Solución descartada durante la construcción La incorporación de catapultas y cables de frenado para el aterrizaje, como los que montan los portaaviones estadounidenses y el francés, ya se contempló durante la construcción de estos buques británicos de 280 metros de eslora, que entraron en servicio en 2017 (HMS Queen Elizabeth) y 2019 (HMS Prince of Wales).
Thales y Kongsberg, en el punto de mira El gobierno británico llegó a poner a la compañía francesa Thales y a la subcontratista noruega Kongsberg en el foco como posibles responsables de una situación de la que deslizó que pretendía obtener compensaciones, ya que se consideró que la avería deriva de unos ejes de propulsión defectuosos, fabricados por la empresa noruega, dentro de un encargo realizado a un grupo de socios industriales encargados de la energía y la propulsión del portaaviones encabezados por Thales.
Ahora la compañía francesa Thales y también la subcontratista noruega Kongsberg están en el foco del Gobierno de Reino Unido como posibles responsables de la situación, sobre la que pretenden obtener compensaciones.