En aquel momento se oponía firmemente a la compra de estos aviones, pese a que Canadá es uno de los nueve países socios del programa F-35 (los otros ocho son Estados Unidos, líder de la iniciativa; Reino Unido; Italia; Países Bajos; Australia; Noruega; Dinamarca y Turquía, que finalmente quedó fuera por desavenencias por la compra que realizó de sistemas de defensa rusos S-400).
En concreto, el ministerio teme que la operación suponga “retrasos y costes adicionales” por esta compra que una carta clasificada recibida por la Comisión de Presupuesto del Parlamento alemán cifra ahora en los apuntados 10.000 millones de euros.
Y precisa que sus empresas “trabajan en estrecha colaboración con la Fuerza Aérea, tanto en el mantenimiento y reparación de sistemas de armas complejos como en el apoyo a nivel de componentes, en algunos casos incluso codo con codo en equipos totalmente integrados”.
Esta es a la que equivale la veintena de Eurofighter que España ha encargado por 2.000 millones de euros para sustituir su actual flota de F-18 destacados en Canarias. Se trata de un programa diferente a los citados incluidos en el nuevo presupuesto, donde además de la partida de 6.250 millones apuntada existe otra de 4.500 millones para sustituir más F-18, en este caso destacados en la península ibérica, y que los expertos apuntan a que probablemente se tratará de más Eurofighter en su versión más moderna.De este modo, mientras que España contempla dedicar casi 13.000 millones de euros en la adquisición de aviones de combate, el gasto de toda la defensa austriaca prevista durante los próximos cinco años suma 16.000 millones de euros, de acuerdo con los presupuestos que el país centroeuropeo presentó el pasado viernes.
En un comunicado del pasado julio sobre esta compra, tramitada bajo la fórmula de negociación Gobierno a Gobierno, el Ministerio de Defensa checo destacó que los F-35 son unos aparatos que ya están en el inventario de varios aliados de la OTANy de los Estados miembros de la UE, gracias a lo que la adquisición reforzará la cooperación y reducirá los costes de mantenimiento.
Se trata de una cifra que, como apuntó el Consejo Federal cuando anunció su preferencia por el F-35, en el verano de 2021, está “muy por debajo del límite financiero de 6.000 millones de francos suizos establecido por los votantes”, en referencia al referéndum por el que en mayo de 2019 se aprobó el programa Air 2030 de compra de nuevos cazas para la defensa del país.
Las entregas a los clientes podrán retomarse una vez que se haya investigado cómo han podido llegar los componentes de aleación china al F-35, y en el caso de que las autoridades determinen que el fabricante ha violado las premisas de la iniciativa Buy American, con las que se trata de garantizar el origen estadounidense de los componentes del avión, Lockheed Martin necesitaría una exención de seguridad nacional para reanudar las entregas.El contratiempo a cuenta de la detección de componentes de origen chino en el avión llega en un momento en el que el modelo experimenta un notable interés en el mercado internacional, derivado en buena parte de las consecuencias de la invasión Rusia de Ucrania iniciada el 24 de febrero.
Y Países Bajos ha decidido incrementar su pedido de JSF con media docena de aparatos más, con lo que llegará a tener una flota de 52 aparatos. Más allá del viejo continente, destaca el movimiento de Canadá, que ha pasado a negociar con Lockheed Martin la compra de 88 unidades del caza de quinta generación, que hasta hace unos meses rechazaba adquirir, pese a que es uno de los socios del programa (los otros son, además de Estados Unidos, como líder absoluto, Reino Unido, Italia, Australia, Dinamarca, Países Bajos y Noruega, después de que Turquía quedase fuera en 2019) El periódico del Departamento de Defensa de Estados Unidos Barras y Estrellas recoge estos días el renovado interés por el avión de combate de Lockheed Martin en una extensa pieza, titulada con un expresivo La guerra en Ucrania tiene a los países haciendo cola para comprar aviones de combate F-35 fabricados en EEUU, y que fue originalmente publicada por The Dallas Morning News.
