Washington no aceptó la maniobra, aduciendo que “la perspectiva de que los aviones de combate [puestos por Polonia] a disposición del Gobierno de EEUU partan a una base de EEUU y la OTAN en Alemania para sobrevolar espacio aéreo sobre Ucrania, disputado con Rusia, planea serias inquietudes para toda la Alianza”, según las palabras pronunciadas entonces por Kirby, el mismo portavoz del Pentágono que un mes después dejó entrever que Kiev ya había recibido aviones, sin entrar en más detalles.
Además, durante esos días también trascendió, de boca de un portavoz de las Fuerzas Aéreas ucranianas (Yurii Ihnat), que algunos pilotos del país en guerra han estado visitando Estados Unidos y se han asignado fondos para su formación, lo que se interpreta como una preparación para el posible uso de aviones occidentales en los combates.
Entre la ayuda anunciada en los últimos días por distintos países destaca el suministro de 39 vehículos blindados de apoyo al combate (ACSV) por parte de Canadá y, sobre todo, la flota completa de aviones de combate MiG-29 Fulcrum actualmente en manos de Eslovaquia. Esta última se va a poder suministrar gracias a la colaboración del Gobierno de la República Checa, que se ha comprometido a proteger el espacio aéreo de su vecina Eslovaquia mientras esta última recibe los 12 F-16 encargados a Estados Unidos, lo que está previsto que ocurra en los próximos meses, para poder reemplazar con ellos a las unidades de fabricación soviética que ahora ha decidido donar a Ucrania.
Con la provisión de este material, Polonia se ha convertido en el mayor proveedor de carros de combate de Ucrania desde que comenzó la guerra.
El que la flota del país se haya incrementado, ha concretado, “no es por accidente, eso se debe a que otras naciones que tienen experiencia con ese tipo de aviones han podido ayudarles a poner en marcha más aviones”. Con estas palabras, el portavoz del Pentágono parece insinuar que se trata de aparatos que ya estarían a disposición de Kiev, y que ahora han recibido determinados repuestos y ayudas que permiten ponerlos de nuevo en el aire. Sin embargo, durante una de las comparecencias de prensa de esta semana, Kirby ha añadido, tras advertir que no quiere “entrar en lo que ofrecen otras naciones”, que los ucranianos “han recibido plataformas y piezas adicionales para poder aumentar el tamaño de su flota de aeronaves”.Después ha explicado que no iba a dar más detalles sobre el tema: “Creo que lo dejaría así”, ha apostillado.
Sin embargo, ninguno de estos países se ha mostrado interesado en hacerlo, y tras este episodio de los aviones polacos se aleja la posibilidad de que lo hagan.Entre tanto Rusia ha estado evitando comentar la posibilidad de que los países occidentales faciliten aviones a Ucrania, si bien sí ha advertido, a través de su Ministerio de Defensa, que el uso por parte de las fuerzas ucranianas de aeródromos de otros países para combatir a sus fuerzas, “puede considerarse como la participación de esos países en el conflicto armado”.
Ante la necesidad ahora de realizar el cambio “de forma inmediata”, como apunta la nota oficial polaca, los aparatos que el país “solicita a los Estados Unidos” son aviones usados listos para entrar en servicio.