Finalmente, en el nuevo referéndum de 2020, la población suiza aprobó por un escaso margen la compra de nuevos aviones de combate, y el Gobierno optó casi un año después por la opción del F-35 como la preferida, frente a los otros tres candidatos evaluados, el avión de combate Eurofighter, construido por Airbus, BAE Systems y Leonardo a través de la empresa conjunta Eurofighter; el Rafale, de la firma francesa Dassault Aviation, y el F/A-18 Super Hornet, de la estadounidense Boeing.
En el caso de España, el Ejército del Aire y del Espacio tiene ahora la vista puesta en el F-35 de la estadounidense Lockheed Martin para sustituir a los F-18 de Madrid y Zaragoza. En cuanto a drones, ya queda menos de un mes para la celebración de UNVEX en Sevilla.
En aquel momento, la posibilidad de comprar aviones F-35 estaba totalmente descartada, hasta el punto de que el mismísimo jefe de la Luftwaffe (Fuerza Aérea alemana), el teniente general Karl Müllner, tuvo que dejar su puesto en 2018 en gran medida por haber mostrado su apoyo a la compra de este modelo estadounidense; sobre todo por haberlo hecho después de que hubiese sido advertido de que acabaría despedido si volvía a citar si quiera el nombre de este caza, del que se había mostrado partidario para suceder al Tornado.
España podría sumarse en el futuro a este grupo de países del viejo continente compradores del F-35, si las autoridades de adquisiciones acceden a las solicitudes de la Armada, que quieren la versión F-35B, capaz de operar desde portaeronaves, para sustituir a los actuales AV-8B Harrier II Plus.
En ambos casos, el proceso supone la negociación Gobierno a Gobierno entre la República Checa y los ejecutivos implicados (el de EEUU, para el caso de los aviones de combate, y el de Suecia, en el de los vehículos).
La misión de los nuevos aviones, según el fabricante, es proporcionar “una sólida capacidad de alerta temprana y control en el aire, el mar y la tierra”.
España en el punto de mira España podría sumarse en el futuro a este grupo de países europeos compradores del F-35, si las autoridades de adquisiciones acceden a las solicitudes de la Armada, que quieren la versión F-35B, capaz de operar desde portaeronaves, para sustituir a los actuales AV-8B Harrier II Plus.Un informe del Pentágono de 2019 incluye a España entre los cinco países como potenciales clientes de este caza en aquel momento, junto a Singapur, Grecia, Rumanía y Polonia.
Este mes se ha publicado la última actualización del Libro Blanco de Defensa, en el que se recoge la estrategia de inversión en esta material del país para los próximos años.
Preguntado por el F-35, el diputado del PP se mostró partidario en la conversación de apostar primero por la industria de defensa española y europea para satisfacer las necesidades de material de las Fuerzas Armadas españolas y apostó el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), eso sí, “siempre y cuando -matizó- sea lo que dé respuesta a las necesidades de nuestros militares”.
En segundo lugar ha resultado el caza Gripen, de Saab, que en caso de que no se alcance un acuerdo con Lockheed Martin pasará a ser la primera en la lista, informa Deutsche Welle, cadena pública de Alemania, el último país que había anunciado hasta ahora su intención de adquirir el F-35 para su arsenal. Curiosamente, Berlín también anunció taxativamente en su momento que en ningún caso compraría este modelo.
Washington y Ankara han evidenciado en los últimos años un notable desencuentro con la compra por parte del segundo de estas armas rusas, consideradas una amenaza para la OTAN, por no ser compatibles con los sistemas que ella emplea.
Consecuencias para el FCAS La posible compra de F-35 ha levantado en los últimos años importantes recelos en Alemania, inmersa en el desarrollo también de un aparato de próxima generación de diseño europeo (el FCAS), por lo que hablar de un desarrollo del otro lado del Atlántico no parecía lo más conveniente para la credibilidad del nuevo proyecto.